Paula 1160. Sábado 8 de noviembre de 2014.
Si hace una década pocas obras chilenas debutaban en el extranjero, hoy lo hacen, incluso, hasta una decena. Una tendencia en alza gracias a los programas y asesorías de la Fundación Santiago a Mil, que busca posicionar montajes nacionales en los festivales más destacados de Europa y Estados Unidos.
Hace 22 años, cuando comenzaba Santiago a Mil, sus gestoras Carmen Romero y Evelyn Campbell ya intuían que no solo bastaba con potenciar el teatro dentro de Chile: también tenían que mostrarlo fuera. Un desafío que parecía monumental, no solo por el alto costo de transportar una compañía entera, sino porque los mismos actores, productores y directores no sabían cómo interesar a las plazas extranjeras en sus creaciones. Pero el avance ha sido notable. En los últimos ocho años más de 30 obras nacionales han visitado los cinco continentes; el año pasado se dieron 70 funciones en el extranjero y, en este año, obras como Historia de amor, de Teatro Cinema, y Castigo, de Cristián Plana, entre otras, sumaron 86 funciones fuera de Chile solo en el primer semestre.
Esta internacionalización del teatro chileno se ha visto potenciada por la Semana de Programadores (PLATEA), evento que se realiza durante Santiago a Mil y que recibe a los encargados de los más importantes festivales del mundo para que vean teatro chileno. A este trabajo de gestión se sumó desde este año la asesoría de Olga Garay (ver recuadro), norteamericana de origen cubano y ex directora ejecutiva del Departamento de Asuntos Culturales de Los Ángeles, que en 2013 fue nombrada una de las 50 personas más influyentes en la gestión artística sin fines de lucro de EE.UU. por The Western Arts Alliance. Una contratación que pretende aportar con la experiencia, sobre todo para entrenar a las compañías y evitar que caigan en errores, como no contar con un dossier bilingüe de su trabajo ni con material audiovisual de primer nivel.
Olga Garay, la nueva carta de Santiago a Mil
¿Con qué condiciones debe cumplir una compañía chilena para llegar al circuito teatral norteamericano y europeo?
Uno de los temas primordiales es crear una ficha técnica, preferiblemente en inglés, lo más detallada posible. Tener buenos videos es muy importante desde el punto de vista técnico y, además, para el marketing del proyecto. Obviamente, es muy importante desarrollar oportunidades para que los presentadores internacionales vean el trabajo, y allí es donde Santiago a Mil provee un servicio óptimo.
¿Qué tan gravitantes son los programadores internacionales?
Muy importantes. Ellos tienen la oportunidad de introducir nuevas voces en diferentes partes del mundo. Pero los mejores programadores prefieren ver el trabajo personalmente antes de comprometerse. Por eso es que la oportunidad que provee Santiago a Mil es tan fundamental.