Comer es un placer y se convierte en más que un medio para un fin. Comer tiene un significado considerable en nuestra sociedad, más allá de la adquisición de energía y nutrientes esenciales. Todas y todos hemos experimentado las sensaciones agradables, calmantes, relajantes que nos dan los actos que nos generan placer. El placer contrasta con el dolor o el sufrimiento, sensaciones humanamente que intentamos evitar y alejarnos.
El ser humano necesita de placer. Nos aleja del estrés y, como la naturaleza es sabia, todo aquello que nos protege, nos mantiene vivos y nos asegura nuestra existencia y descendencia nos produce placer: comer, las relaciones sexuales, reírnos, dormir, descansar y compartir con otros.
Aquí les comparto 5 razones que nos harán dudar de nuestro automatismo o desconexión a la hora de comer:
1. Nos enseña a conectar con nuestros sentidos y con ello, a conectar con nuestro cuerpo.
Nuestros sentidos del olfato, gusto y visión, son los más involucrados en el acto de comer. Para sentir lo placentero del sabor, aroma y lo atractivo que puede ser un preparación, necesitamos de nuestros sentidos. Al estar más conectados con ellos, hacemos de este acto una experiencia “tangible” que nuestra mente, cuerpo y emociones son capaces de integrar. Y con ello facilitamos la sensación de sentirnos saciadas y saciados.
2. Sentimos menos culpa.
Es difícil conectar con la culpa o arrepentimiento si es que disponemos al cuerpo, mente y emociones a estados agradables, de satisfacción y plenitud. Esa experiencia hace que esta vivencia sea registrada como positiva, por lo que no sólo nos alejamos de la culpa, también comenzamos a sentir que los alimentos son una buena fuente de beneficios, mejorando también nuestra relación con ella.
3. Nos recuerda que los alimentos son más que sólo nutrientes.
Los alimentos, preparaciones y comidas, también son momentos, historia, recuerdos, celebraciones y conexión con otros. Comenzamos a dejar de ver a los alimentos como buenos o malos, engordantes o adelgazantes o que son sólo medicina, lo que hace que no sólo nos saciemos con los alimentos, sino que son parte de una experiencia saciadora.
4. Nos ayuda a dejar de pensar dietas restrictivas
Cuando elegimos alimentos que nos apetecen en ese momento y se nos antojan, comemos con mayor disfrutes, porque efectivamente estamos escuchando a nuestra necesidades biológicas del placer. Comemos de una manera bastante alejada a lo que es la regla o lo autoimpuesto, por lo tanto también se abre este espacio de libertad y fluidez, dejando atrás esta sensación de culpa que nos lleva a compensar y con ello a la restricción.
5. Tiene un impacto positivo en la salud mental y emocional
Al comer con placer hacemos más consciente la liberación de dopamina en el cerebro, característico del acto de comer. Nos sentimos motivados, hacemos más vívida la experiencia de bienestar y relajo. A mayores niveles de dopamina, mayor satisfacción personal y mejor autoimagen.
* Camila es Nutricionista – Health Coach. Instagram: @camilaquevedot