Edificios contra el calentamiento global

Edificio Los Angeles

Ni hormigón, ni acero. La madera, material natural noble por excelencia quiere romper con los estereotipos y dejar atrás aquellos dogmas que lo convierten en un producto, supuestamente, no duradero, débil e inflamable. Una vez más, la arquitectura desafía las creencias y ve su futuro en la madera, ahora en versión duradera y con una huella de carbono mucho menor que la de estructuras hechas de concreto y acero.


Fue en 2018 cuando un pequeño gran gigante se levantó en plena ruta 68. No parecía extraño, era un edificio más. Pero no era cualquier edificio. 20 metros, 6 pisos. Ninguna de esas características era una novedad. Sí lo era el material usado: madera. Así, la Torre Experimental Peñuelas se convirtió en el edificio más alto de madera en Latinoamérica. No, la madera no es un material nuevo en la construcción. Pero sí es uno de los más antiguos. Primero lo primero. Hay dos grandes mitos relacionados a la construcción en madera. El primero dice que un incendio podría consumir más rápido un edificio de este material; y el segundo pone en duda la resistencia que tendría para soportar un terremoto. Eso hasta que “nació” el CLT.

El milagro del CLT

Cross Laminated Timber,

más conocido como CLT, es la principal forma en que la madera está siendo utilizada en la construcción de edificios. ¿Qué es? Son paneles conformados por capas de tablas de madera maciza cruzadas y pegadas a presión. Y sí, pueden tener el tamaño de todo un muro. El CLT se convirtió en la “súper madera” para construir viviendas y edificios. Es un producto forestal y lo utilizan arquitectos en Canadá, Austria, Alemania, Suiza, Noruega y otros. Varias características hacen que sea un material muy atractivo. Por ejemplo, aísla el calor y el frío, evitando transmitirlo a otros materiales y al ambiente interno de las edificaciones. En la práctica, entrega una mayor aislación natural, que puede ser 20 veces superior a materiales tradicionales (como el hormigón), lo que permite manejar condiciones de temperatura y humedad de mejor forma. Al contrario de lo que se imagina, la protección natural de los árboles contra el fuego es la madera carbonizada, por su capacidad aislante. Aunque pierde algo de masa estructural, cuando se elimina la fuente de la llama, se extingue el fuego. En cambio, cuando el acero se calienta, se vuelve un poco más débil. Y edificios de acero han colapsado por incendios. ¿Y los terremotos? La tecnología APS se encarga. Es un sistema de barras de acero tensadas al interior de la estructura. Eso garantiza su resistencia sísmica.

Un material ecosustentable

El uso de madera responde a la madre de varios problemas: el cambio climático. La idea es construir con materiales medioambientalmente sostenibles y con una mínima huella de CO2. En esa competencia, la madera no tiene rival. Las construcciones de acero y hormigón, por ejemplo, dejarían una huella de carbono responsable de entre el 5 por ciento y el 8 por ciento de las emisiones globales. Esa huella de carbono está formada por todos los gases de efecto invernadero que se emiten para fabricar dichos materiales. La llamada “madera del futuro” ha sido sometida a varios ensayos. En ellos se ha determinado, por ejemplo, que una construcción tradicional de concreto de 30 metros emite 30 toneladas de CO2. El impacto de la misma construcción en CLT es mucho menor: puede “capturar” 12 toneladas de CO2. En simple, la madera compensa las emisiones de su elaboración con lo captado por los árboles, que almacenan el carbono en lugar de devolverlo a la atmósfera.

Más que un edificio, más que una casa

Construir en madera en estos tiempos no es algo tan extraño. No en Europa, al menos. Los países nórdicos han construido el 98 por ciento de sus viviendas con estructura de madera, en Alemania cerca del 40 por ciento y en Estados Unidos y Canadá rondan el 80 por ciento. Este año comenzó la carrera por construir el edificio de madera más alto. Noruega es uno de los países que más lejos ha llegado. Y más alto. Mjøstårnet es el rascacielos de madera de mayor altura en el mundo. Comenzó a construirse en 2017 y está en Brumunddal, una ciudad a 150 kilómetros de Oslo. Mjøstårnet es la prueba que es posible construir en altura con materiales sostenibles. Sus 85,4 metros son de madera. 18 pisos, un hotel, departamentos, un restaurante, áreas comunes. Sí, construir con madera se puede. Sus estudios muestran que un edificio hecho de madera en vez de concreto puede reducir las emisiones de CO2 en un 30 por ciento.

¿Y Chile?

La historia juega a favor en nuestro país. El campamento minero de Sewell, 150 kilómetros al sur de Santiago, lo prueba. Allí hay edificios de hasta 5 pisos de madera, que se construyeron a principios del siglo XX. Desde 2006, la ciudad es Patrimonio de la Humanidad. Hasta el día de hoy los edificios se mantienen intactos al paso del tiempo, el viento, la nieve y los temblores. Pero no todo es historia. Una torre de 20 metros de altura y seis pisos en total fue construida en 2018 en la Reserva Nacional del Lago Peñuelas, en la región de Valparaíso. Y se convirtió en el edificio más alto de madera hecho en Latinoamérica. La construcción –impulsada por el Centro de Innovación en Madera de la Universidad Católica, el Ministerio de Vivienda y la Fundación Imagen de Chile– se hizo en una fábrica. Tres meses se demoraron en construir los pisos; el montaje tomó apenas cinco días. La Torre Experimental Peñuelas está construida con madera de pino en la estructura y lenga en las terminaciones. Es una obra antisísmica, resistente a las termitas y capaz de soportar un incendio por dos horas antes de ser consumida por completo. Pero la torre no se construyó en madera por azar. La idea es ver la viabilidad de construir otras torres similares –de mediana altura y en madera– que sirvan como viviendas sociales. De hecho, la primera iniciativa de este tipo ya existe y está en Rancagua. El Edificio Icónico de Rancagua considera dos edificios de seis pisos cada uno, con un total de 100 departamentos. Finalmente nos encontramos con la nueva oficina central de la CMPC ubicada en la ciudad de Los Angeles y que fue inaugurada en marzo de este año. Este gigante de madera tiene una superficie construida de 10.746 metros cuadrados, y la capacidad de albergar a 470 trabajadores. No solo es el edificio de madera más grande de Latinoamérica, sino que también la demostración de la versatilidad de un material que un futuro tan sólido como su pasado.

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Este evento, que reunió en el Teatro Municipal de esa ciudad a expositores de distintas soluciones tecnológicas -entre ellos, Kinesix VR, Zeus y Huawei, partners de Claro empresas- fue también el punto de partida para la nueva Corporación de Innovación y Desarrollo Sostenible de la Ciudad Jardín.