"La paz no es solo la ausencia de la guerra", Rigoberta Menchú
Para esta semana en que Venus entró a Capricornio los astros han seleccionado a una de las voces pacíficas más potentes de nuestro continente: la líder guatemalteca Rigoberta Menchú. Embajadora de buena voluntad de la Unesco y premio Nobel de la Paz en 1992, ha trabajado por las causas sociales abogando siempre por la vía de la paz como el canal de solución de conflictos de pequeña y gran escala.
Para ella la paz no solo es ausencia de guerra, sino una serie de condiciones humanas transversales que permiten la tranquilidad social. "Mientras haya pobreza, racismo, discriminación y exclusión difícilmente podremos alcanzar la paz", dice. Y es que la acción individual es la toma de conciencia, y la acción concreta son los cambios impulsados en conjunto. Juntos son imparables.
Defensora de los derechos indígenas y de la mujer, su carta nos recuerda que debemos rescatar el diálogo como herramienta de cambio y que el respeto a las culturas milenarias es la base para el presente. El suyo es un poder tremendamente femenino que nos llama a repensar las políticas contemporáneas.
En este período en que las relaciones interpersonales se van definiendo con miras al fin de año, el Oráculo nos llama a alinearnos con causas y seres que nos nutran y nos hagan crecer. Para eso tenemos que estar lúcidas y claras en nuestro centro. "Este mundo no va a cambiar a menos que estemos dispuestas a cambiar nosotros mismos", dice Rigoberta.
Imagina: Tu poder. Rigoberta dice que una mujer con imaginación sabe proyectar la vida de una familia, la de una sociedad y la del futuro de un milenio.
Lucha: Por la justicia. "La única lucha que se pierde es la que se abandona", dice.
Llora: Según esta activista, llorar es una forma de expresar nuestra pena y nuestro descontento personal y social.
Utiliza: Solo lo que necesitas. Según ella, a los mayas se les enseña desde niños a tomar solo lo que requieren para vivir. Nunca más.
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