Nos gustó: Utopías y desvelos, de Francisco Rodríguez Pino
En la exposición del pintor en el MAC de Quinta Normal hay calaveras, sombras y cuervos, todos elementos que remiten a la muerte. Pero como contraparte hay fogatas, fósforos, cigarros encendidos: misteriosos chispazos de luz que se oponen a la noche. Y es que en sus pinturas hay un deseo por recordar y olvidar al mismo tiempo.
Una bañista le acerca un cigarro a la boca de otra bañista. En esa escena que se puede ver en uno de los cuadros que pintor Francisco Rodríguez Pino expone en el segundo piso del MAC de Quinta Normal, aparece uno de los grandes temas que aborda la muestra: la soledad. Para esas bañistas, que no están en el agua, fumar es un refugio donde hay complicidad, calor, compañía y también cierto abandono. Porque la soledad no es lo único que las une.
Ese breve espacio de intimidad se contrapone a los escenarios solitarios que dominan las pinturas de la exposición Utopías y desvelos. El título ya advierte que el autor ha elegido sumergirse en el terreno de la noche. Y los lugares que elige representar son escenarios propicios para la desolación: azoteas, plazas nevadas y callejones abandonados. Paralelamente, la mayoría de los elementos en sus pinturas evocan a la muerte. Hay calaveras, cuervos y serpientes, que como si fueran parte de una lectura de Tarot, funcionan por asociación.
Las pinturas dialogan entre sí simbólica y formalmente (todos están trabajadas con una paleta reducida de verdes, naranjos grises y amarillos), pero mientras algunas abordan explícitamente la muerte, la soledad o la locura, lo que proponen en conjunto es menos evidente. Los 14 óleos que forman Utopías y desvelos parecen escenas o fragmentos de una narración mayor que evita ser entendida a primera vista y ese es justamente uno de sus valores.
Una posibilidad es mirar esta exposición desde la tradición literaria. Así el cuervo de Rodríguez Pino podría ser el cuervo de Edgar Allan Poe. La nieve y los perros podrían ser los de Claudio Morandini. Los muchachos paseando por callejones podrían ser personajes de Irvine Welsh. Los cruces entre erotismo y muerte podrían ser los de Arthur Schnitzler. Todos autores que –en distintos contextos históricos– trabajaron con figura de la sombra. Pero ¿qué significa aquí la sombra?
El fuego puede –literalmente– arrojar una luz sobre esto. Porque las fogatas, cigarros y chispazos que aparecen en estas pinturas iluminan y convocan al presente a los solitarios jóvenes que Francisco Rodríguez Pinto pinta. El fuego es lo que está ocurriendo, lo que se está quemando, lo que está desapareciendo. Una fuente de luz temporal que también proyecta sombra y que hace aparecer con todo su esplendor al gran tema subterráneo de esta exposición: la nostalgia.
Utopías y desvelos es una elegía a la nostalgia, pero no es una celebración de la nostalgia lastimera o la melancolía emo. No se trata de una añoranza por un pasado que fue mejor. Esta es una mirada brutal sobre nostalgia, ese extraño estado del ánimo, algo infértil y absurdo, que encierra al mismo tiempo el deseo por olvidar y recordar lo que ya no está. O quizás, lo que nunca estuvo.
Utopías y desvelos, de Francisco Rodríguez Pino. MAC Quinta Normal, Segundo nivel. Hasta el 14 de octubre.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.