El glühwein alemán, el glögg sueco, el mulled wine inglés, el vin brulé italiano, el vin chaud francés o el navegado chileno. Distintos nombres, un mismo concepto: vino tinto caliente con especias. ¿Cuál es el original? No hay claridad. Se dice que en los países europeos fue un legado medieval, mientras que acá en Chile sería una herencia de las diversas colonias europeas que poblaron el sur del país durante los inicios del siglo XIX y XX, aunque algunos aseguran que se originó en las frías noches de Concepción.
Y aunque nada de esto es comprobable, porque, como dice Anabella Grunfeld, investigadora gastronómica, "una de las cosas lamentables de nuestro país es la poca documentación de recetarios antiguos, por lo tanto hay escaso patrimonio culinario comestible y bebestible", sí hay un factor que se repite en todos los supuestos orígenes: el frío. Con la llegada del invierno y la época navideña en los países del hemisferio norte, el vino tinto caliente y condimentado es un excelente compañero.
EL CLÁSICO NAVEGADO
Felipe Marguiraut, instructor de Bar Academy, explica que aunque hay ciertas variaciones, la tradicional preparación chilena es: una botella de vino tinto, una taza de azúcar, dos palitos de canela, dos clavos de olor y dos naranjas cortadas en medias lunas. Todo eso va junto en una olla hasta que hierva. "Esa es la clásica, pero existen muchas variaciones". En cuanto al tipo de vino, popularmente se usa el más barato, "pero personalmente a mí me gusta con un buen carmenere o un merlot", dice Felipe.
EN EL MUNDO
Aunque la base de esta preparación suele ser la misma, cada país y región le agrega su toque especial. Por ejemplo, al glühwein alemán generalmente le agregan hojas de laurel y estrellas de anís. En Suecia, cardamomo, y a veces brandy, vodka o aguardiente, y lo acompañan con pasas, almendras o higos secos. El mulled inglés muchas veces incluye cáscaras de limón, una pizca de jengibre en polvo y brandy, y a veces sustituyen el azúcar por miel.