Nomofobia: adictos al celular, incluso, en vacaciones

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Las vacaciones son, sin duda, sinónimo de desconexión. Y esa desconexión implica, idealmente, cambiar nuestro entorno para poder alejarnos físicamente de las responsabilidades asociadas al cuidado de la casa, trabajo, los estudios. Para ello, cuando llega el momento de preparar las vacaciones dejamos atrás elementos como computadores, notebooks y tablets que tradicionalmente son elementos que usamos para trabajar y estudiar. Sin embargo hay algo que nunca se escapa de nuestra vista, que hoy la mayoría no puede dejar atrás bajo ninguna circunstancia y que nos mantiene conectados siempre: el celular.

Lo que alguna vez fue un elemento accesorio o un lujo para quienes podían costearlo, hoy es un elemento básico que nos acompaña día a día. El celular se ha vuelto un aparato considerado esencial. Tanto así que según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Stanford en Estados Unidos, los niños están comenzando a recibir sus primeros smartphones a partir de los 11 años, lo que equivale a un alumno de quinto básico en Chile. A partir de ese momento no nos separamos más de un elemento tecnológico que, cada día, cumple más y más funciones dentro de nuestras vidas.

Probablemente el hecho de que estos aparatos sean hoy también agendas, cámaras fotográficas de alta resolución, navegadores de internet que ofrecen una excelente experiencia de usuario, entre miles de otras funciones, incide en que en el 2009 se haya oficializado el uso del término para un fenómeno que no debiese sorprender: la adicción al celular. Se denominó Nomofobia por las siglas en inglés No mobile phone fobia, a la dependencia que puede llegar a generar en algunas personas el aparato en sí. No las redes sociales, el recibir notificaciones constantes o los juegos en el celular, sino más bien el hecho de sentirse constantemente en conexión.

Además, en 2013, la Nomofobia se incluyó en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría (DMS-V). Esta adicción a los smartphones se refiere a la angustia, malestar o ansiedad que sentimos cuando no estamos en contacto con nuestro celular. Según una publicación realizada por especialistas de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional San Luis Gonzaga de Perú en la Revista Chilena de Neuro Psiquiatría, la Nomofobia “engloba diferentes patrones de comportamiento, tales como invertir demasiado tiempo en uno o más dispositivos, tener consigo siempre un cargador ante el miedo a no poder usar el móvil por su baja batería, no poder emplearlo por la falta de señal o, intentar por todo medio posible el uso del dispositivo en situaciones o lugares prohibidos; además, de preferir emplearlos para interactuar con otras personas, disminuyendo la ansiedad que algunos poseen ante la comunicación directa”.

Paola Ancarola psicóloga clínica especialista en adicciones y co-fundadora de Grupo Mentaliza, explica que al igual que una relación adictiva con una sustancia, una adicción al celular es un fenómeno multifactorial. “Tiene que ver con múltiples causas que se interconectan como un entramado de condiciones que instalan una adicción”, comenta. “Aquí hablamos de una interacción entre historia de vida, hábitos y también de relaciones significativas con las que se cuente, es decir, un ambiente que protege o predispone a desarrollar una relación de dependencia, ya que como seres humanos venimos programados neuronalmente para la búsqueda del placer, las sensaciones de alegría y euforia, y que estas se repitan una y otra vez, para la liberación de dopamina. Por lo tanto el ambiente en que una persona se desarrolla es clave para que el circuito de recompenza se active frente a algún estímulo como el alcohol, las drogas, o el juego, por ejemplo”, comenta la especialista. Además agrega que es muy importante considerar estos mecanismos ‘estímulo y recompensa’ del cerebro cuando pensamos en la incorporación de la tecnología a nuestra vida cotidiana.

Y si bien sentir que el corazón casi se detiene cuando tocamos el bolsillo y el teléfono no está ahí, o cuando abrimos la cartera y no lo vemos, es algo que probablemente a todos les pasa, para hablar de Nomofobia, la disfunción en la vida de la persona afectada y su círculo cercano debe ser profunda. “Para hablar de una adicción, cuando se instala una dependencia o pensamos en la Nomofobia, tenemos que estar atentos al nivel de disfuncionalidad que genera en la vida de la persona”, comenta Paola. Para eso la especialista entrega una serie de parámetros que pudiesen estar presentes en un adicto, tales como: privilegiar el uso del celular postergando relaciones familiares, de amigos, estudios o trabajo; aislarse de los demás por el uso del teléfono; usarlo para todas las funciones posibles, reduciendo al mínimo el contacto interpersonal; revisar la pantalla frecuentemente aunque no se espere ninguna llamada; sentirse incompleto o inseguro cuando no se tiene el teléfono cerca y sentir incomodidad o angustia al estar en un lugar donde no se puede usar el teléfono.

Paola Ancarola explica que con todas estas señales, la Nomofobia debiese abordarse con la seriedad y cuidado que se aplica a cualquier otra adicción. “Debiésemos pensar estas conductas tal como pensamos el tratamiento de otras adicciones”, comenta. “Debiésemos tomar medidas de cuidado para que esta relación con el teléfono no se interponga en el desarrollo y logro de satisfacción vital de la persona”.

Sin embargo, existe una diferencia fundamental entre la Nomofobia y otras adicciones. Y es que recae sobre un elemento que no podemos evitar del todo. En un mundo eminentemente digital el celular es, sin duda, imprescindible para la gran mayoría de la población. ¿Cómo nos deshacemos de una adicción al celular si no podemos alejarnos por completo de él? “Al abordar estas dificultades con nuestros pacientes, a veces se pasa por un tiempo de restricción absoluta del acceso al teléfono”, comenta Paola. Otra de las alternativas según la especialista es trabajar bajo la supervisión activa de los tiempo de uso, para que no se avive la compulsión o euforia. Porque finalmente es eso lo que realmente busca el adicto en el uso de su celular.

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