Paula 1130. Sábado 14 de septiembre 2013.

Cuando una pieza se vuelve cargante de tan vista, pero aun así nos sigue gustando, es bueno permitirse recordar que, más allá de las miles de copias, hay una que es la original, aquella con que todo partió y que vale la pena agregar a los ítems por adquirir.

La sencilla polera rayada marinera es tan parte de los recuerdos como del clóset de cualquier persona con algún mínimo hábito de compra. Tiene fuertes vínculos emocionales con los recuerdos de la infancia, un halo a uniforme y olor a verano; todos atributos que constantemente atrapan a la hora de vestir.

De la polera marinera de Saint James se dice que las líneas representan las victorias de Napoleón en contra de los ingleses en el mar.

Ya se trate de la polera o del suéter –ambos de cuello levemente bote e infinitas rayas paralelas horizontales–, el look hace verse bien a quien sea que lo lleve. Por esa razón, por más hostigosa que su presencia parezca, no es posible escapar de su encanto. Las rayas marinera, incluso, le imprimieron un detalle sobresaliente a algunos sorprendentes vestidos de la colección de alta costura verano 2013 que Raf Simons creó para Dior hace un par de meses.

Desde 1850 la marca Saint James, establecida en Normandía, en Ducey, un pueblo fortificado de 3.000 habitantes, muy cerca del Mont Saint Michel, en Francia, se ha dedicado a confeccionar la polera/suéter marinera que se hizo famosa en el mundo. Incluso el monte Saint Michel es parte del preciado logo. Los polerones creados originalmente para la marina francesa, y que fueron inmortalizados por Pablo Picasso, Andy Warhol y Brigitte Bardot, son los mismos que Coco Chanel usó en su juventud, ayudándole prematuramente a convertirse en un ícono del estilo. Fue, de hecho, Chanel quien hizo de la polera marinera uno de los símbolos más poderosos del estilo unisex de todos los tiempos, cuando la comenzó a vender en su tienda de Deauville, en 1917. Los franceses llaman a la célebre polera "la marinière".