El colectivo de mujeres que invierte en startups latinas
16 mujeres ligadas al mundo de la tecnología e innovación forman Tarasa, una agrupación que busca acortar la brecha de género en su rubro y apostar por empresas que estén dando sus primeros pasos. Aquí, una de sus fundadoras habla sobre los planes de expansión en el continente.
La idea de crear el Colectivo Tarasa surgió a partir de las experiencias personales de su cofundadora, la mexicana Alejandra Martínez, quien trabajaba en un fondo de inversión que se enfocaba en proyectos de Latinoamérica. Con el paso del tiempo se percató de que muy pocas veces tenía que interactuar con startups fundadas por mujeres y, que al mismo tiempo, los inversores casi siempre eran hombres.
A medida que fue compartiendo esta impresión con amigas y colegas del rubro, se fue dando cuenta de que el diagnóstico era compartido.
“Estábamos bastante alineadas, viendo problemas de diversidad similares, y sentimos que si teníamos que escoger un momento del ciclo de inversión en el que podíamos realmente tener un impacto rápido e importante, ese momento era la primera parte de la vida de las compañías”, explica Martínez.
A partir de ahí comenzaron a aterrizar la idea y generaron una red de mujeres latinas del ecosistema tecnológico que estuvieran dispuestas a invertir en compañías del continente. “Fue bastante rápido. Con quien hablábamos nos decía que sí. Creamos un mix de fundadoras, operadoras e inversionistas para tener una perspectiva bastante amplia de lo que se necesita en el mercado y poder complementarnos”, cuenta Martínez.
Finalmente, a Martínez se sumaron otras 15 mujeres, provenientes en su mayoría de México, Brasil, Colombia, Perú y Estados Unidos. Durante el segundo semestre del año pasado anunciaron públicamente la conformación del colectivo, que se reúne dos veces al mes para analizar posibilidades de inversión.
Rompiendo un círculo vicioso
Una de las primeras en sumarse al colectivo fue Andrea Viejo, country manger de Laika, startup con presencia en Colombia, México y Chile. Su principal motivación fue romper con la dinámicas preponderantes en la industria tecnológica, que, según ella, dificultan la entrada de mujeres.
“Uno ve que aquellas primeras empresas que lograron marcar el camino en la región, son todas fundadas por hombres. Y estos personajes se vuelven inversionistas ángeles en ciertas startups con sus propios amigos. ¿Quiénes son sus amigos? Son sus amigos hombres del colegio. Luego, ¿quiénes son las primeras personas que contratan? A sus amigos. ¿Quiénes son los inversionistas detrás? Hombres. Y este ecosistema se creó en una región que ya en sí es bastante machista, donde las mismas mujeres no han tenido paridad laboral y donde hay un sesgo en las carreras de STEM”, dice Viejo.
La mexicana dice que la idea del Colectivo Tarasa es poder replicar esas sinergias, pero con redes de contacto de mujeres en la industria y ayudar también a posicionarlas en puestos de trabajo que suelen estar ocupados por hombres. “He trabajado en empresas con equipos de hombres y empresas con equipos diversos, y uno ve cómo la diversidad se ve representada en políticas de maternidad y en contrataciones de todo tipo”, señala.
Por su parte, Alejandra Martínez cuenta que, hasta la fecha, el trabajo que han hecho con Tarasa ha sido bien recibido no solo por las mujeres de la industria, sino que también por los hombres.
“De cierta manera, valoran nuestra experiencia, pero también valoran lo que representamos y a todas nos ha dado mucho gusto el saber que no estamos solas en esto. Nos gusta representar esa voz y que como que ese tipo de conversaciones se tengan más seguido. Creemos que vamos con buen camino”, opina.
Ambas dicen que el trabajo de Tarasa les ha permitido conocer a muchas mujeres talentosas en el rubro tecnológico. “Te das cuenta de que la noción de que no hay mujeres en estas industrias es un poco errónea, porque el talento está ahí y el apetito está ahí, solo es cuestión de darle más visibilidad”, comenta Viejo.
Inversiones a largo plazo
De todos modos, Martínez y Viejo aseguran que no solo buscan invertir en empresas fundadas por mujeres, sino que también potenciar el rol femenino en empresas creadas por hombres.
Además del foco en rondas de inversión tempranas, también dicen que la intención es moverse en rubros conocidos por las miembros del colectivo, como lo son fintechs, marketpalces, criptomonedas y otros.
Para que concreten una inversión, más de la mitad de sus miembros tiene que aprobarla. “El apoyo para el emprendedor no es solo de las que aprobaron la inversión, sino que del grupo completo, que con nuestra diversidad de áreas resulta muy valioso”, explica Martínez.
Aunque están próximas a anunciar un nuevo apoyo, por el momento solo han comunicado una inversión, la que hicieron hace unos meses en KillB, fintech enfocada en empresas que facilita una serie de procesos financieros y que tiene como CEO a la brasilera Lisa Muramoto.
Sobre el desafío de invertir en startups latinas, Martínez explica: “Mi perspectiva es que estamos apostando en un ecosistema a largo plazo. Cómo ha crecido la industria de tecnología en toda Latinoamérica y la manera en que se desarrolla el talento, ayuda a tener mucho más resiliencia. Estamos viendo muchas tendencias que están comprobando que el ecosistema no se va a quedar paralizado y que hay más oportunidades que nunca, así que lo veo con mucho optimismo”.
Por su parte, Viejo cree que de a poco Latinoamérica está comenzando a ser un actor relevante en el mundo de la innovación. Como ejemplo, pone a Ciudad de México.
“Uno siente el dinamismo del ecosistema simplemente caminando alrededor. Se ha convertido en una ciudad muy cosmopolita, que ha traído talento no solo latinoamericano, sino que también tienes talento estadounidense sacrificando salarios dolarizados porvenir a trabajar acá en empresas locales y emprendiendo. Y nosotras queremos estar presentes con esas nuevas oportunidades que se van a venir y esas grandes empresas que se van a formar en esta época de de de crisis”, cierra.
Este evento, que reunió en el Teatro Municipal de esa ciudad a expositores de distintas soluciones tecnológicas -entre ellos, Kinesix VR, Zeus y Huawei, partners de Claro empresas- fue también el punto de partida para la nueva Corporación de Innovación y Desarrollo Sostenible de la Ciudad Jardín.
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