Una noche en el Autocine de Las Condes

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El fin de semana pasado comenzaron las proyecciones de películas en el ex Parque Intercomunal de La Reina, mientras los cines llevan nueve meses cerrados. ¿Es un buen negocio? Cada proyección cuesta alrededor de tres millones de pesos. ¿Cómo es ir a un autocine? ¿Cuán seguro es? ¿Se ve y escucha bien? Un periodista fue una función de "Grease". Y esto es lo que vio.


Un correo fechado el 4 de marzo me recordaba la compra que hice de un ticket para el 21 de marzo de 2020 de la cinta animada “My Hero Academia: Heroes Rising”, que tuvo exitosas exhibiciones en Estados Unidos y Japón. Un día antes de la función, el gobierno anunció el cierre de cines, restaurantes y actividades deportivas, porque se habían registrado 92 nuevos casos de Covid-19. Eran otros tiempos.

Pocos días después me llegó un mail apuntando a la suspensión de la función y las coordenadas para quienes querían la devolución del dinero. Pero el correo advertía que en caso contrario, podías esperar hasta la reapertura de las salas.

Soy uno de esos. Siendo noviembre, no pedí la devolución de la plata y sigo esperando a que vuelvan a abrir los cines. En rigor, el Nomandie se convirtió este jueves 19 en el primero, pero las grandes cadenas siguen con sus puertas cerradas, revisando protocolos para la reapertura. Ante ese escenario, los autocines han comenzado a surgir como alternativa segura.

Nunca había ido a un autocine. Me pidieron escribir un testimonial y no estaba convencido. Se me venían a la cabeza escenas de películas del pasado y con las que crecí, como “Lolita”, de Stanley Kubrick, cuando van a ver “La maldición de Frankenstein” o “Grease”, cuando Danny, interpretado por John Travolta, trataba de darle un beso a la fuerza a Sandy (Olivia Newton-John).

Los autocines comenzaron en 1933 en Estados Unidos y ganaron popularidad alrededor del mundo. Dado el avance del coronavirus a nivel mundial, el negocio revivió como alternativa para quienes buscan escapar de la “nueva normalidad” y ya han iniciado funciones en México, se multiplicaron en España y Canadá, entre otros países. Ahora es el turno de Chile, tras varios meses de los anuncios. Eso sí, en una primera etapa, la apertura de estos nuevos centros de entretenimiento al aire libre sería a mediados de mayo, pero la gobernación revocó la autorización y solo el pasado fin de semana un autocine pudo funcionar.

El que abrió los fuegos fue el autocine de Las Condes, ubicado en el Parque Padre Hurtado, más conocido como Intercomunal de La Reina, con dos funciones grabadas de la exitosa obra “Viejos de mierda”, protagonizada por Coco Legrand, Jaime Vadell y Tomás Vidiella. El sábado y domingo pasado fue el turno de “Grease”, a la que me pidieron asistir.

Arturo Hughes, director general del Teatro Municipal de Las Condes, que realiza la convocatoria, me cuenta que la idea de hacer un autocine en Las Condes surgió en mayo. “Consideramos que es una manera distinta de llevar la cultura y entretención, pero con alta seguridad sanitaria dado que los asistentes permanecen en sus automóviles”, dice. Añade que el proyecto no tiene contemplado, de momento, su extensión para la temporada de verano. Sí hay una idea de hacerlo en enero y febrero en Viña del Mar, pero a cargo de la productora.

Como las convocatorias al Autocine de Las Condes son los sábados a las 20:00 horas y domingos a las 20:30 horas, y se recomienda llegar 30 minutos antes, salí de mi casa, junto a mi pareja, con anticipación. Ya a las 19 horas eran cerca de 30 autos que se veían bajo el sol al interior del parque, en un espacio con capacidad para 200 automóviles. Diez filas en orden progresivo, que pretenden, por orden de llegada, alinear a los asistentes según el tamaño de sus vehículos.

En el acceso, dos chicas comentaban que abrieron las puertas recién a las 18:30 horas (media hora después de lo anunciado en el sitio web del autocine) y que llegaron poco antes. Cinco guardias vigilaban desde un costado de la entrada, justo antes del portal sanitizador. En la siguiente etapa, otras dos jóvenes controlaban la temperatura y entregan las indicaciones a seguir por el camino de tierra. El kiosko de cabritas y bebidas, que solo se pueden comprar a través de la plataforma de la iniciativa, se ubicaba justo a un costado de la explanada donde estacionan los autos.

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"Grease" fue la primera película que se exhibió en el Autocine de Las Condes.

Público transversal

Al llegar al terreno donde se ubica la pantalla del Autocine de Las Condes, piden que nos estacionemos en tercera fila y lo primero que sorprende es la edad promedio del público asistente: muy, muy variado. Hay cincuentones, pero también veinteañeros. En el auto de adelante, por ejemplo, hay una pareja que no debe tener más de 30, al lado izquierdo otra que quizás no supera los 20 años y a la derecha una madre al volante le dice a un hombre que se calle y deje escuchar a las dos niñas que están en el asiento trasero. Momento siguiente, encendemos la radio y sintonizamos la señal 107.1 para escuchar la transmisión de la película.

Buscando momentos para este testimonial, bajo del auto (solo se puede utilizando mascarilla) y veo a una pareja de niños correr hacia el baño, una mamá junta a su hija preguntan a los acomodadores cómo pueden comprar si no aceptan dinero físico. Pero me fijo en un auto estacionado de espaldas a la pantalla, donde hay dos jóvenes recostados al interior.

Al final del terreno y sentada en el sector de primeros auxilios, Marisa Jaramis, de la productora Jaramis -una de las dos que ejecutan el proyecto de autocine-, me comenta que durante estos días no han tenido percances mayores. A lo más, autos que se quedan sin batería o quienes llegan sin radio, pensando que se puede escuchar directamente desde la pantalla, y les han tenido que prestar parlantes. “Esa era la metodología antigua”, cuenta entre risas. Luego, una chica del staff dice que, aunque hayan vendido todas las entradas por internet ($20 mil para los no residentes de la comuna y $12 mil con la tarjeta Vecino Las Condes, con un máximo de cuatro personas por auto), hay días en que no se llena, porque probablemente algunos se arrepientes o llegan tarde. Muy importante: una vez iniciada la función, se cierran las puertas de acceso.

A eso de las 19:20, y ya nuevamente dentro del auto, la pantalla del Autocine de Las Condes se enciende y comienza a exhibirse trailers de las próximas proyecciones. Pero la radio no funciona a ratos. La señal va y viene. Leny, una de las acomodadoras, dice que han escuchado la misma queja de otros asistentes, pero que debería normalizarse. La mamá del lado derecho me hace señas sin bajar el vidrio. “A mí se me escucha bien”, leo en sus labios, mientras ella mueve las manos apuntando a su consola. Adelante nuestro, en vertical, hay autos descapotables. Entonces un acomodador les explica que, a pesar de estar en su automóvil, deben usar mascarilla y, si no quieren, deben cubrir el techo y subir los vidrios. Veinte minutos después, una chica del staff me avisa que ya han entrado más de 100 autos esta noche para ver Grease. Nada mal para una película mil veces emitida en televisión, en el cable y de 1978. Probablemente todos los que estamos aquí la hemos visto.

La selección de películas la realizaron tras un estudio, me dice Marisa Jaramis, de la productora Jaramis, donde escogieron de una lista de los filmes más vistos en los autocines del mundo. “Y la más vista es ‘Grease’, así que sí o sí tenía que estar”, asegura. Sobre las funciones de “Viejos de mierda”, dice que fue “para darle tribuna en la inauguración a nuestros artistas chilenos. Y porque ellos ya han tenido 500 funciones y mil gente se quedó sin poder verla. Partió la pandemia y tuvieron que sacarla de cartelera”. Sobre los títulos del listado, entre los que están “Volver al futuro”, “2001: odisea en el espacio”, “La naranja mecánica” y “El resplandor”, entre otros, eligieron nombres de corte popular, “porque es raro que el público vaya a ver películas de nicho al cine. No van a ir en masa a ver a Woody Allen”, ejemplifica.

Pero el factor económico también un punto relevante. La pandemia es una limitante, en el sentido que cada estreno tiene preferencia de proyección en Estados Unidos u otros países según licencia. “Uno tiene que arrendar las licencias de las películas, adaptarlas a tu formato, que lo hace quizás una sola empresa en Chile, y te cobran cada vez que la pasas”, dice Jaramis, quien me cuenta que una proyección cuesta entre $3 y $4 millones.

¿Es rentable montar un autocine?, le pregunto. “Con la venta de tickets para 200 autos, no nos financiamos”, asegura. “Estamos buscando sponsors. Porque la pantalla vale $2 millones al día y está puesta cinco días a la semana. Y hay que multiplicarlo por el mes. Y hay que arrendar películas, pagarle a los 60 trabajadores que somos... Y estamos sobre los $60 o $70 millones mensuales”, hace el cálculo.

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Una panorámica del lugar donde funciona el Autocine de Las Condes.

Karaoke en los autos

La película comienza a las 20:00 horas en punto, cuando el sol ya no molesta en la pantalla y la oscuridad se toma cada espacio en la explanada del Parque Padre Hurtado. Y es real. En ese momento, dejo los prejuicios de ver cine de esta manera y el ambiente contribuye a la experiencia. Seis minutos después, aún durante los créditos iniciales, se cuela a la radio una señal de música, pero vuelve rápidamente a la película. Aunque la proyección sea en español (un detalle no menor, considerando que a largas distancias leer subtítulos es más difícil), la experiencia no parece nada mal. Miro que la mujer del auto de al lado canta con sus hijas “Summer nights”. A mi izquierda sucede lo mismo.

Avanzada la proyección de “Grease” en el Autocine de Las Condes, chequeo que los de al lados sigan cantando. Y así es. De pronto me doy cuenta que mi pareja, que se había demostrado indiferente con acompañarme, tararea cada letra de la película, mientras Frankie Avalon le canta “Beauty school drop out” a Frenchy (Didi Conn). La situación se repite con “You’re the one that I want”, en la que una Olivia Newton-John que para entonces tenía 29 años, intenta seducir a un Travolta con un look más rebelde.

Tras poco más de 90 minutos, la película termina e ir al autocine se está volviendo un buen recuerdo. Uno imaginaría un caos para la salida de autos, pero la organización ha procurado un camino expedito en que cada automóvil desfila detrás del otro, como si no hubiese separación alguna.

Si alguien quiere venir al Autocine de Las Condes, las proyecciones están confirmadas hasta diciembre. Eso sí, la cartelera del mes próximo aún no se anuncia, porque están chequeando películas con las distribuidoras. De todas manera, la productora afirma que, para las próximas proyecciones, quieren añadir a los domingos una matiné. Algunos filmes que tienen en la mira son “El Mago de Oz”, el live-action de este año de “Mulán”, “101 dálmatas” o “Todos los perros van al cielo”, entre otras. Estas dos últimas pensando en que, incluso en estos días, personas han asistido al autocine junto a sus mascotas. “Quizás, así como sucede con los niños, no tienen con quiénes dejarlas. Y, después de la pandemia, ya son como sus hijos”, concluye la productora del Autocine de Las Condes.

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