Mujeres que impactan, Pamela Prett: “La arquitectura es el reflejo de lo que se vive”

Pamela Prett - Paula

Dos de sus hijos padecen una atrofia muscular espinal que los obliga a movilizarse por la ciudad en silla de ruedas. Esto la llevó a darse cuenta de los problemas de acceso que hay en la ciudad, incluso muchas veces tuvo que salir con una rampa en la mano para poder subir peldaños. Así que, buscando una mejor vida para sus hijos, creó la Corporación Ciudad Accesible. "Queremos que la gente entienda que la accesibilidad universal es algo que beneficia a todas las personas”.




Pamela (63) se graduó del colegio con tan solo 17 años, postuló para ser licenciada en Química y se casó 12 meses después. Alcanzó a estudiar un año y medio, pero por algunas dificultades se tuvo que retirar de la carrera con la expectativa de retomarla en el futuro.

A los 20, quedó embarazada de su hija mayor Mónica y poco tiempo después de su nacimiento, se enteró que sería madre de nuevo, esta vez de su segunda hija Andrea. Pensó que una vez que su segunda guagua comenzara a caminar, al fin podría retomar sus estudios, pero ese anhelo nunca llegó, pues su hija presentó una atrofia muscular espinal que no le permitió caminar y Pamela se comenzó a dedicar completamente a su rehabilitación.

Tres años después llegó su hijo Cristián y finalmente Martín, quien también nació con la condición que su hermana Andrea: “Fueron varios años de estar solamente con los niños y darle con todo. Todo fue en función de mover a este equipo, sacarle el jugo y tratar de que pudieran avanzar”.

“Me acuerdo que me costó muchísimo el día que llegó la silla de ruedas a la casa. Es duro ese momento de entrar y verla, pero te vas dando cuenta de cómo ésta ayuda técnica te va solucionando los problemas. La vas adoptando como algo más de tu casa, como un par de zapatos. Da mucha independencia y vida propia”, reflexiona.

Para ella era crucial sacar a sus hijos de la casa, ir a lugares entretenidos y que pudieran hacer lo que quisieran. Pero no todo fue color de rosa: “Me empecé a encontrar con problemas de acceso: no poder entrar al colegio, al dentista, hacer trámites. En un inicio ni siquiera había un rebaje de vereda en Chile”. Y como era tan difícil, es más, imposible subir peldaños, Pamela salía con una rampa en la mano.

La primera norma de accesibilidad se promulgó en 1995, pero para Pamela y su familia, no hubo mayores cambios. ”Me empezó a dar rabia y creció en mí la necesidad de hacer algo. Comencé a mandar cartas al diario y mi marido me recomendó formalizar mi causa. Así nació la Corporación Ciudad Accesible en el año 2000″, cuenta.

Más que un peldaño

La iniciativa tiene como objetivo equiparar las oportunidades de desarrollo de personas en situación de discapacidad, a través del diseño y la accesibilidad universal en lugares de uso público y privados.

“Yo encontraba que eso era lo que necesitaban mis hijos. Me preocupaba que tuvieran que depender de alguien más. Ese era mi motor, porque veía cómo un peldaño podía significar tanto en la independencia de una persona y no me parecía justo”, comenta.

Ciudad Accesible fue evolucionando. Lo que comenzó como un montón de cartas de solicitud por lugares accesibles, con el tiempo se convirtió en la primera página web en Chile que hablara sobre accesibilidad y discapacidad. Un medio que nació para denunciar la falta de un componente que no existía en la ciudad: “Para mí había un tema normativo que no se estaba cumpliendo. Además, comencé a darme cuenta que en realidad nadie sabía de lo que yo estaba hablando”, confiesa.

Pamela Prett - Paula

Según Pamela Prett, la mayoría de los arquitectos, normalistas y personas responsables del diseño de la ciudad, no conocían qué era la accesibilidad universal –la condición que deben cumplir los entornos, bienes, productos y servicios, para ser comprensibles y utilizables por todas las personas de la forma más autónoma y natural posible–.

Por esta razón, la corporación comenzó a recopilar material y entregar información sobre el tema: “Pasamos a entender que la accesibilidad no había que relacionarla solo a una silla de ruedas, a una persona con discapacidad, sino que al diseño que hoy en día debe haber en las ciudades para todas las personas”.

El año 2003, Pamela diseñó un primer Manual de Accesibilidad, que distribuyó en universidades y municipalidades. “Dentro de su sencillez marcó mucho en Chile”, declara.

En 2010, fruto de un cambio a la ley, surgió la necesidad de profundizar aún más en la accesibilidad y la corporación decidió emitir un segundo manual junto a una oficina de arquitectura que apuntaba a lo mismo. Cuatro años más tarde, repartieron más de 7.000 ejemplares, con el afán de difundir e informar a la población.

Con el proyecto se han podido introducir aspectos normativos en el país sobre accesibilidad. “Sabemos de piel qué es lo que no funciona. Podemos decir que un diseño, una calle o un pavimento no va a funcionar, se va a caer, o que en él se va a tropezar una persona”, expresa.

Una responsabilidad de todos

Pamela fue premiada por Mujer Impacta en 2016, reconocimiento que coincidió con un año ajetreado en la Corporación: “Si el premio no hubiese llegado en ese momento, la visibilidad hubiese sido mucho menor. Todo lo que ha salido de Mujer Impacta ha sido súper beneficioso. Fue como un espaldarazo gigante al trabajo”.

“Me ayudó mucho el hecho de conocer a las mujeres de la fundación. Ha sido súper enriquecedor. Es importante saber que una no es la única que está dando una batalla media dura y las historias te motivan a seguir”, agrega sobre las emprendedoras sociales que conforman la Red Mujer Impacta.

Sobre la evolución de Ciudad Accesible, dice: “La ganancia de todo el trayecto ha sido ir descubriendo nuevas necesidades y ver cómo podemos enfrentarlas. Es permanente el aprendizaje y la discusión para buscar la mejor solución. Además, queremos que la gente entienda que la accesibilidad universal es algo que beneficia a todas las personas”.

Están adportas de publicar un estudio sobre las nuevas necesidades de las personas en situación de movilidad reducida. “Estamos viviendo un punto de quiebre con profesionales que son mucho más abiertos a entender que la arquitectura es el reflejo de lo que se vive”, expone Pamela Prett y agrega: “La accesibilidad es responsabilidad de todas las personas. Es un proceso que no va a ser rápido, porque el mundo todavía es bastante inaccesible”.

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