Suegras

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Si se tratara de una película, la relación con la suegra sería un temas que se podría mostrar en una comedia livianita como Mi gran cansamiento griego o en un drama profundo. La respuesta dependerá sin duda de a quién le preguntemos, pero es un tema que a nadie deja indiferente. Una de las primeras preguntas que le hacemos a nuestros amigos cuando formalizan una relación con alguien tiene que ver con la suegra.

Hoy no me referiré a las relaciones con la suegra que funcionan bien y que no son fuente de conflicto, me detendré en esas relaciones más complejas, las que no terminan de cerrar bien. Las relaciones que son una piedra en el zapato.

La relación con la madre de tu pareja puede tener al menos 3 escenarios: uno neutro, donde no es una figura significativa; un segundo escenario donde la relación puede convertirse en un vínculo de apoyo y cariño mutuo; y un tercer escenario en el que el vínculo es un campo minado emocional, donde cada comentario podría ser interpretado como una crítica o descalificación.

Una de las razones por las que la relación con la suegra puede ser problemática es una suerte de juego de poder e influencia que suele existir dentro de las familias.

De hecho, en la cultura popular, a menudo la figura de la suegra es representada como una fuente de conflictos o malentendidos, no obstante, esa relación es mucho más que una caricatura, pues tiene sus matices y complejidades.

¿Te acuerdas de la primera vez que conociste a tu suegra? Probablemente lo recuerdas como un momento nervioso y cómo no, si las primeras impresiones son fundamentales y, en muchos casos, ambas partes sienten que están en una especie de “casting”. Tú, tratando de demostrar que eres la pareja perfecta para su retoño (a), y ella, evaluando si eres la persona adecuada para su hijo(a).

Te propongo ir revisando algunas ideas sobre esta relación de la que tanto se habla y poco se trata.

Una de las razones por las que la relación con la suegra puede ser problemática es una suerte de juego de poder e influencia que suele existir dentro de las familias. La suegra, al ser una figura importante en la vida del hijo o hija, puede verse como una amenaza a la pareja de este, especialmente si las expectativas y los roles familiares no están claros.

Es común que una suegra vea a la pareja de su hijo o hija a través de un prisma crítico, comparándola, tal vez de manera no tan consciente, con la forma en que ella misma manejaba las cosas. Para la nuera o yerno, esto puede generar una sensación de sentirse insuficiente o presionado. Es como si estuvieras en una constante evaluación, lo que resulta agotador y al menos, agobiante.

Establecer límites claros y precisos desde el día uno es clave. No se trata de levantar murallas gigantes, sino de marcar terrenos. Comunicarse abiertamente sobre expectativas y necesidades puede ayudar a reducir la tensión, como también que cada parte entienda, reconozca y respete los roles y las fronteras del otro para evitar la sensación de intrusión o competencia. Lo que incluye respetar las decisiones de la pareja, incluso cuando no coinciden con las propias expectativas.

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Pero poner límites no significa rigidizarse en ellos. Es más, la flexibilidad y la capacidad de negociar son cruciales para establecer una buena relación con la suegra. Un buen ejercicio es practicar la asertividad con ella, expresando lo que necesitas de manera clara pero amable. Por ejemplo, “Muchas gracias por preocuparte por nosotros, pero preferimos tomar esta decisión juntos”. Esta frase dicha con una sonrisa genuina, puede evitar conflictos mayores y reforzar la idea de que se valoran sus opiniones, aunque la decisión final quede en manos de la pareja.

Hay otra dimensión en la relación con la suegra que tiene que ver con la dinámica de poder que puede surgir. En algunas familias las suegras adoptan un rol central, casi como reinas, lo que puede generar tensiones innecesarias si no se maneja adecuadamente. Esto podría ser el reflejo de una necesidad de mantener el control o tener relevancia en la vida de los hijos adultos. Reconocer esta dinámica a través del humor, sin confrontarla, puede funcionar como una válvula de escape y aliviar la tensión.

Otro punto importante a considerar son los estereotipos. Los estereotipos culturales frecuentemente ponen a la suegra como una figura crítica o controladora. Estos estereotipos pueden influir en cómo las personas perciben y manejan su relación con su suegra, a veces exacerbando conflictos que podrían no haber sido tan intensos. Es útil desafiar estos estereotipos y relacionarse con una mirada más abierta. Conocer a la suegra como una persona individual y no a través del filtro de los estereotipos puede llevar a una mejor comprensión y a una relación más armoniosa.

Es interesante recordar que cada familia tiene su propia historia y sus propias pautas relacionales que pueden influir en cómo se desarrollan las relaciones entre la suegra y la pareja de su hijo o hija. La historia familiar puede incluir experiencias pasadas de conflicto, expectativas culturales y diferencias en la forma de manejar los problemas que suelen ser distintas al “recién llegado”. Intentar comprender cómo la historia familiar influye en las percepciones y comportamientos actuales puede ayudar a mejorar la relación.

Es importante recordarnos que las relaciones nunca son estáticas y van evolucionando con el tiempo. Es posible que esas primeras impresiones o los roces iniciales se suavicen en la medida que ambas partes quieran genuinamente conocerse mejor, desde la paciencia y la disposición a aceptar a la otra persona con sus defectos y virtudes para construir una relación saludable.

Aceptar que la relación con la suegra puede que no cumpla con tus expectativas, pero que puede ser lo suficientemente buena, es una liberación. En muchos casos, ella es una parte importante de la vida de tu pareja, y encontrar un equilibrio entre humor, respeto, asertividad, comprensión y límites claros resulta clave para convivir en paz y convertirse en una oportunidad para crecer y aprender.

* Dominique es Psicoterapeuta -sistémica, centrada en narrativas- y magíster en ontoepistemología de la praxis clínica. Se desempeña como docente universitaria y supervisora de estudiantes en práctica. Atiende a adultos, parejas y familias. Instagram: @psicologianarrativa.

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