Ramón Farías, cesante
Así se llama la obra que estrena el 10 de mayo, un monólogo donde cuenta cómo, después de 12 años en el Congreso y 12 de alcalde, se quedó sin pega. ¿Cómo es para una persona que ha sido actor y político bajarse del escenario ahora? O, más bien, ¿volver a subirse?
Paula 1250. Sábado 5 de mayo de 2018.
"Estoy fascinado. Soy el hombre más feliz después de que caché que había perdido la elección. Una de las cosas que más me ha golpeado en mi carrera política fue el Sename y el último año lo pasé pésimo. De alguna manera mi campaña la hice como sin ganas, muy dolido.
Fui alcalde 12 años, fui diputado, jefe de bancada no sé cuántas veces, y cuando no sales reelecto que no te llame el presidente de tu partido para decirte 'oye, pucha, cuánto lo sentimos que no hayas salido' o, por último, para retarte '¡hiciste una pésima campaña!'. Nada. Indiferencia total.
La imagen de los políticos es que ganamos miles de millones de dólares y vivimos en un mundo increíble. Cuando ahora digo que estoy cesante es como desconcertante porque la gente piensa que uno sigue en el glamour.
El 12 de marzo fue entretenido. Me levanté tarde, aunque igual me desperté temprano, a la misma hora de siempre, tipo 6:30 de la mañana, como a hacer algo. Prendí la radio, escuché noticias para enchufarme, y después me empecé a dar cuenta de que era un día desocupado. Fue muy raro ese día, pero luego, los días que vinieron fueron súper relajados. Fue sacarse una mochila pesada de responsabilidad y tensión.
He agarrado nueva vitalidad, porque estaba achaquiento. Dolores en el cuello, en el cuerpo de tanto manejar, colon irritable. Me acuerdo que terminaba de almorzar en el Congreso y siempre hinchado, me caía pésimo todo. Pasé 24 años en que cada almuerzo era una reunión. Una cosa que disfruté mucho esa primera semana fueron los almuerzos en mi casa. Como a la semana y media de dejar la Cámara me deshinché.
¿Cuándo me di cuenta de que estaba sin pega? El 20 de marzo, porque en esa fecha pagan. Ahí me bajó un poco de angustia. Todavía me baja. Tengo algunos ahorros y cómo darme vuelta, tengo también un estudio de Pilates con mi señora que estamos empezando. Pero igual digo: "Chuta, tengo que empezar a producir", sobre todo pensando en la decisión que tomé: volver al teatro, a la televisión, a hacer telenovelas.
Lo ejemplifico de la siguiente manera: cuando dejé de ser alcalde me pegué en la puerta del municipio porque salí de la oficina y ese día nadie me la abrió… Cuando tienes el cargo, el poder, la gente corre a abrirte las puertas. O tienes a alguien que te estaciona el auto mientras te bajas a una reunión. Ahora he tenido reuniones y he llegado atrasado porque no calculé el tiempo que uno se demora en estacionar.
La batería del teléfono me dura ahora dos días. Antes me duraba medio, por eso tengo batería extra. Te llaman menos, hablas menos. Uno vuelve a recuperar los grupos de Whatsapp de amigos. También recuperas comida, ropa, espacio. Al principio me daba cosa ir al supermercado el viernes en la mañana. Pensaba que alguien me iba a decir: 'Flojo, ¿qué estás haciendo acá?, ¿por qué no estás en el Congreso?'.
Lo primero que descubrí respecto al tema de buscar pega es que ya no se usa en papel. O sea yo pensaba escribir una cuestión e imprimirla. Si tuviera que redactar un CV como los de ahora, pondría: 'Soy versátil. Le puedo hacer desde comedia hasta drama, tengo muy buen discurso, hablo bien'.
La edad es complicada, aunque a mí me da lo mismo la mía. Tengo 62 y me siento con poder, con ganas de hacer lo que sea, mi mente no es de sesenta y tantos sino de cuarenta. Pero soy actor y el problema es que de acuerdo a cómo tú te vas viendo es el tipo de personajes que te dan. La última telenovela que hice fue Acércate más, en 1991. Besaba a la Ana María Gazmuri y después me la quitaba, creo, Álvaro Rudolphy. Ahora yo sería un galán maduro o un abuelo joven. Es lo que creo que me podrían ofrecer".
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