Mujeres piratas: buscar la libertad en el mar

Mujeres piratas

En el libro Mujeres piratas. Las princesas, prostitutas y corsarias que gobernaron los siete mares, que acaba de publicarse en español en Chile, la norteamericana Laura Sook Duncombe rescata a decenas de mujeres que desafiaron los roles de género de la época y lideraron un campo supuestamente masculino. Mujeres que buscaron la libertad en la ilegalidad, que fueron famosas piratas, pero que la historia ─contada por hombres─ casi ha omitido.




Ningún pirata ─hombre o mujer─ tuvo tantos barcos y tantos hombres a su mando como Cheng I Sao. Una mujer que se hizo de una riqueza descomunal, que tuvo al gobierno chino en su mano y que, sin embargo, apenas aparece en los libros de historia. Al menos en los escritos por hombres.

Cheng I Sao nació en 1775, al sur de China, en tiempos donde las mujeres no recibían educación; en tiempos en que muchas debían vendarse los pies como signo de estatus y porque era considerado atractivo por los hombres ─una práctica dolorosa y peligrosa que mataba al 10% de las niñas, por infecciones─; y en tiempos en que debían casarse en matrimonios arreglados cuyo fin era tener un hijo varón. En efecto, cuando una mujer se casaba, cortaba lazos con su familia de origen para entrar a la casa de su suegra y convertirse en el miembro de más bajo rango. Solo subiría de posición cuando tuviera un hijo hombre que se casara y así, su nuera, tomaría el lugar más bajo.

Ese era el contexto y el destino que le esperaba a Cheng I Sao, perteneciente a una familia de marineros, quien con 26 años se casó con el pirata Cheng I. Pero él murió cinco años después de la boda. Y, en ese tiempo, la ahora pirata Cheng I Sao aprendió a liderar flotas, capturar botines y asaltar poblados de forma brutal. Cuando quedó viuda, reclamó el liderazgo y tomó el control. Bajo su mando, la flota subió de 50 a 70.000 mil hombres, a quiénes mantuvo por el resto de la década. “Es la mejor pirata que jamás haya existido, hombre o mujer. Tuvo 1.200 barcos y puso de rodillas a toda China”, dice la escritora Laura Sook Duncombe a Revista Paula, autora del libro Mujeres piratas. Las princesas, prostitutas y corsarias que gobernaron los siete mares, que acaba de llegar en español a Chile, a través de la editorial Fondo de Cultura Económica (FCE).

Pero si el pirata más exitoso de todos los tiempos es una mujer ¿por qué motivo no es más conocido su nombre?, se pregunta Laura Sook Duncombe en este libro que no solo releva la presencia femenina en la historia del piraterismo, sino que demuestra que hubo mujeres piratas desde siempre. Otra cosa es que la historia no lo haya contado.

Laura Sook Duncombe, abogada de profesión, comenzó a estudiar a los y las piratas desde que era adolescente. Fanática de ese mundo, y también de la escritura, en 2014 publicó una columna en Jezebel ─sitio web norteamericano, conocido por su pauta con tintes feministas─ sobre la vida de Cheng I Sao. Desde ahí comenzó a sistematizar toda la información que tenía sobre ella y otras piratas, a investigar en todas las fuentes que pudo y en 2019 publicó A Pirate’s Life for She: Swashbuckling Women Trough the Ages, que ahora fue traducido por FCE.

En el texto, rescata decenas de otras historias fascinantes de mujeres piratas: desde personajes de la realeza, huérfanas, prostitutas, o madres que subían a los barcos con sus hijos al hombro, en busca de libertad y aventura. Todas con historias distintas, pero con algo en común: su deseo de escapar del rol tradicional de género y de ser dueñas de su destino. A cualquier costo.

En este libro, la autora plantea que las piratas suelen estar ausentes del análisis histórico porque su existencia misma amenaza los roles de género tradicionales. Se las excluye porque no encajan bien en la categoría de mujeres “normales”, y porque trastornan el equilibrio de poder en una sociedad patriarcal. Por eso, los historiadores tradicionales ni las celebran. “Los hombres siempre han hablado del mar en términos femeninos. Los barcos también se describen como femeninos. Son los hombres conquistando el mar salvaje e indómito, de la misma manera que ‘conquistan’ a las mujeres. La exploración, en particular la exploración marina, a menudo se presenta como un ámbito exclusivamente masculino”, reflexiona Laura Sook. Entonces, como plantea la escritora, cuando se agrega mujeres a la historia, cambia el equilibrio de poder. “Ahora las mujeres no son solo objetos para ser conquistados y dominados, sino que las mujeres también pueden conquistar y dominar. Toda la estructura del patriarcado se trastorna cuando las mujeres ya no son sujetos débiles, pasivos y cautivos, sino iguales a los hombres, particularmente en un campo tan difícil como la piratería”, plantea.

De ahí la relevancia de contar la historia con perspectiva de género y también desde voces narrativas femeninas. En su mismo libro, Laura Sook Duncombe cita a la teóloga feminista Carol P. Christ, quien dice: “Sin historias una mujer se pierde cuando llega a tomar decisiones importantes en su vida. No aprende a valorar tus propias luchas, a celebrar su fuerza, a comprender su dolor. Sin historias no puede entenderse a sí misma”.

Además del Cheng I Sao, y de las decenas de mujeres piratas de Laura Sook señala en su libro, mención especial merece Grace O’Malley, una pirata irlandesa activa durante el reinado de la reina Isabel I. “Ella era una madre que trajo a sus hijos con ella, a los barcos. Me gusta la idea de que no tienes que renunciar a tu lado más suave y “femenino” para tener éxito en la piratería. ¡Realmente puedes tenerlo todo! Eso es lo que todos estos piratas representan para mí: la capacidad de estar a cargo de tu propio destino. Mirar el papel que la sociedad te ha asignado y decir, “no, gracias, voy a ser libre. Voy a ser un pirata”. ¿Quién no quiere más libertad para seguir sus sueños? Estos piratas me inspiran todos los días para ser valiente y alcanzar lo que quiero en la vida. Espero que sus historias inspiren a otras personas a hacer lo mismo”, finaliza.

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