Proyecto de postnatal de emergencia: “Estoy totalmente expuesta y estoy poniendo en riesgo mi salud y la de mi familia”
El postnatal de María Angélica Delgadillo (26) se acabó oficialmente el 14 de abril. Hasta esa fecha, la tienda de deportes en el mall donde trabaja como vendedora no había vuelto a abrir sus puertas debido a la cuarentena obligatoria. Pudo, entonces, quedarse en su casa durante un mes y medio más, sin ser sujeta a la suspensión temporal de contrato. El viernes 6 de junio la tienda volvió a abrir al público general y María Angélica tuvo que volver al trabajo. Le avisaron unos días antes que tomarían todas las precauciones necesarias –le facilitarían mascarillas, guantes, alcohol gel y le medirían la fiebre a diario– pero no había cómo extender su permanencia en casa. María Angélica les comunicó su temor: su recién nacida tiene siete meses y está lactando. Y su hijo mayor, de 5 años, es asmático, por lo tanto pertenece a la población de riesgo.
Ese mismo viernes, tomó a las ocho de la mañana el bus que pasa por al lado de su casa, en la comuna de Renaico, y que la deja cerca del centro comercial. Un trayecto de una hora y cuarto de ida y de regreso. Su recién nacida se quedó en la casa con su padre, quien perdió su empleo de garzón en marzo, al inicio de la pandemia. Desde ese día María Angélica se presenta todas las mañanas en el trabajo y llega de vuelta a su casa a eso de las ocho de la noche. En el centro comercial, por estos días, transitan alrededor de 500 personas.
Hace unas noches su recién nacida tuvo fiebre leve. Y María Angélica ha sentido malestar estomacal. No sabe si realmente está contagiada o si ha somatizado el estrés que ha sentido por su situación actual. “Vuelvo a trabajar porque no me queda otra. Mi marido está cesante y por ahora nuestra fuente de ingreso es esta. Pero estoy totalmente expuesta y estoy poniendo en riesgo mi salud y la de mi familia. El bus que tomo todas las mañanas no va vacío”, explica. “Y esto pareciera ser una preocupación más para mí que para mis dos colegas hombres. Estoy amamantando y en el trabajo ni siquiera puedo guardar la leche, porque no hay refrigerador. Esta situación al final lo que hace es dar cuenta de que las mujeres siempre sufrimos las consecuencias. Una vez más, estamos mayormente perjudicadas”.
Como María Angélica hay muchas otras madres que se han enfrentado a la misma disyuntiva: en este momento, la falta de una ley que les asegure su empleo y que considere el bienestar y la salud de ellas y sus hijos las ha obligado a tener que tomar una decisión. O renuncian o se exponen a ellas mismas y a sus familiares al virus.
En Chile, el informe Epidemiológico del Ministerio de Salud publicado el 8 de junio, dio cuenta que de los más de 154.000 contagiados, el 5,2% corresponde a menores de 15 años y un 2% a infantes entre los 0 y 4 años de edad. Es decir, del total de contagiados, 2.624 son niños menores de cuatro. Y de éstos, 271 están hospitalizados.
Con cifras como estas, y considerando que el rol que pueden cumplir los recién nacidos en la transmisión del virus no está del todo definido –los estudios demuestran que dentro de la sintomatología que afecta a los infantes se encuentran el síndrome inflamatorio multisistémico, síntomas gastrointestinales e inflamación cardiaca, pero aun no se define cuántos de ellos son asintomáticos o de qué depende que los síntomas se manifiesten–, se evidencia la urgencia de aprobar el proyecto de ley presentado el 23 de marzo de este año por diputados y senadores de distintos sectores políticos –Jenny Álvarez, Marcelo Díaz, Ximena Ossandón, Camila Vallejo, Maite Orsini, Gael Yeomans, Gonzalo Fuenzalida, Catalina Pérez, Víctor Torres, Camila Roja, Paulina Núñez, Marcela Sabat, entre otros– que busca extender el postnatal parental mientras dure la emergencia sanitaria.
Y es que este proyecto, que fue aprobado en la Cámara de Diputados, pero cuya admisibilidad no está respaldada en la Constitución y ahora se discute en la Comisión de Trabajo, es excepcional y su objetivo es el de asumir una situación inédita como lo es la pandemia. Por eso, propone extender el prenatal de seis a diez semanas; el postnatal parental y el fuero maternal hasta el fin del estado de excepción de catástrofe; y, por último, la licencia por enfermedad grave de la hija o hijo menor de un año hasta el final de la crisis sanitaria.
Como explica la economista y directora de estudios de ComunidadMujer, Paula Poblete, el proyecto atiende a una realidad: las salas cunas no están funcionando, por lo tanto las madres y padres que delegan el cuidado en esas instituciones en este minuto no cuentan con alternativa. Por otro lado, quienes solían recurrir a sus padres –los abuelos de los recién nacidos– tampoco pueden hacerlo porque son parte de la población de riesgo. “Es el estado que mandata que se cierren los colegios, jardines y salas cunas, entonces no estamos en esta situación porque se nos ocurrió a nosotros. Esto no es algo antojadizo, y no apoyar esta medida es regresivo”.
Como explica la especialista, de no aprobar el proyecto de ley, son las mujeres de escasos recursos y las más vulnerables las que se verán mayormente perjudicadas. “Las mujeres privilegiadas si no quieren o no pueden volver a trabajar, no lo van a hacer, porque le van a pedir a su médico de cabecera que les de una licencia por enfermedad grave de niños menor a un año. Lo sabemos porque ya ocurría antes que se extendiera el postnatal a seis meses, en 2011. Entonces son las mamás que no tienen pituto las que se ven afectadas. No hay que olvidar que todos los subsidios maternales salen del fondo único de prestaciones familiares y subsidios de cesantía, entonces ¿dónde aumentaría el gasto fiscal? En las mamás más pobres que no tienen con quién dejar a sus guaguas y que no tienen la posibilidad de transformar su trabajo en teletrabajo”, explica Poblete.
Desde el comienzo de la pandemia, las organizaciones internacionales fueron enfáticas en recomendarle a los gobiernos definir medidas con enfoque de derecho y que tuvieran en cuenta las desigualdades de género de manera tal que no se vieran profundizadas una vez terminada la crisis sanitaria. Esto, como explica la abogada de Corporación Humanas, Camila Maturana, es justamente lo que ha pasado. “Más allá de compartir la urgencia de una medida como esta, es importante poder conocer o ahondar en cuáles son las medidas económicas y de protección que el gobierno considera o cómo están tomando en cuenta las desigualdades de género que existen y las necesidades de las mujeres. Porque esta crisis ha evidenciado que la enorme sobrecarga de trabajos de cuidado y doméstico recae únicamente en la mujer”, explica. “La falta de este proyecto las obliga a tener que elegir entre renunciar o poner en riesgo a su familia. Y más allá de eso, implica un gasto económico muy grande. Pensar que hay mujeres que van a tener que renunciar a sus empleos para resguardar a sus hijos siendo que el estado es el encargado de garantizar la salud de los niños y la protección del empleo de las madres y padres trabajadores”.
La Encuesta de Ocupación y Desocupación (EOD) realizada por el Centro de Microdatos de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, dio cuenta que en marzo de 2020 la tasa de desempleo en Santiago fue de 15,6%, la más alta registrada en los últimos 20 años. En el análisis de género, se reveló que de los hombres en edad de trabajar, un 68% lo estaba haciendo, mientras que solo un 46,1% de las mujeres participaban del mercado laboral. Además, se estableció que en los últimos 12 meses, la tasa de participación había disminuido en 3,8 puntos porcentuales, mientras que la femenina, 6,3. Según Camila Maturana, una vez más queda claro que las mujeres son las más perjudicadas: “Esto evidencia la falta de políticas públicas en pos de la mujer y sus necesidades y la falta de reconocimiento y valor jurídico y económico que tienen los trabajos de cuidado y domésticos, que recaen en la mujer”.
El subsidio maternal afectaría exclusivamente a las madres y padres que estén con el postnatal en curso –que son alrededor de 9.000 personas al mes– y lo que se ha propuesto por parte del gobierno, hasta ahora, es ampliarlo para que pueda beneficiar a más personas. Pero no ha habido una propuesta clara. Como explica Poblete “es difícil que esto pase en Chile porque habría que hacer que las isapres y Fonasa carguen con esa licencia o poner recursos públicos, que es justamente lo que se dice que no está disponible”. Como explica el diputado de Renovación Nacional, Gonzalo Fuenzalida, “el gobierno lo rechaza porque implica un gasto que hoy día no está contemplado en la ley de presupuestos”.
Por su lado, la diputada de Revolución Democrática, Maite Orsini, explica que este es un proyecto transversal que representantes de todos los partidos han impulsado. “Desde el gobierno se ofrece que las madres se acojan a la Ley del Teletrabajo, pero esto no es posible para todas, por eso hay que ser proactivos , porque hay muchas madres que dependen de que esto se apruebe”.
Francis Terán (33) es enfermera y tuvo que reintegrarse al trabajo el 10 de mayo, luego de que se acabara su postnatal. Hace una semana fue diagnosticada con Covid-19. A los pocos días, su recién nacida y su marido también dieron positivo. A la fecha, ella es la única que presenta síntomas y está en su cuarto día de cuarentena obligatoria. “Es terrorífico pensar que porque no pude quedarme en casa enfermé a toda mi familia. Y no recibir respuesta es lo más difícil. Solo he encontrado apoyo en la Organización Postnatal De Emergencia, una comunidad que se ha creado en Facebook y Twitter y que ha mediado el diálogo entre las madres que estamos afectadas y los diputados y senadores que lideran e impulsan este proyecto”.
Como explica Marcela Fuentes, matrona especialista en género y cultura y directora de la escuela de Obstetricia y Neonatología de la Universidad Diego Portales, a la base está la falta de corresponsabilidad: “Las mujeres en cuarentena están agotadas, han perdido sus redes de apoyo y han tenido que compatibilizar las labores domésticas y de cuidado con sus otros trabajos. De base, lo que visibiliza esto es la falta de corresponsabilidad. Es, a la fecha, una ilusión, porque en la práctica son muy pocos los espacios donde se ve. Menos en los niveles socioeconómicos más bajos”.
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