Paquita Salas soy yo
El actor Brays Efe cuenta que su humor y sensibilidad se parecen al de Paquita Salas, su personaje protagónico en la exitosa comedia española de Netflix que ya confirmó una tercera temporada.
Paquita Salas revoluciona YouTube con sus desventuras en el edificio de Netflix (ella dice "ne-flis") en EE.UU., y un surrealista encuentro con los protagonistas de Stranger things, donde se candidatea como su nueva mánager, les ofrece hacer una serie tipo Verano azul y confunde a Millie Bobby Brown con un niño. Luego en México cree que un "junket" (conferencia de prensa) de La casa de las flores es un "yonqui", un drogadicto. "¿Cómo? ¿Que es yonqui Verónica Castro?", les dice. Si esto es solo la campaña promocional de la exitosa serie española de Netflix, toda una temporada paralela, imagínense cómo son los capítulos.
Lo que partió como una pequeña webserie de bajo presupuesto logró estrenar su segunda temporada en más de 190 países y ya confirmó la tercera. Esta representante de actores decadente, inculta, algo cuentera y chanta, pero encantadora y divertida, es un fenómeno que cautiva a la generación millennial con sus guiños a la TV y la cultura pop. "Los premios no son importantes, no dan de comer. El objetivo de esta profesión es hacer dinero, aparecer en Pasapalabra", dijo Paquita al entregar el premio a la actriz revelación en la ceremonia de los Goya 2018.
Mientras se prepara para participar en el programa español de imitaciones Tu cara me suena, del canal Antena 3, el actor Brays Efe (Brays Fernández Vidal) explica cómo transformó a Paquita en una máquina para generar memes, gifs y frases que quedan en la memoria colectiva. Uno de los más famosos neologismos acuñados por el personaje es "actriz 360". Ella no quiere intérpretes mediocres: "Una actriz 360 es buena en drama, buena en comedia, sabe cantar y sabe bailar, que es un extra muy bueno". Paquita mete las patas todo el tiempo y a fondo, es una freak, una adorable outsider que escucha canciones de Rocío Jurado.
Paquita Salas es un personaje y una serie con alma, ¿de dónde sacas material para darle alma a Paquita, algo poco común en televisión?
El trabajo fundamental con el personaje de Paquita, que podría ser demasiado caricaturesco, es darle verdad. Yo trato de acercar todas sus emociones a mí, a la experiencia real, porque aunque ella sea una mujer de cincuenta y pico y yo un hombre de 29 años, una de las cosas que la serie me ha enseñado es que todos los seres humanos nos parecemos más de lo que pensamos, y que nuestra risa y emoción vienen del mismo sitio.
Tu personaje crea virales que encantan a la generación millennial. ¿La conexión con los códigos del público es otra de las razones del éxito?
Yo creo que sí. Que la serie haya pertenecido a una plataforma digital desde su nacimiento le ha dado mucha libertad de contenido y formato; la comedia de 30 minutos no existe en las televisiones en abierto en España. Además hace que la gente pueda ver la serie dónde, cuándo y cómo quiera. En el móvil o en su cama. Y la serie ha usado para la promoción todo ese tipo de lenguajes, incluso algunas de las referencias de la serie son de virales y memes que a nosotros nos gustan.
El secreto de Paquita
Paquita siempre habla de El secreto de puente viejo, teleserie española ambientada a fines del siglo XIX que lleva siete años en pantalla y donde sueña colocar a sus representadas. "Te han llamado de Puente viejo, ¡aprovecha esa oportunidad!", dice en la serie. En el tercer capítulo de la segunda temporada Paquita lo logra y su actriz aparece en la telenovela en un crossover. A otro de sus actores le cuesta que le den un papel por ser homosexual. Ella, con mucha naturalidad y desparpajo, sentencia: "Ha habido maricones toda la historia de la humanidad ¿cómo no puede haber un maricón en Puente viejo? ¡Pues ese es su secreto!".
La serie tiene guiños a la cultura pop, ¿veías mucha televisión cuando niño? ¿Cuál es tu crítica a la televisión actual?
Sí veía tele, había ciertas series que veía todas las noches antes de ir a la cama, como Mi querido maestro, Compañeros o Ana y los 7, con Ana Obregón, que es la gran invitada especial del capítulo dos de la segunda temporada, que es el que yo he escrito. Creo que actualmente se hace muy buena televisión, cada vez mejor, pero que en general se debe dejar más espacio a los creativos desde las cadenas importantes, que las duraciones no sean tan esclavas del primetime, por ejemplo. Tampoco siento que Paquita sea tan renovadora, es una comedia de 30 minutos más bien clásica con estilo de falso documental muy The office, pero que tiene un desarrollo emocional de los personajes muy cercano a otras series muy canónicas como Grey's anatomy.
¿Cuándo descubriste que la gente se reía contigo y que lograbas emocionarlos? ¿Fue con Paquita o antes?
Pues no tengo muy claro haber hecho ese descubrimiento, que la gente se ría y se emocione en Paquita no depende solo de mí. Yo puedo sentir que soy divertido con mis amigos o no, o que les puedo emocionar contándoles algo, pero una serie es un trabajo en equipo enorme que no se sostiene solo en mi forma de ser o funcionar.
Rubia oxigenada
Brays no hizo casting. Una tarde en casa de los directores de la serie, Javier Calvo y Javier Ambrossi, empezó a grabar videos para Instagram, se puso unos lentes y creó el personaje con nombre y todo. Esa fue su génesis. El actor, que usa barba, tiene que rasurarse y depilarse cada vez que se convierte en esta señora anclada al pasado, las teleseries de la tarde, los programas de farándula y a un mundo pre-internet. Se pone traje, tacones, uñas, pero su pelo es real. Se lo dejó largo y lo tiñó rubio oxigenado.
Los actores pasan a dieta y en el gimnasio, ¿esa es la reivindicación de Paquita? ¿Darles un espacio a los que la TV aparta por ser diferentes?
Bueno, Paquita tiene una dualidad muy grande con eso porque entiende ese modo de pensar de la tele canónica, pero a la vez está del lado de los outsiders. Pero la serie sí es una reivindicación de los actores y actrices diferentes.
Con la tecnología Paquita no se lleva bien. Usa taxi y no sabe qué es Uber o Cabify. ¿Cómo te llevas con las redes sociales y exhibir tu vida en Instagram (@braysefe)?
Me llevo genial con la tecnología, tampoco soy ningún experto pero me gustan las redes sociales, me generan curiosidad, siempre trato de probar e investigar las nuevas que salen. En eso Paquita y yo no nos parecemos nada.
Bullying homofóbico
En el colegio Brays sufrió por la homofobia de sus compañeros al ser abiertamente gay, pero gracias a su instinto de supervivencia fue olvidando esos episodios y hoy no aborda el tema de forma dramática. Con algunas de las personas que le hacían bullying se ha encontrado y más de alguna incluso le ha pedido perdón.
En una entrevista dijiste: "Yo soy quien soy por el bullying". ¿Intentabas decir que producto del bullying surgió algo de tu sensibilidad y vocación artísticas?
Esa frase es producto de un titular resumido, no me gusta mucho hablar de bullying en las entrevistas porque mi experiencia es que se utiliza como titular porque debe tener una probabilidad de clic muy alta usar la palabra bullying, pero el tema siempre se trata por encima. Mi modo de ser de ahora es un producto de todas las cosas que me han pasado, buenas y malas, sería difícil diseccionar cuáles han dado lugar a qué cosas.
¿Qué le dirías a un niño que sufre de bullying, que pida ayuda para defender su derecho a ser él mismo?
Pensar que un niño sufre bullying por defender su derecho a ser uno mismo es creer que existe una razón para el bullying. Ninguno de los insultos que lanza un acosador es la razón para el bullying, el problema a solucionar del bullying son los agresores, son ellos los que tienen actitudes que modelar y cambiar. Hay que descubrir por qué ellos para validarse necesitan agredir, qué problemas esconden. Hay que hablar en los colegios de diversidad, no para que los agresores entiendan la diversidad de los agredidos sino la suya misma. Hay que hablar con todos los alumnos de cómo reaccionar ante estas situaciones.
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