Pop It!, el juguete antiestrés que nos tiene invadidos

pop it paula



El primero que tuve en mis manos fue uno de un vecino de mis hijos. Llegó con él una tarde y enseguida mi hijo me rogó que le comprara uno. Yo, que estaba concentrada en mi trabajo, le dije que sí, sin tener en cuenta que estaba adquiriendo un compromiso. Así que en la siguiente visita al mall chino –que está cerca de mi casa y por tanto visitamos habitualmente– me cobraron la palabra. Ahí me di cuenta de que era el juguete de moda, porque en la tienda estaba ubicado en los canastos de la entrada, donde en algún momento estuvieron los spinner, los pulpos reversibles de peluche o las muñecas LOL.

Se trata de un juguete de silicona pequeño y flexible que viene con pequeñas ampollas que puedes meter y sacar, sin parar. Se parece al plástico de burbujas, ese que se usa para proteger los empaques y que, al menos en mi caso, es lo más parecido a una adicción. Y es que ese sencillo acto de hacer explotar cada una de las burbujas me genera un tremendo placer, y si hago memoria, durante mi vida pasé varias horas en eso, así que ¿por qué privar a mis hijos de ese goce?

Ellos lo describieron como un juguete “para el estrés”. “¿Estás estresado?”, le pregunté inmediatamente al de 8 años cuando me lo mencionó. Me aclaró que en realidad lo usan para relajarse, aunque se sientan bien. ¿Será esta una de las razones por las que el Pop It! se transformó en el juguete del momento? En un artículo publicado en The New York Times, Adrienne Appell, vicepresidenta senior de The Toy Association, una asociación comercial sin fines de lucro para la industria del juguete, dijo que los aspectos potenciales para calmar la ansiedad de este juguete pueden haberlo convertido en un éxito en la era de la pandemia. Dijo también que muchos niños y niñas los usaban durante el aprendizaje remoto. “Especialmente en estos tiempos, pueden ser calmantes, pueden ser relajantes. Incluso los adultos los disfrutan”, agregó.

David Capon, presidente de FoxMind, la empresa que fabrica Pop It!, anunció que las ventas se han multiplicado por más de diez en el último año. Y aunque al parecer su boom surgió luego de un video viral de TikTok protagonizado por un mono que jugaba con un Pop It!, su historia viene de hace varias décadas. La compañía detrás de la idea original es una empresa israelí llamada Theora Design, que fue fundada por la pareja Theo y Ora Coster. Theo emigró de los Países Bajos a Israel después de la Segunda Guerra Mundial y se casó con Ora, una profesora de arte que se convertiría en la mente creativa detrás de su empresa, que lanzó juegos como el Adivina quién?, un clásico juego de adivinanzas de los años 80.

A mediados de los 70, la hermana de Ora murió de cáncer de mama y poco después tuvo un sueño sobre un campo de senos. Se despertó y le dijo a Theo que quería crear un juego basado en su visión. “Imagina un campo de senos, que puedes presionar desde un lado y luego presionar desde el otro lado”, dijo Boaz Coster, su hijo y co-director ejecutivo de Theora Design, al describir la visión de su madre. Theo creó un prototipo de caucho que estuvo en la sala de exposición de Theora durante décadas. La compañía lo actualizó con silicona para darle al juego una mejor sensación en la mano y, finalmente, el Sr. Capon de FoxMind decidió fabricarlo y comercializarlo como un juego llamado Last One Lost, un rompecabezas de lógica donde la persona que presiona la última burbuja que queda en el tablero pierde. Pero no fue hasta que el juego fue relanzado bajo el nombre Pop It!, que las ventas realmente comenzaron a despegar. ¿Qué sucedió para estimular el escandaloso crecimiento? El video viral del mono en TikTok.

Personalmente puedo dar fe de las cualidades satisfactorias de hacer estallar esas pequeñas burbujas dentro y fuera –ya había mencionado las horas de mi vida que perdí reventando las burbujas del plástico de embalar–. A veces me he pillado apretando las pelotitas del Pop It! mientras veo una película o incluso cuando estoy en una reunión por zoom. Mis hijos me molestan porque dicen que al parecer es a mí es a quien más relaja. Y entonces después de varios meses de rutinas cambiadas y encierro, me pregunto si este juguete terminó siendo una ayuda para el estrés familiar.

En el artículo de The New York Times, Yamalis Díaz, Ph.D., psicóloga clínica y profesora asistente clínica en la Facultad de Medicina Grossman de la Universidad de Nueva York, dijo que la evidencia es mixta sobre si los juguetes de este tipo son útiles para los niños que luchan por concentrarse en entornos académicos. Cita un estudio que muestra una mayor capacidad para concentrarse en la tarea de los niños con TDAH (Trastorno por déficit de atención con hiperactividad) que usan spinners en el aula; y otro estudio que muestra un rendimiento de los estudiantes más bajo en los exámenes de matemáticas cuando los niños pueden usar juguetes de este tipo.

Según la experta la utilidad de un juguete como éste es única para cada niño o niña. Es más, describe a dos niños en su práctica que tenían el mismo diagnóstico y habían elegido un cubo de Rubik. Un niño podía seguir respondiendo a sus preguntas mientras jugaba con el cubo; sin embargo el otro estaba totalmente absorbido por jugar con el juguete y no pudo retener nada de la conversación. En otros casos también sirve como una herramienta de socialización con sus pares, porque entre ellos comparten e intercambian sus Pop It!.

Cuando le pregunté a la psicóloga de mi hijo si creía que era normal que necesitara un juguete para el estrés, la respuesta fue que no me tomara todo tan literal; y que teníamos suerte de que la entretención del momento tuviera un beneficio extra, que es calmar a los niños y niñas, porque otras veces el juguete de moda podría ser una pistola, juegos de guerra o videojuegos adictivos. Así que es mejor aprovechar la era del Pop It!, ya que según expertos, la duración del boom por un juguete es de unos nueve meses, y entonces podría ser que la moda por este adictivo juego pronto se empiece a hundir... al igual que cada una de sus pelotitas.

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