Paula 1141. Sábado 15 de febrero de 2014.

En Intagram hay 53 millones de fotos con el hashtag #selfie

¿Por qué nos gusta tanto la autofoto? En la National Portrait Gallery, en Londres, en enero de este año se realizó una discusión académica de alto vuelo en torno al autorretrato y la identidad personal, llamada The curated ego: what makes a good selfie? El neurocientífico James Kilner, participante del panel, comentó por qué nos sacamos selfies. "Durante nuestra vida nos volvemos expertos en interpretar las expresiones de otra gente, pero tenemos muy poco conocimiento sobre nuestra propia cara", declaró en el sitio web de la BBC. "Cuando a la gente se le pide escoger, entre muchas, la fotografía que se parece más a ellos mismos, sistemáticamente escogerán imágenes que han sido alteradas para que la persona parezca más atractiva. Es decir: tenemos una imagen de nosotros más joven y atractiva de lo que realmente somos". Esto explica, según Kilner, nuestra obsesión con las selfies. Por primera vez podemos tomarnos fotos, una y otra vez, hasta producir en el acto una imagen que se acerca a cómo creemos que realmente nos vemos.

La palabra selfie data de 2002, cuando se usó por primera vez en un foro de internet en australia. en 2013 fue elegida la palabra del año: su frecuencia de uso aumentó 17 mil % en solo 12 meses.

Es tan abismante la velocidad y la fuerza con que se ha desperdigado el fenómeno, que algunos intelectuales ya empiezan a teorizar sobre el asunto. El prestigioso crítico de arte norteamericano Jerry Saltz acaba de publicar, a principios de febrero, una columna en la revista New York Magazine titulada Art at arm's length: a history of the selfie. "Las selfies han cambiado aspectos de nuestra interacción social, lenguaje corporal, autoconciencia, privacidad y humor, alterando la temporalidad, la ironía y el comportamiento en público", señaló. "Se ha convertido en un nuevo género visual, un tipo de autorretrato formalmente distinto de cualquier otro en la historia. Las selfies tienen su propia autonomía estructural. Esto es sumamente importante para el mundo del arte", aseveró en la columna que se puede leer en nymag.com.

LA MÁS POPULAR: SELFIE EN LOS MUSEOS

Cientos de selfies en los museos se encuentran en museumselfies.tumblr.com

Contener el aliento frente al Guernica ya no tiene mucha gracia si no se postea la experiencia. Cada día miles de personas dejan constancia de su amor por el arte sacándose selfies frente a los cuadros más famosos del mundo. Durante 2013, en Nueva York, hubo colas de hasta seis horas por entrar a una habitación en la que se exhibía la obra Infinity mirrored room de la artista Yayoi Kusama, consistente en miles de luces LED y espejos que creaban reflejos infinitos de la propia figura: una selfie soñada.

Es tal el frenesí que el 22 de enero recién pasado fue el primer día oficial de la selfie en el museo: un proyecto que el sitio culturethemes.com promovió en twitter para que la gente subiera sus autorretratos junto a las mejores colecciones del mundo con el hashtag #MuseumSelfie. La escritora especialista en museos Alli Burness tiene un proyecto similar en su sitio museumselfies.tumblr.com, donde recopila este tipo de auto-fotos preguntándose si el arte no se habrá convertido en un simple papel mural para la selfie.

OLIMPIADAS DE LA AUTOFOTO

Una de las selfies más aplaudidas y audaces del año pasado fue la del astronauta de la Nasa, Mike Hopkins, quien se sacó una autofoto flotando en el espacio para saludar a su familia en Navidad. A tono con ese espíritu aventurero, desde enero existe una feroz competencia por las selfies más inusuales y osadas tomadas, por lo general, en el baño. Las Olimpiadas Selfie partieron como un juego en twitter y sus casi 100 mil participantes agrupan sus fotos en @SelfyGames.

PORNO SELFIE

En rigor, y aunque de vez en cuando se filtra una y queda la tendalada, la autofoto sexy y subida de tono –otro must del mundo selfie– no se postea en redes sociales sino que se comparte en forma privada. La artista chilena Sofía Villanueva hizo una recopilación de autorretratos sugerentes, aunque anónimos de 25 de sus amigas y los expuso en diciembre pasado en la Galería Oops con el nombre: "Selfie soft porn is the new porn". Se vendieron todos. "Creo que el soft porn mató al porno, ya nadie quiere ver una chica con las piernas abiertas. La información está en el aire y es tan fácil acceder a ella, que una selfie privada, enviada a alguien específico, se vuelve mucho más interesante y sexy", dice.

DE DUDOSO GUSTO: FUNERALES Y TUMBAS

En diciembre el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, fue fotografiado sacándose una selfie en el homenaje al recién fallecido Nelson Mandela. La foto, que dio polémicamente vuelta al mundo, también fue la elegida por el editor de la página selfiesatfunerals.tumblr.com para cerrar su sitio, que en pocos meses había ganado notoriedad y protestas en los medios por sus posteos de personas sacándose selfies en velorios –algunas, incluso, con el ataúd del difunto como fondo–. "Obama se sacó una selfie en un funeral. Nuestro trabajo ha terminado", tituló el editor del sitio Jason Feifer, quien también es el creador de selfiesatseriousplaces.tumblr.com, donde hace una curatoría de selfies tomadas en los lugares más inapropiados, desde campos de concentración hasta tumbas de famosos o memoriales de guerra.

Hoy todos somos autores de nuestras propias imágenes, nos hemos convertido, a la vez, en homo fotograficus y en homo spectator", dice el fotógrafo catalán Joan Fontcuberta en su libro <em>A través del espejo.</em>

ANTI SELFIES

Ante el boom de los autorretratos y la proliferación de selfies en las fiestas, algunos de los bares más top del mundo están prohibiendo teléfonos celulares en su interior. Desde la berlinesa discoteque electrónica Berghain, hasta el ultra exclusivo club #8 en Chelsea, donde las fotos están vetadas hace años para proteger la privacidad de las celebridades. Y en Brooklyn el nuevo local de moda, Output, declara en su web: "Output le da la bienvenida a individuos que valoran la experiencia comunitaria de la música por sobre las cámaras". El argumento es que si todos se sacan selfies para postear lo bien que lo están pasando, en realidad nadie lo está pasando muy bien.

*UN LIBRO PRECURSOR

El fotógrafo catalán Joan Fontcuberta (* ver columna) recolectó más de 300 autorretratos de distintas redes sociales en 2010 para publicar el libro A través del espejo: una especie de curatoría en torno a las principales interrogantes que plantea este tipo de fotografías, como la barrera entre lo público y lo privado o el libre uso que se puede hacer de una foto subida a cualquier red social. "Hoy todos somos autores de nuestras propias imágenes, nos hemos convertido a la vez en homo fotograficus y en homo spectator", escribió en el libro que se puede encargar desde $ 19 euros en www.dalpine.com/es

No es casual que los smartphones hayan incorporado cámaras reversas, una innovación que cambió para siempre la forma de sacarse autofotos. Ahora hay aplicaciones especiales como la nueva Shots of me, una especie de Instagram donde solo se compartan selfies. La app fue financiada por Justin Bieber, cantante conocido –entre otras cosas– por su adicción a sacarse fotos a sí mismo.

La duquesa rusa Anastasia Nikolaevna fue una de las primeras adolescentes en sacarse una selfie, en 1914. Lo hizo con una cámara Kodak Brownie, frente al espejo, y le mandó la foto a una amiga. Tenía 13 años.

NO SON FOTOGRAFÍAS

*Por Patricio Pron

Un tiempo atrás, el prestigioso fotógrafo catalán Joan Fontcuberta recordaba el hecho de que a ciertos animales domésticos, como los periquitos, se les suele colocar una superficie reflectante en la jaula para que crean que tienen compañía; lo hacía en A través del espejo, un libro con fotografías y ensayos que explora el fenómeno "selfie" mediante decenas de autorretratos de personas que se relajan, se lavan los dientes, exhiben a sus hijos, se dirigen hacia o regresan de su boda, se masturban o tienen sexo en el momento en que se fotografían: "una infinitud de reality shows a escala individual", los define Fontcuberta, que los clasifica de acuerdo a sus funciones: utilitaria, celebratoria, introspectiva, erótica, pornográfica, etcétera.

Además de morir de éxito (en el sentido de que el abaratamiento de dispositivos fotográficos y la consiguiente multiplicación de las imágenes habrían hecho que la fotografía esté en todas partes; es decir, en ninguna), esta (insinúa Fontcuberta) parece haber pasado de ser un ámbito de registro de la realidad a uno de escenificación de la misma. Quien haga la experiencia de intentar retratarse mientras lleva a cabo las actividades mencionadas arriba u otras similares comprobará que esto es imposible: la "selfie" (que Fontcuberta llama "reflectograma") no se realiza nunca "mientras" se lleva a cabo otra actividad, sino en momentos en que no se hace otra cosa, en momentos de descanso o de aburrimiento. En ese sentido, no documentan nada, no significan nada, no sirven para recordar nada. No son fotografías en el sentido tradicional: su función no es documentar una existencia sino, en cierto sentido, crearla, en el espejo, a la vista de todos los que desean mirarla. Generan la ilusión de que hay "alguien" frente a la cámara y que ese alguien tiene una vida; también, que no está solo en ella, como si sus autores fueran unos periquitos enjaulados contemplándose en el espejo.

* Patricio Pron es argentino, escritor y reside en Madrid. Ha publicado las novelas Hombres infames y La vida interior de las plantas de interior. Fue jurado del Concurso de Cuentos Paula 2013.