Cuando Fernanda Baez (21) escuchó por primera vez la palabra demisexual fue a principios de este año. Se lo comentó una potencial pareja con la que recién estaba saliendo. En las primeras citas, ella le explicó que estaba interesada en que se conocieran primero antes de dar cualquier otro paso y, frente a eso, cuando se despedían, él le preguntó si esa distancia se debía a que ella era demisexual. “Me llamó la atención porque jamás lo había escuchado o leído. No tenía idea de lo que significaba”.

Esa noche Fernanda llegó a su casa y buscó más información, pero no se preocupó tanto y a los pocos días lo olvidó. Pero hace unas semanas, una amiga volvió a recordarle este concepto porque encontró una infografía que entregaba datos a cerca de la demisexualidad mientras navegaba en una red social. Pensó en Fernanda y se la envió. “En ese momento mi curiosidad fue muy grande y empecé a buscar más del tema con exhaustividad. Así me di cuenta de que lo que leía era muy cercano a mi realidad y me sorprendió que existiera un término para reflejar esa manera de relacionarse”.

Porque si bien Fernanda lo identifica como una forma de relacionarse, es efectivamente una orientación sexual –como lo son la heterosexualidad, la homosexualidad u otras–, pero que tiende a confundirse con muchas cosas, según los especialistas. “La demisexualidad es una orientación sexual en la que la persona solamente puede sentirse atraída sexualmente hacia alguien con quien ya ha nacido un vínculo afectivo”, explica la psicóloga y sexóloga Carola Fernández.

“Dentro de las orientaciones sexuales existen algunas que se ubican en el polo de lo alosexual –en las que existe una atracción sexo afectiva hacia otras personas– pero también hay otras que se ubican en el polo de la asexualidad, que es lo opuesto. Es decir, no hay atracción sexual hacia personas”. En el caso de la demisexualidad, se trata de una orientación que se ubica en un área intermedia entre ambos polos, según explica la experta, precisamente en un término medio denominado grisexualidades. “La orientación sexual se entiende como un continuo, como una gradiente”, dice la especialista.

Al ser una grisexualidad, los demisexuales son personas que sí se pueden sentir atraídas sexualmente por alguien, pero bajo circunstancias específicas. Y como toda orientación sexual, no es una elección. Sin embargo, la sexóloga Carola Fernández explica que la sexualidad es fluida. Y lo que le ocurre a muchas personas a lo largo de su vida es que transitan desde una orientación a otra o simplemente no se posicionan de forma tan clara en ningún punto del espectro.

En la adolescencia, cuando Denisse Molina (28) veía películas con sus amigos y llegaban las escenas de sexo entre los protagonistas, sus compañeros hacían comentarios sobre el físico de los actores o lo atractivos que les parecían. A medida que fueron pasando los años, el tema de las parejas sexuales se volvió cada vez más recurrente. “Siempre alguien te comenta ‘Oye mira, qué guapo él’ y te das cuenta de que sienten atracción por otra persona, pero no era mi caso”, explica. Por ese entonces comenzó a cuestionarse si era o no heterosexual pero, como tampoco se sentía atraída por las personas del mismo sexo, no siguió indagando en el tema.

Actualmente Denisse cursa su último año como estudiante de enfermería y confirma que para muchos identificarse como demisexual es difícil. No solamente por los prejuicios que puedan existir en torno a esta orientación –son personas conservadoras, simplemente no quieren tener relaciones sexuales o son extremadamente románticas–, sino que además porque muchas veces existe una gran falta de información. “Estuve en una relación muy larga antes de darme cuenta que era demisexual”, explica. “Cuando terminé ese pololeo y conocí a una nueva pareja, me di cuenta de que las cosas que había hecho con mi ex las había hecho por compromiso, por inercia, porque sentía que era lo que debía hacer y no porque realmente hubiese una atracción sexual”. Durante ese tiempo navegando por Internet dio con un video en Youtube que hablaba sobre distintas orientaciones sexuales y explicaba más acerca del espectro asexual. “Así fue como me di cuenta de que durante toda mi vida nunca me atrajo nadie sexualmente. Quizás es algo de lo que no se habla tan explícitamente pero se entiende que, cuando uno tiene parejas, es porque te atraen sexualmente también”.

Carola Fernández explica que si bien los demisexuales son una población minoritaria –la población asexual es cerca de un 1% y la demisexual es todavía menor–, es muy importante que se despejen los prejuicios en torno a las orientaciones sexuales menos tradicionales. La especialista explica que la falta de información genera que mucha gente crea ser demisexual sin realmente serlo y uno de los principales puntos de confusión está en el deseo sexual. “Es distinto sentir mayor conexión sexual con alguien porque quiero a esa persona, que una orientación sexual”, explica. “La demisexualidad es independiente del género de la persona, del atractivo físico y también del deseo sexual. El deseo sexual varía en las personas y puede estar deprimido o no, independiente de nuestra orientación”. El punto clave para que una persona se identifique como demisexual está en la atracción sexual respecto de otro, según explica la sexóloga.

Aclarar este tipo de interrogantes es precisamente lo que ayuda a personas que se identifican con orientaciones que se alejan de lo convencional, según explica Denisse. “Saber que soy demisexual me ha ayudado a sentirme más tranquila conmigo misma y menos como un bicho raro”, comenta. A pesar de que reconoce que percibe cierto rechazo al hablar del tema en algunos círculos, prefiere saber que es una mujer demisexual a no entender por qué las cosas entorno a la sexualidad no le hacían sentido como a la mayoría de sus pares. “Igual es algo rechazado, porque la gente no entiende por qué no te pasan las mismas cosas que al resto. Por qué a ti no te pasan cosas y a ellos sí. Y a veces es difícil explicarlo. Con mi actual pareja he logrado establecer un vínculo, siento atracción sexual por él y tenemos una vida sexual sana, pero en relaciones anteriores no había sido así”.