Una empresa que pierde su capacidad para vender y facturar no es la única potencial afectada por un ciberataque. Los delincuentes cibernéticos también pueden ser capaces de paralizar un puerto completo al tomar el control remoto de sus grúas.

Ambos ejemplos —dice Pablo Gómez, CEO Global de Axity, una de las principales firmas de servicios de TI de América Latina, con presencia en Chile, Perú, Colombia, México y Estados Unidos— son evidencia de un problema al que todos los sectores económicos se ven enfrentados hoy: la vulnerabilidad digital.

“La innovación no solo sucede del lado blanco de la fuerza, sino también del lado oscuro”, dice Gómez, y advierte sobre cómo los atacantes están ocupando herramientas cada vez más sofisticadas para vulnerar bases de datos y sistemas críticos en diversas industrias.

Pablo Gómez, que comenzó en la industria tres décadas atrás, describe la transformación en la cantidad y naturaleza de los datos que hoy deben protegerse.

“En ese entonces, eran los típicamente confidenciales de la empresa, pero ahora se manejan antecedentes de personas, de geolocalización o patrones de compra”, explica el ejecutivo. Para él, esta información es “el nuevo oro de nuestra economía digital”, lo que hace que la protección de estos se haya convertido en alta prioridad para cualquier compañía.

El CEO de Axity señala como uno de los puntos más relevantes —y críticos, entonces— es la expansión del internet de las cosas (IoT) y el acceso a los datos desde cualquier dispositivo.

“Como usuarios de tecnología, estamos acostumbrados y demandamos acceder a la tecnología desde donde estemos”, comenta. Antes, la ciberseguridad se enfocaba en un sistema central, mientras que ahora, con la dispersión de los dispositivos conectados, plantea que “esa bóveda está en pedacitos, en manos de los usuarios, en sus móviles y dispositivos IoT”.

Debido a la complejidad de los sistemas actuales, que suelen integrar distintas herramientas, Gómez enfatiza en la necesidad de mantener una documentación constante de la infraestructura digital.

“No debe ser una foto, sino más como una película, como un video que se actualiza conforme van pasando cosas”, dice Gómez. Este dinamismo exige a las organizaciones tener una visión de seguridad que se adapte rápidamente a cada cambio digital y a las actualizaciones en sus sistemas.

Según el CEO de Axity, la infraestructura tecnológica de las organizaciones debe ser revisada y documentada continuamente, para que todos los puntos de acceso estén cubiertos y actualizados frente a amenazas emergentes. En caso contrario, existe el riesgo de “quedarse con la foto de la arquitectura de hace seis meses” y dejar desprotegidos ciertos puntos críticos.

Para muchas empresas, sumar nuevas herramientas puede ser una constante, impulsada por la necesidad de “estar al día” en un entorno en el que la digitalización avanza a un ritmo incesante. Sin embargo, el ejecutivo aconseja tener cautela.

A menudo, afirma, con sus clientes habla sobre encontrar el problema, no la solución. Para él, cualquier inversión tecnológica debe responder a una necesidad específica del negocio y no a la presión de implementar la última innovación porque está de moda.

”A los tecnólogos nos encanta el cohete más nuevo que va a la Luna y que tiene todos los bells and whistles que necesitamos para que funcionen las cosas,” comenta Gómez. Sin embargo, aclara que la innovación debe ser adoptada solo cuando su implementación tiene sentido en términos de seguridad y productividad, en lugar de convertirse en una carga para la infraestructura digital de la organización.

Otro de los grandes desafíos para las compañías es la falta de profesionales capacitados en ciberseguridad, una situación que se replica a nivel latinoamericano.

Ante esto, Pablo Gómez señala que la inteligencia artificial (IA) puede tener un rol crucial al automatizar tareas repetitivas y aliviar la carga a los equipos. En Axity, dice, están creando un centro de excelencia de IA para implementar soluciones que optimicen procesos sin reemplazar la intervención humana. Según el CEO, la IA permite a los equipos ser más eficientes y “lograr resultados en la mitad del tiempo y en la mitad del costo”.

Esta no solo ayuda a gestionar la escasez de talento, sino también contribuye a la modernización de los sistemas. Gómez dice que utilizan este recurso para optimizar la “deuda técnica” de las empresas de migrar de sistemas obsoletos a plataformas avanzadas y seguras.

Eso sí, la ciberseguridad requiere colaboración entre los diferentes actores. Gómez, también presidente de la Asociación Mexicana de IT (Amity), trabaja para promover políticas y normativas que fortalezcan la seguridad en la industria.

“Intentamos colaborar con autoridades, con el sector privado y público, con puntos de vista, papers y documentación que explica un punto de vista específico sobre algunos temas y ciberseguridad es uno de ellos,” explica.

Uno de los ejes estratégicos de esta gestión, dice, “es que más gente hable de temas que son importantes, como la ciberseguridad”, comenta Gómez y recalca que la colaboración es esencial para enfrentar las dificultades que implica la transformación digital de la economía.

Para enfrentar la falta de profesionales capacitados, resalta la relevancia de vincular a las empresas con el sector académico y dice que “el vínculo con las universidades es muy importante”.

Ellos mismos colaboran con universidades para desarrollar programas de becas y proponer nuevas materias que ayuden a los estudiantes en las habilidades que requiere el mercado laboral actual. Según Gómez, la colaboración entre empresas y universidades es clave para formar a los futuros profesionales en ciberseguridad y otras áreas.

Chile es uno de los mercados más importantes para Axity. En el país están invirtiendo en un centro de excelencia en inteligencia artificial, que busca ayudar a las empresas locales a optimizar su “deuda técnica” y modernizar sus aplicaciones y sistemas. “Chile es y seguirá siendo uno de los tres ejes geográficos más importantes” para la compañía, asegura.

Pero, con el crecimiento de la IA, surgen también preguntas sobre el impacto ético de esta tecnología en la sociedad. Gómez reconoce que la IA es “una herramienta tecnológica más, que permite ayudar a transformar tecnologías de información en valor,” pero recalca que el toque humano sigue siendo irremplazable. “Nuestro trabajo, desde luego, va a transformarse y cambiar”, afirma, destacando que, aunque la IA puede facilitar tareas repetitivas, el componente creativo y ético que aporta el ser humano sigue siendo fundamental.