Campaña 1123. Entrevista realizada en junio de 2009.
BENJAMÍN VICUÑA. Les puso a sus hijos nombres que empiezan con b de Benjamín: Blanca (3) y Bautista (1). A ellos van dirigidos los agradecimientos que escribió en el programa de La obra la gran noche en el nuevo Teatro Mori en Vitacura, un monólogo en el que interpreta a un músico.
¿Cómo te dibuja tu hija Blanca?
Dándole la mano a ella y yo volando.
¿En qué se parecen a ti?
La Blanca es introvertida, tímida. Yo era igual, desde ahí salí a la actuación. Me preocupa, quiero estar atento porque la timidez puede ser dolorosa. Ella observa, se queda en una esquina, pero cuando jugamos agarra monos y hace personajes con voces y me responde cosas. Eso le da la libertad de ser otra.
¿Y Bautista?
Es muy regalón, mamón. Tiene una relación edípica con Carolina, igual que yo con mi mamá. Está encandilado con su belleza. Le doy un año más y después lo voy a corregir.
¿Te da celos?
Sí. Yo creo que ni sabe quién soy yo.
¿Prefieres mudar o dar comida?
Prefiero desarrollar el área deporte, salir en bicicleta...
¿Pero te toca mudar?
Por supuesto. Soy obsesivo. Me puedo gastar un paquete completo de toallas mojadas en una muda. Incluso he desarrollado una técnica de respirar sólo por la boca.
¿Cómo manejas una pataleta?
Si voy en el auto subo el volumen de la radio a un nivel más fuerte que el llanto. Eso funciona. Es una técnica en que se acopla el sonido. Un secreto de barrio. Se cansan de luchar contra el volumen y se acaba el drama a los dos minutos... Tengo la suerte de que no son niños de mucha pataleta, porque me cuesta entender qué es una pataleta.
¿Cuál es la comida favorita de la Blanca?
Las salchichas le matan.
¿Cuánta tele ven tus hijos?
Más de lo que me gustaría, pero me quedo tranquilo porque ven esos programas especiales asesorados por miles de especialistas y sicólogos. No es que vean matinales.
¿Algo que te resistas a comprarles a tus hijos?
Soy cero engrupido. O sea, está claro que prefiero regalar una raqueta de tenis que una metralleta... pero todo es conversable.
El JUEGO DE LA AMEBA
Recién cambiado de casa televisiva, Néstor Cantillana combina las grabaciones de la próxima teleserie de CHV con los ensayos de Bajo hielo, dirigida por Heidrun Breier, que se estrena en julio en el Goethe Institute. Su hijo Lautaro (en la foto) acaba de cumplir 1 año.
"A Lautaro ya le hemos enseñado hartas cosas, pero ahora me concentro en que no muerda. Le han salido varios dientes y cuando le dan los nervios muerde muy fuerte. Estoy mostrándole que eso duele. Enseñarle a un hijo no tiene mucho que ver con lo que yo le diga, sino con lo que yo le muestre. Quiero enseñarle sobre las relaciones humanas, mostrándole cómo me comporto con mi mujer y mis amigos. Le gusta mirar libros, siempre quiere ver letras. Lo más curioso es que está obsesionado con las señales de tránsito y los números de la casa. Y le encanta jugar a la ameba: yo lo tiro en la cama, le hago cosquillas y rodamos".
EL MOTOR
La teleserie Los exitosos Pells, de TVN, los ensayos de la obra Equívoca fuga de señorita apretando un pañuelo sobre su pecho y el rodaje de la película Humanimal no tienen a Sebastián Layseca tan ocupado como la crianza de sus hijos de 12 Y 2 años, y de 8 meses (en las fotos)
¿Desde que eres padre has sentido miedo?
He adquirido otras aprensiones y prioridades. Me he preocupado más de tener estabilidad en mi trabajo, tener siempre para comer y para vivir. No quiero que les falte nada a mis hijos. En ese sentido ser papá es un motor. ¿Cuántos juguetes compras? En mi cerebro a veces quiero llenarlos de cosas, pero no siempre se puede. Me preocupo de que los juguetes sean creativos. Creo que es importante antes de comprar, observar lo que necesitan desarrollar. ¿Qué tarea de la paternidad no te gusta? Lo más jodido es tener que ser severo, riguroso. Tener que ser el pesado. Es un trabajo que me melancoliza. ¿Qué quieres enseñarles? Tolerancia, sensibilidad, alegría y fuerza.
DE GIRA CON LEÓN
Sergio Lagos, el animador, músico y periodista, se esmera en dos cosas desde hace casi un año, la edad de su hijo León: en almorzar y comer en la casa, y en estar lúcido a las seis de la mañana. Es la hora en que su hijo empieza a funcionar y en que él se hace cargo de todo.
¿Eres aprensivo?
No, no creo. Mi mujer es más aprensiva que yo y ella toma decisiones como cuánto se abriga para que no pase frío y esas cosas. Yo lo mantendría en pelotas, en un espíritu más salvaje...
Te has vuelto más casero.
Estoy desde hace un tiempo en el rito de hacer reuniones familiares, los domingo del amor. Nos vamos turnando las casas y nos juntamos todos para que la familia entera disfrute a León. Tengo una abuela que vive en el mismo edificio que yo y que baja todos los días a visitarlo.
¿Tienes un sueño que cumplir con tu hijo?
Quiero que crezca un poco para que nos acompañe en una gira, pero sobre todo tengo ganas de viajar con León, antes de que cumpla cuatro años. Mi mujer y yo hemos hablado de viajar por Chile todo un año para que a León se le vayan metiendo los paisajes inconscientemente: el mar, el desierto, los glaciares, los bosques, los olores, el frío, que sienta la naturaleza pura muy cerca de él. Es como un regalo que le queremos hacer. Más allá de lo obvio, yo soy hijo de padres separados y tuve a mi papá lejos. Y quiero probar a hacer las cosas al revés: que León crezca sintiendo que hubo un espacio, un momento para él y recuerde que estuvimos juntos en exclusividad viviendo la misma experiencia. Y, como la vida me ha premiado con tener mucho más de lo que yo jamás pensé, me lo puedo plantear.
MUDADO EXPRESS
El actor Luciano Cruz-Coke, a punto de estrenar la obra ¡Gorda!, de Neil Labute, en el Parque Arauco y dedicado a terminar su tesis del Magíster en Comunicación Política de la Universidad de Chile, ha tenido que desarrolar una técnica de mudado rápido para optimizar su tiempo. Aquí va:
1. Sacar sólo la parte de abajo de la vestimenta del niño (idealmente con broches en lugar de botones).
2. Retirar el pañal sucio, doblarlo sobre sí mismo y cerrarlo herméticamente con las mismas trabas pegajosas que traen de fábrica.
3. Proceder a la limpieza general de la zona con toallitas mojadas y, posteriormente, esparcir hipoglós.
4. Introducir toallitas sucias en el hueco lateral del pañal y depositarlo en el basurero.
5. Proceder a vestir al lactante.
JORGE ZABALETA. Últimamente no ha dormido nada, y no
por exceso de trabajo: a Antonio, su hijo de 8 meses, le están saliendo los dientes. Con Raimundo, de 12 años, y Milagros, de 3, el actor de las teleseries de TVN suma tres hijos. Está dispuesto a todo tipo de tareas, salvo dar comida: "Lo odio. Es una lata, lento, fome", confiesa.
"Raimundo es más bueno que yo. Es sano para comer, toma agua, le gustan las ensaladas. La Milagros se parece a mí: a los dos nos gusta el picoteo, el maní, la papa frita. Es muy despierta y feroz de manipuladora –si no le gustan tus zapatos, no te saluda–, pero tiene mucho humor.
Raimundo es muy seguro, aunque le cuesta aceptar las bromas. Sólo una vez me hizo una pataleta, y yo le hice la ley del hielo. Nunca soy duro con él ni con la Milagros, pero me descomponen las pataletas. Mi mujer es más de castigo y yo soy de sermón cortopunzante. Lo que más quiero enseñarles es el respeto por sus pares. Me daría mucha pena tener un niño
discriminador y abusivo".