Hace tres años, vivimos uno de los procesos históricos más transformadores del último tiempo en Chile. El estallido social del 18-O removió el modelo político-económico operante, puso en cuestión una de nuestras bases fundamentales -la Constitución- y abrió espacio a una necesaria conversación sobre un concepto básico para nuestro bienestar: la dignidad. Sin embargo, también nos vino a interpelar de manera directa a nosotros. Fue en esos días de octubre cuando comenzamos a repasar nuestra historia. En muchos casos, a reflexionar sobre qué significa vivir en un país como Chile, uno de los más desiguales de la OCDE; y a tomar postura ante lo que pasaba en nuestro entorno. Nadie quedó ajeno. Y toda esa catarsis tuvo su correlato social: fracturas en grupos de amigos, polémicas salidas en WhatsApp familiares, relaciones nuevas surgidas en el calor de las protestas.

A tres años de este evento político, ¿Cuánto han cambiado nuestras relaciones interpersonales? ¿Cómo continúa el tejido social de nuestro país, considerando además que el devenir del estallido tuvo una abrupta interrupción por la pandemia? La doctora en Psicología Clínica y académica de la Universidad Católica, Paula Errázuriz, sostiene que el 18-O generó un remezón en las relaciones sociales de chilenos y chilenas, ya sea acercándolas o distanciándolas. Sin embargo, cree que ha costado generar un diálogo transversal, sobre todo porque las personas hemos tendido a generar burbujas, especialmente con quienes piensan parecido a nosotros; perdiendo la posibilidad de enriquecernos de la diversidad de otros puntos de vista. Es por eso que, afirma, es clave mejorar nuestro modo de relacionarnos. “Nos tenemos que preocupar de tener relaciones saludables con otros, porque es uno de los factores que influye en la salud mental”, dice.

Han pasado tres años desde el estallido social, un evento que nos removió e hizo que nuestras relaciones interpersonales cambiaran. Muchas se desgastaron, otras se fortalecieron. ¿Cuál es tu diagnóstico entorno a esto? ¿Cómo este proceso político afectó en la cohesión social?

Creo que, en hartas familias y grupos de amigos, se generaron distancias e incluso quiebres de relaciones por el hecho de tener diferencias políticas sobre lo que pasaba en el país. Y es que fue un conflicto social que nos llevó a tomar postura. Muchas veces, cuando tenemos opiniones distintas con nuestros círculos, en vez de verlo como una oportunidad para enriquecernos, lo sentimos como una amenaza a nuestro propio punto de vista y nos distanciamos. Así se empobrecen las relaciones en general.

Entonces el 18 de octubre tuvo su efecto en nuestro modo de relacionarnos.

Sí, de todas maneras, e incluso afectó en cómo nos miramos a nosotros mismos en nuestro proceso de identidad. Quizás, para muchas personas, previo al 18 de octubre, el pensamiento político no era algo que los definiera. Sin embargo, frente a una situación donde el país estaba dividido y donde las familias tomaron posturas, había una presión a decir ¿quién soy yo en esto? ¿de qué lado estoy en este conflicto? Eso generó tensiones tanto internas, como externas.

En medio de este contexto, se polarizaron las opiniones y las discusiones se tornaron cada vez más comunes en espacios sociales. Con el 18 de octubre (y procesos políticos posteriores), ¿logramos sortear el desafío de conversar con quienes piensan distinto a nosotros?

Lamentablemente hemos tendido a conversar con personas que piensan como nosotros y a cerrarnos en pequeños grupos más que tender puentes para tratar de entender posiciones distintas y enriquecer nuestros puntos de vista. Las redes sociales, además, favorecen esta burbuja, entonces el resultado es que nos vamos radicalizando en las posturas.

Con esta rigidez, ¿crees que existe un mayor distanciamiento entre las personas?

Si bien se ha ido generando una distancia social en ciertos ámbitos, también han habido situaciones que unen, como por ejemplo, la marcha del 25 de noviembre. Ahí se provocó una sensación de somos muchos los que queremos un Chile más igualitario y compartimos ideales. Esos dos procesos van a la par. Porque una gran mayoría del país se vio representada con el movimiento, y eso sí generó unidad, pero también desfavoreciendo otros grupos y eso rompe con cohesión social.

Además del estallido, pasamos por la pandemia que, por sus restricciones de movilidad, nos obligó de algún modo a distanciarnos, e incluso cortar relaciones. ¿Cómo influyó esta crisis en nuestros modos de relacionamiento? ¿Generó una especie de ‘merma’ en nuestras pautas de convivencia social?

Sí, la sumatoria de ambos factores -estallido y pandemia- fue crítico. Estábamos en un momento de esperanza, miedo o confusión, y en ese contexto, nos tuvimos que recluir en las casas. Ahí nos dijeron cuidado, el contacto con otros es peligroso. El otro pasó a ser una amenaza y eso a nivel de mensaje es súper complejo, porque además estábamos en un momento donde lo que más necesitábamos era recomponer el tejido social. Era clave encontrarnos para dialogar y llegar a ciertos consensos como país. En vez de eso, pasó todo lo contrario.

En la nota de lanzamiento de la campaña Cuida tu Salud Mental, mencionaste que este año hemos tenido una escalada en la violencia interpersonal, y que existe una sensación generalizada de mala relación entre las personas. ¿A qué te refieres con esto? ¿En qué contextos se expresa esta mala convivencia en tu visión?

Hay una sensación de que hay más violencia en los colegios, en las calles y además aumentó la percepción de inseguridad. Y a nivel de estructura política, quienes nos dirigen, se agreden y se descalifican.

En una sociedad que está en proceso de reconstruir sus vínculos y en búsqueda de acercarnos más entre nosotros, ¿de qué manera se pueden mejorar las relaciones interpersonales? ¿Cómo generar pautas sanas de convivencia con quienes piensan distinto?

Puede sonar como un cliché, pero creo que hay que valorar la diferencia y verla como un aporte. Poner en relevancia la diversidad en su más amplio espectro, considerando también nuestras formas de pensar y entender el mundo. Ver como un valor el hecho de tener amigos o familia que tienen posturas distintas a la nuestra. Eso puede ayudar en los distintos ámbitos.

Nosotros, el lunes, en conjunto a la Escuela de Psicología de la Universidad Católica, la Fundación PsiConecta, y el MIDAP vamos a lanzar la campaña Cuida tu Salud Mental donde tomamos cuatro ámbitos de las relaciones interpersonales que nos parecen clave: sexoafectivas, laborales, familiares y escolares. En todos esos ámbitos, si pensamos que la diferencia nos enriquece, podemos relacionarnos mejor.

Hay técnicas súper concretas a través de la campaña de cómo puedo escuchar al otro, cómo puedo resolver adecuadamente los conflictos o de qué manera puedo gestionar mis emociones cuando las siento más desbordadas. A través de esta campaña, queremos que las personas visiten nuestra página web cuidatusaludmental.cl para encontrar videos que permiten mejorar las relaciones.

Es importante pensar que relaciones interpersonales hay que desarrollarlas, que no son algo que se da por arte de magia. Nos tenemos que preocupar de tener relaciones saludables con otros, porque es uno de los factores que influye en la salud mental. Si me relaciono bien, voy a tener menos niveles de ansiedad o depresión. A nivel social, fortalecer esto, es fundamental.