Por qué tenemos que preocuparnos por nuestro consumo de vitamina D

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La vitamina D, o la falta de ella en nuestro organismo, es motivo de preocupación entre la comunidad médica. Y lo es incluso más durante las estaciones de otoño e invierno, en las que estamos menos expuestas a la luz solar, que es una de las principales fuentes naturales de este nutriente. Esta vitamina es importante y deberíamos priorizar su consumo, en cuanto su carencia podría llevarnos a perder densidad ósea y, en el futuro, sufrir osteoporosis y otras enfermedades.

Pero ¿qué tan cierto es que la mayoría de las personas presentamos deficiencia de vitamina D? “No solo no consumimos la cantidad de vitamina D que necesitamos, sino que no nos exponemos lo suficiente al sol”, dice la nutricionista de Clínica Alemana, Andrea Valenzuela, y agrega: “Usamos mucho bloqueador, y eso inhibe la producción de vitamina D. Más o menos un 80% de las mujeres en Chile entre 15 y 19 años posee un nivel insuficiente de esta vitamina. En las personas mayores, solo un 13% presenta niveles aceptables”.

Y según la especialista en nutrición, no solo los adultos presentamos este problema. Valenzuela cita un estudio realizado en Chile por la Universidad Finis Terrae, Universidad de Chile y Universidad Católica, el cual arrojó que “el 50% de los niños entre 4 y 14 años presentan un déficit de vitamina D en el país, principalmente en Santiago, Concepción y Antofagasta”.

Los días están más nublados a medida que nos acercamos al invierno, y las medidas de cuarentena no favorecen la exposición al sol. Aún así, Valenzuela entrega algunas recomendaciones para poder obtenerla de forma natural, sin la necesidad de suplementarse: “Si bien estamos más encerrados, quienes tengan acceso a una terraza pueden usarla. Lo que se recomienda son 15 minutos durante la mañana, idealmente a las 11 de la mañana, y que la exposición sea en el torso, brazos y abdomen, sin protector solar, porque éste elimina un 95% de la capacidad el cuerpo de fabricar vitamina D”.

Desde el punto de vista de la alimentación, la nutricionista hace énfasis en la importancia del consumo de pescados grasos, donde destaca al salmón, la trucha y la sardina, recomendando que se consuman idealmente tres veces por semana. “Además hay alimentos suplementados con vitamina D, como algunos lácteos o cereales”.

Y también están los suplementos, pero Valenzuela destaca la importancia de usarlos solo en caso de recomendación médica, para evitar niveles tóxicos. “Si llegara a ocurrir un exceso de vitamina D en el organismo no será por la comida sino que por una suplementación inadecuada”, dice y añade: “La necesidad de suplementación depende de cuánta vitamina D tengamos en la sangre. Los niveles normales son entre 20 y 40 nanogramos por mililitro, pero algunos médicos suplementan entre los 20 y 30 nanogramos”.

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