El incierto futuro de la radio digital

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La radio cumplió un siglo en Chile el pasado 19 de agosto a la espera de la digitalización que aún no se define, prometiendo mejor sonido y mayor oferta programática. Entre medio crecieron las estaciones online y las multiplataformas de otros medios de comunicación. ¿Tiene algún sentido el cambio?


Hace 20 años, la digitalización era un punto invariable en la tabla de las reuniones anuales celebradas por la Asociación de Radiodifusores de Chile, ARCHI. Tal como sucedía con la televisión digital, detenida por años hasta definir la norma a seguir -en 2009 el Gobierno se decidió por la opción japonesa ISDB-T Internacional-, se discutían sus características técnicas y los costos de transitar a un sistema que prometía, básicamente, más espacio en el dial para nuevos actores y una mejora notoria en la calidad del audio. Adiós a las interferencias, el sonido contaminado, el chisporroteo, junto a mayores opciones temáticas y programáticas.

El dial, se vaticinaba, sería como escuchar un disco compacto.

Para las tradicionales emisoras de amplitud modulada -la venerable AM-, el cambio significa una bendición que los nivela con la frecuencia modulada.

En aquellas citas de la ARCHI a comienzos del nuevo siglo, lo único medianamente claro era que el sistema sólo podría ser implementado dentro de una década. Así, la fecha se fue corriendo. En 2017, las últimas declaraciones sobre el tema emitidas por el presidente de ARCHI, Eduardo Martínez, reinciden en el margen de diez años para concretar el traspaso.

A un lustro de esa eventual fecha, un panorama donde, se supone, la banda radiofónica cambia a digital en Chile a contar de 2027, el directivo confirma la improbabilidad de cumplir el plazo.

“La proyección que uno ve es súper larga y se observa así por varias razones”, explica Martínez. “Primero, la norma técnica, que le corresponde a la subsecretaría de telecomunicaciones, no está definida”.

El segundo elemento resulta crucial según el directivo: el factor económico. “Hay que cambiar sistemas y transmisores, y eso hace que el coste por radio, pese a todo lo que ha avanzado la tecnología, siga siendo extremadamente caro para un radiodifusor normal”.

El máximo ejecutivo de ARCHI asegura que transformar una radio analógica en una digital implica invertir entre 15 a 20 millones de pesos. “Si a eso le sumamos que no existe masificación de receptores digitales para poder escuchar la radio de transmisión digital”, detalla Martínez, “hace aún más compleja la instancia”.

También cita la experiencia de Noruega, pioneros en digitalizar la radio tradicional. Según su información, los resultados no son particularmente alentadores.

El directivo apunta otro aspecto central: qué relevancia tiene para la audiencia el cambio digital, considerando que “entre medio de estos años, apareció la transmisión de radios vía online”.

Eduardo Martínez cuenta que ARCHI colabora con esa variable del servicio, “a través de financiar proveedores de streaming que hace que también las radios AM y FM se equilibren desde el punto de vista que tienen la misma calidad de sonido, y solamente quedan marcadas por el contenido programático”.

- Entonces, la conversión no parece tener mucho sentido.

- Hasta ahora no lo tiene. Creo que vamos a llegar de todas maneras en algún momento a la radio digital. Pero hoy día no es un tema que sea cercano.

¿Se escucha?

En diciembre de 2017 Noruega fue el primer país del mundo en pasar del sistema radial analógico al digital. El apagón no fue absoluto, sino que la banda FM análoga fue suprimida para las cadenas de alcance nacional.

La audiencia se vio obligada a conectarse al formato DAB+, que data de mediados de los 90 permitiendo la convivencia de más estaciones en un mismo canal, para seguir sintonizando esas radios. La banda FM continúa operando, pero sólo mediante nuevos aparatos de radio digitales.

¿Resultados? Los datos de audiencia de 2018 mostraron una caída bajo el 50% de la sintonización diaria, para recuperarse en 2019 hasta que en 2020 los porcentajes igualaron las cifras de radioescucha de 2016. Las audiencias juveniles y de tercera edad, que en un principio habían mermado, regresaron. El alcance diario de sintonización oscila entre 62 y 64%.

Por otro lado, las cinco grandes cadenas de cobertura nacional que abandonaron la FM, pasaron a ofertar un total de 32 emisoras gracias a la posibilidad de desarrollar más señales en un mismo espacio.

Reportes de 2019 indicaron problemas de cobertura, señal errática en la carretera o en el mar, alto consumo de batería para receptores y, lo más paradojal, mala calidad de audio en comparación a la tradicional FM.

Dinamarca, inicialmente entusiasmada con cruzar hacia la digitalización de la radio, observó el caso noruego y puso marcha atrás. Suecia fue más allá y estableció como fecha el año 2047 para la conversión, Inglaterra en 2032, en tanto Irlanda suprimió el formato DAB+ por pocos usuarios.

En Estados Unidos y México, donde se utiliza la norma IBOC (In-Band On-Channel), es posible suscribirse a la radio digital sin renunciar a la banda FM. Suiza determinó en 2014 seguir el mismo camino de Noruega. La FM debiera apagarse en 2024 por un proceso lógico de traspaso. Hacia fines de 2020 tres cuartos del consumo radiofónico era digital.

Todos con todos

La masificación de internet en los últimos 25 años obligó a los medios de comunicación tradicionales a contar con una versión en línea. Los escuetos portales de hace dos décadas dejaron de ser una instancia secundaria para convertirse en apuestas multiplataforma, con diversidad de opciones comunicacionales. Las radios online comenzaron a asumir formas audiovisuales, y lo mismo sucedió con los tradicionales diarios. A su vez, la televisión apoyó sus contenidos con textos, reportando a la manera de la prensa escrita.

Jaime de Aguirre, ex ejecutivo de Chilevisión, TVN y Canal 13, actualmente ligado a Súbela desde 2018, emisora nacida y criada exclusivamente en red desde 2011, cree que quedó atrás hablar de radio analógica, radio digital, incluso televisión digital.

“Hoy día hay una cosa que ha dejado de ser químicamente pura y por eso es que hablamos, en general, de medios de comunicación”, apunta.

“En particular, cuando se refiere a una radio”, precisa De Aguirre, “hablamos de audio, o hablamos de sonido, algo así. Porque hoy día lo que aparentemente se conserva, se preserva y se desarrolla, son los mensajes. Por donde estos caminen, ya no es uno solo o ni siquiera es uno u otro”.

El empresario explica que Súbela implica radio, televisión y podcast. “Difundimos mensajes”, reitera, “no solo de audio, sino audiovisuales, por distintas plataformas digitales”.

Juan Manuel Margotta, director ejecutivo de Súbela, es también fundador del proyecto hace once años junto a Felipe Heusser. Partió con un millón de pesos de capital, y un espíritu colaborativo de gente enganchada por gustos musicales dispuesta a trabajar gratis. Hoy cuentan con 16 funcionarios remunerados. El modelo a seguir era la experiencia argentina de radios en línea.

“Desde el comienzo la idea fue que tuviera voces, porque ya existían radios digitales de pura música”, cuenta. “Una intención más cultural desde la música, de proponer nuevas cosas, para una oferta que era insuficiente. Se fue desarrollando hacia un lado más comunicacional completo con más opinión, con más editorial, y ahora acabamos de lanzar nuestra área de prensa”.

- ¿Con quién compiten?

- Tenemos la premisa de que competimos por el tiempo de la gente, y en esa disputa compites con todas las plataformas. No es una competencia directa con otra radio online, porque uno compite por la cantidad de contenidos y la cantidad de formas en que puedes entregar los contenidos a las audiencias. Puedo hacer programas de tele, que no se exhiben en la tele.

Para un medio de estas características, la audiencia se mide por reproducciones, explica Margotta. “Nos parece que es la manera más real finalmente, a diferencia de las impresiones por ejemplo, de alguien que pasó por encima del contenido, pero no lo consumió necesariamente”.

“El mismo contenido está ocurriendo, o mostrándose de distintas maneras en distintas plataformas, según sus propias normas”, señala Margotta.

Tal como sucede con la música pop actual, posible de componer en apenas un computador sin necesidad de un estudio tradicional, hoy las radios se pueden montar en línea sin requerir grandes instalaciones. Suena más barato, pero ¿es rentable como negocio? Jaime de Aguirre divisa un problema generacional en la promoción del medio para conseguir avisaje.

“Creo que tiene un gran techo”, afirma, “porque aquí son analógicos o nativos analógicos todos los que manejan el tema de la distribución de la inversión publicitaria”.

“Sin embargo”, continúa, “creciente y rápidamente se están abriendo a todas las nuevas tecnologías. Y eso afecta a los medios tradicionales (...). Hoy día no se piensan los medios audiovisuales sin pensar en digital, y eso está obviamente penetrando el ámbito de la inversión publicitaria, que es el principal financiamiento que tienen los medios de comunicación”, concluye.

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