El reclamo del heladero austriaco
Moritz Fried pensó que Chile era como Suiza, pero tuvo que instalar su glamorosa heladería para darse cuenta de que no. Que la modernidad de los edificios del Barrio El Golf no lo amparaba de los golpes de la burocracia, la desidia funcionaria y los constructores pillos. "Chile es muy engañoso cuando uno lo ve desde afuera, porque pareciera que las cosas realmente funcionan", dice y cuenta la odisea que es montar un negocio en Chile.
Pensó por un minuto que Chile era como Suiza, cuando vio el perfil de los edificios de la calle Isidora Goyenechea y toda la infraestructura. "Qué moderno". Cuando vio los videos con que Lan promociona el turismo nacional en sus vuelos. "Esto funciona muy bien". Cuando navegó por las webs que promocionan las inversiones en el país. "Qué eficiente". Pero no era Suiza, y el espejismo se desvaneció de golpe cuando instaló su primera sucursal de la heladería Moritz Eis en Vitacura. "Quedé perplejo. Chile es un país terriblemente difícil para emprender, tengo operaciones en cinco países de Europa, pero la más difícil ha sido esta", dice este austriaco que dejó el mundo de las finanzas por el de los helados prémium impulsado por su amigo, mentor y más tarde socio, Douglas Tompkins. "Chile es muy engañoso cuando uno lo ve desde afuera porque pareciera que las cosas realmente funcionan".
¿Cuál fue tu primer shock?
Me estafó el constructor del local. Tardó demasiado tiempo, así que perdí todo el verano, la calidad fue horrible y el precio muy caro. El tipo incluso me dijo: "usted es extranjero, usted tiene dinero". Creo que ser extranjero en Chile es una ventaja, pero al mismo tiempo una desventaja. Alguna gente te mira como esta especie de vaca que pueden ordeñar, como una fuente de dinero en efectivo.
¿Y la ventaja?
Es que uno es muy exótico y te quieren. A los chilenos les gustan los europeos.
La primera vez que vino a Chile, cuando era un banquero, se enamoró de sus paisajes naturales. Soñaba algún día con un trabajo que le permitiera vivir el verano europeo y luego el sudamericano. En un viaje a Rumania conoció a Douglas Tompkins, a quien más tarde visitó en Valle Chacabuco. Fue él quien lo inspiró a dejar las finanzas, que no disfrutaba, por algo que lo llenara y lo encontró en los helados, que hace con fruta natural, huevos reales y leche real, sin uso de bases ni concentrados industriales. Cuando Tompinks los probó le ofreció asociarse y abrir en Chile. "Me dijo 'son fantásticos, traigámoslos a Chile porque no hay buenos helados'".
Pero no te contó lo del papeleo.
Me impresionan los desafíos burocráticos. Tienes que lidiar con las seremis, los permisos, las patentes: trámite, trámite, trámite. Y siempre hay que ir a la estúpida notaría. Es desesperante por lo lento y porque quedas sujeto a funcionarios de la administración pública que son flojos y que no quieren ayudarte. Esta gente no te ve como alguien que ayuda a hacer negocios y que paga impuestos que ayudan a pagar sus sueldos, de quienes debieran estar felices y agradecidos.
¿Sientes que chocas contra un muro?
Solo siento que la interpretación de las reglas es extremadamente rígida. No hay un milímetro ni a la derecha ni a la izquierda. Y hay reglas que llegan a ser completamente idiotas.
"Me impresionan los desafíos burocráticos. Tienes que lidiar con las seremis, los permisos, las patentes: trámite, trámite, trámite. Y siempre hay que ir a la estúpida notaría. Es desesperante por lo lento y porque quedas sujeto a funcionarios de la administración pública que son flojos y que no quieren ayudarte".
¿Falta de sentido común?
Absolutamente. Por ejemplo, nuestro helado está separado por sabores y cada sabor tiene su propia espátula. En todas las demás heladerías usan la misma espátula para todos los sabores, que yo lo encuentro un asco. El funcionario insistía en que nosotros teníamos que tener un lugar para lavar la espátula después de cada uso, pero nosotros le explicábamos que no era necesario porque nuestra espátula no se mezcla con nada más. Y tuvimos que hacer un nuevo lugar para lavar. A veces no sé si es falta de sentido común o simplemente falta de inteligencia. Lo otro que veo es la falta de iniciativa personal. Hay un par de personas que deciden por los demás. Y me da mucha pena, porque creo que tiene que ver con que mucha gente no tiene acceso a una buena educación.
El estado de la educación en Chile finalmente afecta tu negocio.
Sí, y es además un gran problema para que el país avance, porque la diferencia entre los ricos y pobres es trágica. Y la causa también está en las elites, porque a ellas no les gusta la movilidad social porque les crea más competencia. En Chile si naces con cierto apellido, vas al jardín privado, al colegio privado, a la universidad privada, también consigues los empleos. Todo está prediseñado, pre arreglado. Y no quiero que esto suene a que soy de izquierda, porque no lo soy. Lo digo como una observación y creo que es una pena. Creo que este país va a tener grandes problemas en el futuro por esto. La gente se va a quedar estancada.
¿Necesitamos más movilidad social?
Absolutamente. Y también pensamiento crítico. Para mí es triste ver que Chile sea tan norteamericano para sus cosas, si hablas del lado negativo de los norteamericanos. Es una sociedad extremadamente materialista. Lo ves es en esos autos enormes, en la cultura de ir de compras, donde la gente se mueve por el consumo y los símbolos de estatus. Pero, por el otro lado, nosotros somos una marca prémium de helados y claro, estas personas son nuestro target.
Acabas de abrir un nuevo local en Isidora Goyenechea. Tiene que gustarte un poco.
Lo que me gusta de Chile son las increíbles oportunidades de su mercado y es por eso que estoy abriendo una nueva tienda y creo que perfectamente podríamos a llegar a 10 o 12. La calidad de los helados en general no es muy buena, todo es muy industrial, muy americano. Para mi negocio, el clima es muy atractivo, nunca muy frío, con un verano largo.
Si viniera un amigo tuyo a hacer negocios, ¿qué consejo le darías?
Que tenga mucha resistencia. Que no se dé por vencido fácilmente, que no afloje hasta que consiga lo que quiera. Y que monitoree y esté encima todo el tiempo.
¿Tú nunca pensaste en aflojar?
Eso es imposible, porque aquí invertí mi dinero.
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