Negación: Esto no me está pasando a mí

Negacion Paula



La negación es un concepto que se utiliza bastante cuando hablamos de no querer enfrentar situaciones o cosas que nos generan una sensación que no nos gusta. Estar en negación, por ejemplo, de los problemas económicos y seguir gastando, o de la crisis marital por la que se atraviesa y seguir actuando como si nada pasara. Pero más allá de este uso común de la palabra, también está relacionado con la salud mental de las personas y con la forma en que enfrentan situaciones traumáticas o extremadamente dolorosas.

“La negación es un mecanismo de defensa que se utiliza por las personas de manera inconsciente, distorsionando la realidad para poder relacionarse con ésta más fácilmente”, explica Macarena Born, psicóloga de Clínica Las Condes. “Al ser inconsciente, la persona cree que su percepción es la correcta”.

La especialista detalla que se trata de un mecanismo que afecta más a la percepción de la realidad externa que a la realidad interna, y consiste en negarse a reconocer lo que se ve o lo que fue escuchado, para no tomar consciencia de algún aspecto doloroso de la realidad.

Patricia González Salvo, Jefa de la Unidad Emocional Hospitalaria de Clínica Indisa, por su parte, prefiere no hablar de la negación como un mecanismo de defensa, sino que como “una forma de afrontar situaciones dolorosas, estresantes o desagradables, restándole valor o definitivamente haciendo como si no estuvieran aconteciendo”. Esto para protegernos de las emociones que surgen a partir de estos acontecimientos y que nos resultan amenazantes.

González refuta el concepto “mecanismo de defensa”, pues ¿de qué nos estamos defendiendo? “¿Es posible defenderme de lo que siento? ¿Cuál es el sentido de pensarnos a nosotros mismos y lo que sentimos como nuestros propios enemigos?”, se pregunta y agrega: “Puedo contarme a mí misma que aquello no ha sucedido o no es así, y claro, en esa narración construir un alivio temporal que durará lo que me demore en hacer dicha reflexión, pero el dolor, la molestia, la insatisfacción y la tristeza seguirán estando y son como he significado lo que me está aconteciendo”.

La negación puesta en práctica

Un estudio realizado por el Departamento de Psicología de la Universidad Mary Washington en Virginia, Estados Unidos, arrojó que el 60% de las mujeres víctimas de violación no reconocían lo que les había pasado.

El estudio La negación de la muerte: un caso de tres décadas de dolor ausente, publicado por el Indian Journal of Psychological Medicine muestra el caso de una mujer anciana que se niega a reconocer la muerte por suicidio de uno de sus hijos. No solo a través de lo que dice, sino que mantiene todas sus cosas y actúa como si éste fuera a volver.

Cuando una situación es demasiado intensa para poder manejarla, simplemente nos negamos a experimentarla”, explica la psicóloga Macarena Born, y agrega: “Nos decimos a nosotros mismos que esto no puede estar pasando, que esta situación no es real; creemos que lo que dice el otro es incorrecto o está equivocado, se niega algún conflicto con alguien que nos genera dolor e incluso se refleja en algunas conductas, como olvidar compromisos importantes para evitar consecuencias negativas”.

González, en tanto, añade que la negación actúa como una forma de protegernos de nuestra propia vulnerabilidad ante una situación crítica. “Situaciones de esta magnitud nos exponen a desplegar una serie de acciones y estrategias de regulación emocional para reconocer, comprender y afrontar lo vivido, y muchas veces en ese proceso podemos sentir que no somos capaces o que no sabemos cómo hacerlo. Por esto se puede recurrir a la negación como una pausa que nos permita recuperar energías y reconocernos en el dolor, para desde ahí comenzar el camino de la aceptación”.

La Jefa de la Unidad Emocional Hospitalaria de Clínica Indisa, agrega que el ejercicio de la negación deja de tener sentido si al recurrir y persistir en ella no somos capaces de continuar, paralizándonos sin actuar ni hacernos responsables. “Entonces, extiendo la presente invitación: ¿y si nos permitimos vivir el dolor como una oportunidad y nos dejamos sorprender con lo que nos tiene que decir?”, dice.

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