¿Necesitamos un coach?
En una Charla Ted Bill Gates abre su presentación diciendo que todos necesitamos un coach. Luego especifica que, independiente de si se trata de un deportista de alto rendimiento o incluso de un profesor, tener un coach es fundamental en cualquier ámbito en el que se quiera alcanzar la excelencia. Gates explica que el rol de nuestro entrenador es fundamental porque es él o ella quien nos entrega el feedback que necesitamos para avanzar y mejorar. Que para aprender requerimos de la perspectiva de otro, la retroalimentación, para saber qué estamos haciendo bien y en qué podemos mejorar. Por eso es muy importante elegir con cuidado a nuestro coach.
Pero Bill Gates no es el único que ha reconocido la importancia de un entrenador cuando se quiere alcanzar una meta de cualquier índole en la vida. Miles de personas en los últimos años han recurrido a coaches en distintas áreas para asesorarse y perseguir metas tan diversas y variadas como salud metal, física, carreras profesionales, objetivos financieros, relaciones de pareja, imagen y presentación personal e incluso para trabajar temas tan fundamentales como su relación consigo mismos y su autoestima.
Es así como han surgido figuras que han forjado imperios en torno al coaching. Repletando seminarios y retiros de fines de semanas completos para personas interesadas en aprender, por ejemplo, sobre negocios como Tony Robbins o publicando libros que han sido best sellers como John Maxwell; vendiendo guías y programas online sobre fitness como la australiana Kayla Itsines, o Cory Ruth especializada en alimentación saludable y nutrición.
Pero además de personajes de renombre mundial el coaching se ha convertido en un negocio lucrativo para muchas personas que –con o sin certificaciones– ofrecen servicios de manera online a quienes buscan una guía y apoyo para avanzar en algún camino en el que se sienten estancados o quieren emprender un nuevo desafío. Pero no todos los coaches cuentan con la preparación para asesorarnos y, no todos los dilemas que enfrentamos en la vida pueden quedar en las manos de un coach.
María Paz Blanco, psicóloga y Life Coach certificada y especialista en autoestima, bienestar e imagen personal, explica que el coaching es una metodología que busca que la persona pueda alcanzar un óptimo resultado en torno a una meta específica. “Esto puede ser a través de ampliar los niveles de conciencia, con técnicas basadas en la psicología positiva o también la neurociencia”, comenta. “La idea es que la persona pueda llegar a su máximo potencial o bien desarrollar algún tema o área que para ella sea importante y en la que necesita obtener buenos resultados”. La especialista aclara que se trabaja en base objetivos medibles y que se apunta, de cierta forma, a elevar los niveles de conciencia de la persona.
Por otra parte, la psicóloga clínica Tatiana Mechasqui, trambién coach y fundadora del Club de Mujeres Osadas confirma que el coaching es una muy buena herramienta si una persona quiere lograr una meta concreta. “La función del coaching puntualmente es llevar al cliente de un punto A al punto B. Es decir, guiar y direccionar a la persona para que pueda lograr una meta y se mantenga enfocado en ese objetivo y en su compromiso”, explica. “Es muy bueno tener un coach cuando necesitas alguien que te direccione, controle, guíe, de pautas y que esté haciendo constantemente accountability”, comenta Tatiana. Agrega que es una forma de llevar un registro del progreso, ir midiendo el avance y hacernos responsables del proceso. “Los coaches van entregando datos concretos y medibles de los avances que se van logrando y, de esta manera, la persona se puede ir dando cuenta de cómo va mejorando. Para eso es muy bueno el coaching porque a las personas nos gusta sentirnos acompañadas los procesos de cambio”.
Según Mechasqui, independiente del área en la que se desempeñe el coach, el objetivo de un proceso de coaching es que la persona vea aflorar la mejor versión de sí misma. Agrega que muchas veces las personas acuden a un coach porque se han visto atrapadas en un círculo vicioso en algún ámbito particular o simplemente están estancadas y sienten que no pueden avanzar en sus objetivos. “De alguna manera el coach busca ayudar al cliente a que pueda romper con ese ciclo limitante que ha estado manteniendo. Quizás de una forma incluso viciosa. Esa persona necesita entonces que se le ayude a redescubrir el camino. Se le dan tareas y se le ayuda para que salga adelante”, aclara.
¿Cuándo, por qué y para qué?
Son varias y diversas las ocasiones en las que nos podemos sentimos atrapados a lo largo de la vida. Ya sea porque no podemos cumplir con metas laborales, porque sentimos que estamos en una relación tóxica con una pareja o con algún miembro de nuestra familia; porque hemos caído en rutinas nocivas en cuanto a la alimentación o el autocuidado, o porque nos damos cuenta de que estamos en un hoyo negro emocional. Bueno, no siempre se puede salir de esas situaciones a través de un proceso de coaching. A veces se requiere de otro tipo de intervenciones más profundas y es importante saber hacer la distinción.
María Paz Blanco explica que muchas de sus clientas llegan consultando por coaching pero luego de una primera entrevista rápidamente es claro que lo que necesitan es una terapia psicológica. “Pasa muy seguido. Especialmente en mi caso que soy psicóloga pero me dedico al coaching. Muchas mujeres acuden a mí y me plantean algunos problemas que claramente es mejor que lo aborden con un psicólogo”, comenta. Explica que, si bien la línea es fina, la propia sensación y una autoevaluación de las emociones permite que las personas puedan, en una primera instancia, cuestionar si lo que necesitan es realmente coaching o una terapia. “Cuando tú quieres y estás en un estado basal que es bastante bueno, no hay nada que te apremia, no estás con un cuadro de ansiedad o con angustia sino que las emociones de cierta forma están bastante bien, el coaching es muy bueno”, comenta. Sin embargo, si la sensación es de urgencia, la recomendación es la terapia. “Cuando estás en un incendio necesitas la intervención directa, a la vena. Alguien que, al tiro, apague con agua. Y eso, lo hace el psicólogo”.
La coach agrega que otra de las diferencias fundamentales, además del sentido de urgencia, está en la lógica bajo la cual opera el coaching. Explica que, si bien ambas disciplinas trabajan conductas y emociones, el abordaje es distinto en la terapia porque el enfoque es desde la resolución de problemas. “El coaching se centra más en el crecimiento personal. Ya sea a través del logro de objetivos o de derribar creencias limitantes”, comenta. Agrega que también se concentra en el manejo de emociones y conductas pero desde una mirada práctica. “En la psicoterapia tú eres paciente y recibes guía de tu terapeuta en cambio en el coaching tú eres cliente y recibes preguntas o algunas intervenciones de tu coach para que tú vayas encontrando las respuestas y ampliando tu niveles de conciencia”, aclara. “En el fondo desde el coaching se abordan las temáticas en positivo. Por ejemplo: no es ‘quiero tomar un coach porque quiero tener menos miedo’, sino que uno lo aborda desde cómo me puedo sentir más segura”, explica.
Si bien el boom que ha habido en los últimos años en torno al coaching implica que debemos ser cuidadosos al elegir quién nos asesora, María Paz Blanco explica que este auge sí se puede ver desde una perspectiva muy positiva. “Acudir a un psicólogo o acudir a un coach es un acto de salud mental y emocional”. El aumento de este tipo de servicios implica que cada vez más personas han perdido el miedo a buscar ayuda cuando la necesitan y a generar más instancias de autocuidado. Especialmente en una época en la que, la salud física y mental de la población ha sufrido enormemente. “Cuando hay un boom en este tipo de cosas es una invitación a poder entrar a trabajar en ti, a superarte y a ser realmente tu mejor versión, a seguir perfeccionándote, a derribar los miedos y de cierta forma un coach te ayuda mucho eso”, dice. Y concluye: “Creo que le estamos perdiendo el miedo a decir ‘tengo un coach’. Y me parece fantástico que sea así”.
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