Originalmente la película Pretty Woman (1990) era un oscuro drama sobre la prostitución en la ciudad de Los Angeles y los sueños rotos de una mujer adicta a la cocaína. Pero a medida que comenzó el rodaje, sus creadores se enamoraron de la protagonista y decidieron cambiar el tono de la producción a una comedia romántica y redibujar a su heroína como una mujer que no tuvo una vida fácil, pero que finalmente sólo exige respeto y amor. Para esto rescataron uno de los valores fundamentales del personaje: la empatía.
Los astros de esta semana, con Marte en Virgo, han elegido a Vivian Ward, la adorable y honesta prostituta de peluca rubia, boina y bucaneras que inmortalizó Julia Roberts en este clásico del cine. Y su llamado es a inspirarnos para trabajar nuestras relaciones con los otros ocupando siempre como herramienta el corazón. A diferencia de sus colegas en Hollywood Boulevard, Vivian trabaja de forma independiente por lo que administra su propio tiempo y finanzas.
Si bien en un principio la dinámica entre Vivian y el ejecutivo Edward Lewis, quien contrata sus servicios por una noche, está mediada por una transacción económica, no tardan en aparecer entre ellos los afectos. En la pieza de Edward en el lujoso Beverly Wilshire, él se muestra confundido, agobiado y vulnerable, mientras ella que en un principio es fría y complaciente, hasta que comprende que lo que él necesita no es sólo una compañera sexual, sino que compañía. A cambio, Vivian demanda amor y respeto. Ese es el precio por acceder a su lado humano.
El aprendizaje de la película es valorarnos delante de los otros. Muchas veces nos dejamos trasgredir o pasar a llevar en nuestras relaciones ya sea amorosas, laborales o familiares, pero el llamado es a conservar nuestra integridad y dignidad. Vivian nos recuerda que debemos entender lo que valemos y exigir ser tratadas con respeto. Esta encantadora pelirroja no es la heroína clásica de Hollywood. No se trata de una princesa consentida a la que hay que rescatar. Es una mujer de la calle, directa, autosuficiente y deslenguada. Una prostituta que demanda ser tratada como una persona y no como un objeto de placer.
En la dinámica de Edward y Vivian la transacción económica pasa a segundo plano para darle protagonismo a las emociones. Y por eso las estrellas nos invitan a mostrarnos vulnerables, empáticas y abiertas sin transar nuestra forma de ser. Después de todo, detrás de las rígidas etiquetas que a veces nos definen y de los roles sociales que interpretamos, están siempre nuestros sentimientos: vivos, complejos y profundos.
Sugerencia: Ten claro tu valor en lo laboral, en lo amoroso y en lo personal. Si alguien quiere negociar contigo en cualquiera de estas áreas, no transes.
Número: 3.000, el monto de dólares que Vivian y Edward acuerdan por estar juntos la primera noche que se conocen.
Color: Rojo, como el pelo natural de Vivian que se esconde tras su peluca platinada y el color del vestido que ella usa para la ópera, la primera vez que la vemos llorar. ¿Sabías que la ópera que ven con Edward es La Traviata, la historia de un hombre con plata que se enamora de una prostitua?
Canción: Respect, de Aretha Franklin.