El talento: la brecha de la ciberseguridad

Cristián Cabezas,  Solutions director de NTT Chile
Cristián Cabezas, Solutions director de NTT Chile.

Una exitosa transformación digital no se logrará sin una adecuada estrategia de ciberseguridad que sin duda requiere de personas capacitadas. La formación adecuada de talentos TI debe ser parte de un plan más amplio que apunte a una estrategia de ciberseguridad nacional robusta, moderna, y en constante evolución.


Contamos con una infraestructura de fibra óptica moderna, amplia cobertura 5G y nos hemos convertido en un “hub” de data centers. Sin embargo, dicho auge también conlleva otras realidades complejas; entre ellas, el alza del cibercrimen, lo que evidencia indicios de una falta de preparación no solo en cuanto a las tecnologías apropiadas, sino, en el manejo de ellas.

Aunque el sentido común podría llevarnos a delimitar el problema a un ámbito técnico, es clave abordar la ciberseguridad como un asunto humano, teniendo presente que nadie está libre de vulnerabilidades que puedan explotarse maliciosamente. Pero también teniendo claro que los talentos de Tecnología de la Información (TI) deberían contar con herramientas para evolucionar con la transformación digital.

Los caminos a seguir para formar una sociedad más familiarizada con la temática –en busca de ser más resiliente e innovadora– requiere que aprovechemos de la mejor manera nuestras capacidades y talentos en ciberseguridad. A su vez, vale identificar los flancos tanto en el sector público-privado, pero también a nivel individual.

Sin embargo, una de las principales necesidades que enfrenta Chile es la falta de especialistas para avanzar con agilidad y profundidad en dicha materia para que podamos recuperar una posición de liderazgo que alguna vez manteníamos a nivel regional.

De hecho, la escasez de talentos en TI es una de nuestras principales necesidades, la que el Servicio Nacional de Capacitación y Empleo (SENCE) cuantifica con un déficit de 6.000 puestos de trabajo. Además, los graduados en STEM (el ámbito atingente a la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) son insuficientes, pues se proyectaba un aumento del 13% en la demanda de estos profesionales en 2023. Bajo ese escenario, una exitosa transformación digital no se logrará sin una adecuada estrategia de ciberseguridad que sin duda requiere de personas capacitadas.

Una segunda lectura nos llama a cuestionar si estamos abordando correctamente la educación temprana, superior o continua de nuevos talentos en la materia, para que sean capaces de atender a los ataques. Esto considerando que los humanos somos el eslabón central en las vulneraciones cibernéticas, interviniendo en toda la cadena de seguridad, desde el diseño de software, la implementación de tecnología como los sistemas de detección y prevención de ataques, y los protocolos de repuesta a incidentes, hasta la gestión de crisis comunicacionales y de reputación.

En este contexto, dicha brecha implica una dificultad para contratar a trabajadores especializados. Por lo tanto, la formación adecuada de talentos TI debe ser parte de un plan más amplio que apunte a una estrategia de ciberseguridad nacional robusta, moderna, y en constante evolución. Y para que dicho anhelo se convierta en realidad, el desarrollo de la expertise debería ser un tema prioritario de la agenda país.

Bajo esa perspectiva, es clave unir esfuerzos para tener un país más seguro en el ciberespacio y operar con un espíritu colaborativo, potenciando alianzas entre la industria, academia y el sector público en pos de generar trabajos de calidad. La invitación es que todos desarrollemos capacidades para desenvolvernos en escenarios que pondrán a prueba nuestras instituciones y su resiliencia, y así poder crear las bases para que potenciemos ecosistemas especializados en el sector.

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