Adiós al iPod: la historia del emblemático reproductor de música

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El primer iPod fue presentado el 23 de octubre de 2001. El 10 de noviembre del mismo año salió a la venta.

Distintos padres, un diseño icónico que irradiaba futuro con una pieza inspirada en el pasado, y un almacenaje insólito hace dos décadas. El iPod, que salió a la venta un 10 de noviembre de 2001, cambió la manera de escuchar música y su contenido decía quién eras. Esta semana Apple anunció que descontinuará al iPod Touch, el modelo más reciente de su popular reproductor de música.


Lisa está a punto de marcharse de la presentación del primer iMac. Steve Jobs no sabe cómo retener a su hija, hasta que observa el Walkman de Sony que lleva. El genio de Apple lo tilda de “ladrillo” y luego profetiza: “Voy a poner mil canciones en tu bolsillo”.

Escena cúlmine de la biopic Steve Jobs (2015), protagonizada por Michael Fassbender, que resuelve el nudo dramático entre padre e hija y la epifanía que dio vida al iPod, pero jamás sucedió. La historia es esta. A comienzos de milenio, Jobs se sentía “como un estúpido”, según declaró a la revista Fortune, porque Apple no ofrecía servicio musical alguno a los usuarios, cuando la demanda era evidente. En 2000 se vendieron 320 millones de discos vírgenes en Estados Unidos para una población de 281 millones de habitantes, en una época que arreciaba la piratería carcomiendo las ganancias de los sellos discográficos.

Si bien el iMac contaba con una grabadora de cedés, Jobs estaba insatisfecho. Fan acérrimo de The Beatles y Bob Dylan, la música era una de las grandes pasiones del hombre que encarnaba a la empresa de la manzana mordida. Chequeó las ofertas del mercado, aplicaciones como Windows Media Player y Real Jukebox, hasta concluir que “solo un genio” era capaz de comprender a cabalidad sus respectivos funcionamientos. La sencillez para el usuario, una fijación con sus productos, no asomaba por ningún lado.

En tanto, ingenieros que habían trabajado para Apple desarrollaron SoundJam, un programa capaz de organizar canciones archivadas. La empresa lo compró y trajo de vuelta a los ingenieros.

El interés de Jobs era tal que se puso a trabajar junto a ellos con la idea de simplificarlo al máximo. Fue su idea que en vez de una diversidad de ventanas -la lógica Windows-, el programa tuviera sólo un cuadro de búsqueda. Tomaron parte de la estética de iMovie incluyendo el color metálico y lo llamaron iTunes.

“Copia. Mezcla. Graba”, rezaba el eslogan al ser lanzado en enero de 2001.

Para Steve Jobs, el siguiente paso era lógico: concretar el diseño de un reproductor musical. En rigor, la empresa ya trabajaba en el asunto desde el otoño de 2000. Ante las premuras del capo de Apple, el equipo se encogía de hombros: aún no existían los componentes necesarios.

El punto de quiebre ocurrió en febrero de 2001. En una visita rutinaria a Japón, el ingeniero Jon Rubinstein se enteró que Toshiba trabajaba en un pequeño disco de 5 gigabytes, que permitía almacenar un millar de canciones. Jobs también estaba en el país del sol naciente y Rubinstein le pidió sin rodeos 10 millones de dólares, para negociar el producto de Toshiba. Hecho.

Entra en escena el programador Tony Fadell, experto en reproductores musicales digitales. Contactado por Rubinstein para desarrollar lo que se convertiría en el iPod, persiste el debate sobre quién es el padre del producto. Rubinstein argumenta que sin el descubrimiento de Toshiba, la pantalla y la batería, todos de su responsabilidad, no habría aparato. A su vez Fadell es quien logró dar sentido a esos elementos.

“Este es el proyecto que va a remodelar Apple”, profetizó el programador a su equipo. “De aquí a diez años seremos una compañía de música, no de ordenadores”.

Tal cual.

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Steve Jobs en el lanzamiento del iPod classic.

La rueda inspiradora

Steve Jobs se aburría en una reunión de abril de 2001 junto a Fadell, Rubinstein y otros para decidir el futuro del iPod. Ni las diapositivas ni el análisis de diversos productos cautivaron su atención, hasta que llegaron las muestras. La primera tenía una ranura para insertar una tarjeta de memoria. Jobs la descartó de inmediato por complicada. La segunda reducía costos, pero las canciones se perdían apenas agotada la batería.

Finalmente fue Phil Schiller, hasta hoy en Apple desde el regreso de Steve Jobs en 1997, quien presentó en aquella cita el prototipo del primer iPod con la famosa rueda inspirada en la radio portátil Braun T3 de 1958, el primer modelo portátil de aquella marca alemana. “No puedes estar apretando un botón cientos de veces”, diría Schiller.

Entre las órdenes de Jobs figuraba que el usuario no debía pulsar más de tres veces para llegar a una canción y limitar las funciones. Por lo mismo, los playlists sólo podían ser creados en iTunes.

Entre las cualidades que hicieron único al iPod desde el origen es que, a insistencia de Jobs, no tenía un botón de encendido y apagado. Para desincentivar la piratería, las canciones sólo podían ser traspasadas desde el computador al aparato y no al revés, a fin de evitar la copia de bibliotecas musicales.

Su color blanco frontal y la pieza trasera de acero pulido fueron idea del diseñador Jony Ive, que trabajaba en Apple desde 1992, figura clave en el iMac, el MacBook y las tiendas Apple, entre otros hitos de la marca. La rueda tomada de la radio Braun respondía a su admiración por el trabajo del influyente diseñador industrial alemán Dieter Rams, apegado al principio “menos pero mejor”.

Fue idea de Ive también que los audífonos y cables debían ser blancos. “Lo que más me enorgullece del iPod -diría- es que hay algo en él que le da una sensación de importancia, no de que sea un producto desechable”.

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La radio portátil Braun T3 de 1958, una inspiración para la recordada rueda que tenía el iPod.

Batería de 10 horas

Era tal la confianza de Steve Jobs que transfirió 75 millones de dólares asignados para publicidad del iMac hacia la promoción de iPod, a fin de enganchar a un público más juvenil. La campaña incluyó a artistas en pleno apogeo como Black Eyed Peas.

“Este increíble y pequeño dispositivo contiene mil canciones”, exclamó en la presentación del 23 de octubre de 2001, “y cabe en un bolsillo”.

Pesaba 184 gramos y tenía una pantalla de cristal líquido de 2 pulgadas. La batería rendía durante 10 horas.

Los periodistas que asistieron al lanzamiento recibieron una serie de discos para cargar el iPod, que reflejaban en gran parte los gustos musicales de Steve Jobs. La lista incluía a The Beatles, Sarah McLachlan, Moby, Nirvana, Ella Fitzgerald, Alanis Morissette, Glenn Gould, Miles Davis, Dave Brubeck y Bob Dylan.

El cofundador de Apple, Steve Wozniak, que no confiaba particularmente en los sistemas integrados como proponía el iPod, ligado a un programa y un computador de la misma compañía, cambió de parecer. “Al fin y al cabo (...) Apple se ha ocupado tanto del hardware como del software, y el resultado es que de esta manera ambos elementos se combinan mejor”.

“¿Sólo sirve para Macintosh?”, preguntó ansioso Bill Gates mientras jugueteaba con la ruedecita, cuando le mostraron el iPod en una cena el mismo día que había sido presentado a la prensa.

Solo dos años después fue compatible con Windows.

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El aparato reproductor tuvo iPod classic, iPod mini, iPod nano, iPod shuffle y iPod touch. Apple presentó el iPod shuffle en enero de 2005 y el iPod nano en septiembre de 2005.

Un fenómeno cultural

El elevado precio inicial de 399 dólares provocó escepticismo sobre su éxito. Puesto a la venta el 10 de noviembre de 2001, apenas cuatro meses después -el 20 de marzo de 2002- aparecía una nueva versión con 10GB a 499 dólares. Al año siguiente, se estrenó la rueda táctil en la tercera generación.

En apenas tres años, el iPod se convirtió en el producto de mayor demanda de Apple, con 4.4 millones de aparatos distribuidos. En 2007 sus ventas representaban el 50% de los ingresos de la compañía. 2008 fue su mejor año. Se vendieron 54.8 millones de unidades, generando ganancias por más de 9 mil millones de dólares.

En 2011 el iPod cedió su primacía a manos del iPad. Cuatro años más tarde, sus ventas cayeron un 48%. El principal causante fue el iPhone al contener iTunes, haciendo innecesario el porte de dos aparatos.

Las ventas del iPod beneficiaron el vertiginoso desarrollo de iTunes. En febrero de 2006 la tienda musical virtual vendió la canción mil millones, y cuatro años después la cifra llegó a diez mil millones de temas.

A su vez, Apple acumuló en la primera década del siglo una considerable base de datos de correos electrónicos, registros de tarjetas de crédito y, particularmente, las preferencias de sus clientes, pavimentando su propia vía al actual comercio digital.

El iPod Classic dejó de producirse en 2014 por la imposibilidad de conseguir sus piezas y la escasa probabilidad de atraer compradores. Sin embargo, los modelos Touch continuaron hasta el año pasado en su séptima generación, como último sobreviviente de su estirpe.

Durante su reinado, el iPod se convirtió en un fenómeno cultural en sus distintas alternativas. Al modelo original (y los mencionados Classic y Touch), le siguieron las variables iPod Mini, Nano y Shuffle. A principios de 2005, una nota de The New York Times al presidente George W. Bush, contenía una pregunta que se haría recurrente en los siguientes años.

“¿Qué escuchas en el iPod?”.

Ahora la historia del iPod tiene su final. Este martes, Apple anunció que finalmente descontinuará ese aparato. Específicamente el iPod Touch, el modelo más reciente del iPod que presentó en 2019. Según la compañía, quienes quieran adquirir uno de esos aparatos ahora solo podrán hacerlo “mientras duren las reservas”.

*Tema originalmente publicado el 5 de noviembre de 2021 en Piensa Digital y actualizado el 11 de mayo de 2022.

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