¿Visibilización de la salud mental en TikTok o actuación para la cámara?

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Una joven norteamericana empaca productos que ella misma fabrica de manera artesanal y despacha a todo el mundo. Mientras lo hace, “pelea” contra los movimientos involuntarios de su cuerpo. Lanza los paquetes al aire, hacia la cámara que la graba, golpea la mesa y repite una y otra vez frases como “este es mío”, mientras abraza una de las órdenes de compra que ha recibido de una de sus seguidoras. Decimos “seguidoras”, porque la mayoría de los clientes que adquieren los productos de Emerald Rose, llegaron a ella a través de su cuenta de TikTok. Con más de medio millón de seguidores Ticsandroses es el nombre del perfil que ella había creado en la red social para difundir y desmitificar una condición que, según decía, la afecta desde los 7 años: Síndrome de Tourette.

Si bien los estudios actuales y distintas entidades de salud estiman que el porcentaje de personas que vive con este síndrome varía entre el 0.3% y el 1% de la población, la representación que ha alcanzado a tener en redes sociales —específicamente en TikTok— y entre adolescentes que dedican cuentas a visibilizar su condición, da pie para pensar que el auto diagnóstico de enfermedades y condiciones de salud mental poco frecuentes se ha vuelto una tendencia.

La psicóloga clínica especialista en terapia con adolescentes y miembro de @UnPsicocentro, Sofía Sánchez, explica que ha observado casos de prediagnósticos o derechamente auto diagnósticos en pacientes que llegan a la consulta. “He empezado a observar que, en algunos casos, se han presentado ciertas conductas asociadas a auto diagnósticos producto de la información y el contenido que consumen en redes sociales como TikTok o Instagram”, comenta la especialista. “Porque cada vez se vuelve más común observar contenido relacionado a salud mental que tiende a presentarse de manera muy estigmatizante y patologizante”. Agrega también que, el contenido que se muestra en un formato de videos o publicaciones tan breves pero que intentan resumir un cuadro clínico completo y determinado, deben caracterizarlo de manera tal que sea más fácil reconocerlo. Y bajo esa premisa es muy fácil caer en las caricaturas.

Otra de las enfermedades de salud mental que se ven frecuentemente retratadas en TikTok —pero que tienen poca prevalencia en la población general— es el Trastorno de Identidad Disociativo o DID por sus siglas en inglés. El hashtag acumula más de 2,500 millones de vistas en la red social para adolescentes. Muchos de ellos explicando síntomas, dando cuenta de la composición de sus sistemas (o diferentes identidades) e incluso haciendo switch o cambios de identidad frente a la cámara. ¿El problema? Según un artículo publicado en la base de datos Science Direct, los primeros síntomas del DID pueden comenzar durante la infancia, pero solo en la adultez es que se obtienen diagnósticos confirmados ya que es en esa etapa del desarrollo de la persona en la que es posible descartar otras patologías.

Si bien Sofía Sánchez no ha recibido casos de auto diagnósticos de Tourette ni Trastorno de Identidad Disociativo en su consulta, comenta que hay otros que sí ve con relativa frecuencia. “Trastornos de la Personalidad como el Trastorno Bipolar, entre otros cuadros que generan un gran interés en las personas porque tienden a ser llamativos y fácilmente atribuibles a conductas aisladas en determinados contextos, son más frecuentes”, explica. Agrega que otros auto diagnósticos que se repiten son el Trastorno Límite y Narcisista, además de un fenómeno que en inglés ha sido denominado como Daddy Issues. “Corresponde a un complejo asociado a la figura paterna donde tiende a pensarse que el adolescente, sobre todo mujeres, busca en otras personas lo que dicha figura no pudo entregar. Especialmente en relaciones de pareja”.

Y es que el contenido producido en redes en torno a la salud mental con el objetivo de obtener reconocimiento entre pares, ha generado que jóvenes en busca de identificación con su entorno y explicaciones de lo que pueden estar viviendo o experimentando en su mundo interno, se identifiquen con esta información y se diagnostiquen a sí mismos con distintos cuadros clínicos. En los casos más extremos y de enfermedades atípicas y con una baja prevalencia pero que se han viralizado en redes, la causa pareciera ser el potencial que tienen para ser explotadas frente a las cámaras.

La psicóloga Sofía Sánchez explica que es importante distinguir entre la simulación y la sobre identificación con enfermedades mentales. “El TID o Tourette puede presentar algunas características que hacen que sea relativamente fácil identificarse con algunos de sus síntomas”, dice. “Por ejemplo, si siento que tengo una tendencia a comportarme de manera diferente en ambientes determinados y no me puedo explicar por qué me ocurre eso, si veo un video en TikTok que me dice que eso es un TID y que ocurre por un elemento traumático en mi vida, probablemente, en mi búsqueda de respuestas y explicaciones por mi conducta y mi forma de ser como joven, me identificaré con aquello y por lo mismo quizás comience a actuar en la línea de lo que yo creo o entiendo que constituye un TID”.

La especialista agrega además que es relativamente esperable que frente a estímulos como TikTok e Instagram, que de forma poco cuidadosa exponen este tipo de cuadros clínicos con el propósito de que la gente se identifique con ellos, se generen reacciones como las que estamos viendo en los jóvenes. Sin embargo, la sobre identificación es solo una cara de la moneda cuando se trata de salud mental en redes sociales. La otra, y quizás todavía más problemática, es que quienes generan este contenido a veces ni siquiera han experimentado la sintomatología que retratan en la pantalla. Mucho menos cuentan con un diagnóstico.

Cuando los seguidores de Emerald Rose comenzaron a notar inconsistencias en su actuar, especialmente en las manifestaciones de sus tics, iniciaron las sospechas. Con ellas las indagaciones en su pasado y perfiles en otras redes. Comenzaron también a aparecer acusaciones en los comentarios de personas con Síndrome de Tourette que explicaban por qué los tics de la influencer no cuadraban: no se repetían, eran siempre vinculados al tema o la actividad que realizaba, repetía sonidos muy fuertes en privado pero el volumen bajaba considerablemente cuando estaba en espacios públicos. Y así, una serie de detalles que, sumados a un antiguo video de una transmisión en vivo de más de 30 minutos en la que no mostraba un solo tic y una declaración de familiares de Emerald que desmentían que la joven tuviese el síndrome, terminaron con la credibilidad de la influencer. Y el cierre definitivo de sus perfiles en redes sociales.

Sofía Sánchez dice que hay que considerar que las redes evidentemente han generado grandes cambios en los adolescentes y niños. En su forma de percibir el mundo y percibirse a sí mismos. “El consumo de estas redes hace que exista una especie de necesidad por identificarse y relacionarse con aquello que están viendo que probablemente no era así hace unos años atrás”, concluye. Porque las redes sociales se han convertido no solo en un medio de entretenimiento e información, sino también en una forma de exploración de la propia identidad y la relación con el mundo.

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