Felizmente divorciada: cómo valorizar en el divorcio el tiempo invertido en cuidados
En nuestro 'Consultorio legal: casos reales, miradas legales con enfoque de género', esta semana presentamos el caso de Camila, una mujer que, tras años de asumir en soledad la crianza y las labores domésticas, logró una compensación económica que reconociera su aporte invisible pero fundamental al proyecto familiar.

Camila estaba agotada. Años después de su separación, los conflictos con su ex aún parecían no tener fin. Psicopedagoga y madre de dos niños pequeños, había sostenido un matrimonio profundamente desigual: mientras ella se hacía cargo de la crianza, el hogar y su propio trabajo, su exesposo —gerente general de una empresa— seguía creciendo profesionalmente, desentendiéndose de cualquier responsabilidad doméstica.
“Me sentía atrapada. Todo recaía sobre mí, y aun así parecía que mi esfuerzo no valía nada”, recuerda.
El proceso y las estrategias
La decisión de divorciarse no fue fácil, pero sí necesaria. Lo que vino después tampoco fue inmediato ni sencillo: desacuerdos constantes sobre los cuidados de los niños, tensiones económicas, discusiones sin tregua. Pero con una estrategia jurídica adecuada, fue posible restablecer su posición.
Lo primero fue asegurar que el trabajo de cuidados —invisible durante años, pero absolutamente fundamental— dejara de ser pasado por alto. Para ello se debe negociar una pensión de alimentos justa, que no solo cubra lo básico, sino que reconozca explícitamente el valor de todos esos años dedicados a sostener la vida familiar. En este caso se logró que el padre de sus hijos asumiera el costo de una tercera persona que cumpliera labores de cuidado cuando él, por motivos laborales, no pudiera hacerse cargo, evitando que esa carga siguiera recayendo injustamente sobre Camila. Ese fue un primer paso hacia una reparación concreta de su situación.
Con esa base, meses después se avanzó hacia el divorcio. Se obtuvo una compensación económica que equilibrara el impacto que los años dedicados al cuidado de su familia habían tenido en su desarrollo profesional. Ese acuerdo no solo permitió cerrar un capítulo difícil, sino también comenzar otro con reglas claras, mayor estabilidad y tranquilidad.
En Chile, este tipo de acuerdos puede apoyarse en herramientas legales como la compensación económica (regulada por los artículos 61 a 66 de la Ley N° 19.947), que permite reparar el menoscabo patrimonial de quien se dedicó a las labores de cuidado y no pudo desarrollarse profesionalmente. También es posible negociar una pensión de alimentos que contemple no solo las necesidades básicas de los hijos, sino el valor del cuidado diario que estos requieren. Desde 2022, la Ley N° 21.484 ha reforzado esta perspectiva al exigir que se reconozca el trabajo de cuidados al momento de fijar montos y medidas, buscando una distribución más equitativa de las responsabilidades parentales.
Hoy, Camila vive una nueva etapa. Con el divorcio finalizado, los conflictos fueron cediendo y pudo establecer límites firmes con su ex. Eso le dio el espacio necesario para redescubrirse y fortalecer una relación más equilibrada con sus hijos. “Durante el comienzo del proceso tuve innumerables conflictos con mi ex por temas pendientes. Ya con el divorcio finalizado, la sensación de cierre y la resolución de estos conflictos permanentes y desgastadores es un alivio importante. Me permite tener mayor libertad en relación a mis decisiones y caminos en la vida”, explica Camila.
Este caso demuestra que el divorcio, cuando se gestiona desde la equidad y el respeto, no es el final, sino el inicio de un camino lleno de nuevas posibilidades. Reconocer y valorizar el tiempo invertido en cuidados no es solo una reparación justa: es una condición necesaria para que la libertad, la reconstrucción y la autonomía de las mujeres se vuelvan posibles. Porque lo que define a una mujer no es su estado civil, sino su capacidad de reconstruirse desde un lugar más justo, libre y consciente.
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* Alexandra Maringuer Pastene y Javiera Fuller Uribe son abogadas del Estudio jurídico M+F
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