Elon Musk: su camino para convertirse en la Persona del Año
La revista Time nombró al empresario como la "Persona del año 2021". Con un sinnúmero de particularidades que algunos dirían que son propias de un loco, lo que se encuentra realmente al interior del emprendedor es una mente visionaria. Llevará nuevamente al hombre a la Luna, quiere ayudar a formar la primera colonia humana en Marte en 2050 y su viaje está lejos de terminar.
Elon Musk lleva años en la palestra mediática. Cada paso que ha dado, particularmente en estos últimos dos años, ha dado que hablar. Desde cuando mostró a una serie de animales -cerdos y monos- con chips implantados en el cerebro y que les permitía “leer los pensamientos” y controlar cosas con la mente, hasta el anuncio del Teslabot, que podría llevarnos en un futuro a vivir en una realidad similar a la de Avatar, de James Cameron, controlando cuerpos artificiales de forma remota y que nos permitiría ir hacia los lugares más recónditos del espacio, pero a los que el humano aún no puede acceder. Por eso mismo la revista Time nombró al multimillonario como la “Persona del Año 2021″, con su controvertida y provocadora personalidad, pero con la que “aspira a salvar al mundo” de la debacle. Pero, ¿quién es realmente?
El puesto del hombre hombre más rico del mundo siempre está en disputa. Lo que sí está claro, es que Musk se bate a duelo por el cetro constantemente con Jeff Bezos (Amazon) y Bill Gates (Microsoft). Su riqueza, se estima, estaría avaluada en unos US$250 mil millones -unos $213 billones-. Eso sí, la del fundador de Tesla y SpaceX es una historia más que particular.
Nacido en Sudáfrica en 1971, Musk creció hasta que a los 17 años decidió partir hacia Estados Unidos, donde fue a estudiar Administración de Empresas y Física en la Universidad de Pensilvania. En 1995 crea Zip2, su primera startup y que servía como un directorio que realizaba mantención y desarrollo de webs para distintos medios de comunicación.
Tiempo después fue vendida a Compaq, propietaria de Altavista, para integrarla a sus servicios. Con ese dinero, y con un interés que se traía desde hace unos años, levanto X.Com en 1999, una plataforma de pagos en línea. Pero Peter Thiel -emprendedor y que años después se hizo más que conocido por ser quien más aposto por Facebook en su primera ronda de capitales-, estaba también creando un sistema similar en línea. Y la fusión Thiel-Musk dio a la luz a PayPal.
Y lo que siguió fue una bola de nieve que no se detuvo. Cada una de las creaciones que levantaba Musk, incluso la que impulsó con Thiel, significó millones de dólares que él solo invertía una y otra vez. Solo esta última plataforma de pago, y que mantiene su éxito hasta hoy en día, significó una venta de unos US$1.500 millones de dólares por parte de eBay y unos US$165 millones para Musk.
El verdadero salto fue en 2001, cuando partió a Rusia para comprar un misil balístico continental. Con su idea, casi salida de una historia de ciencia ficción, pretendía llegar a Marte y enviar en su interior una serie de robots que le permitieran analizar cómo era la vida en el planeta rojo. El espacio, definitivamente, estaba en su horizonte. Aunque a muchos les pareció la propuesta del creativo, sí logró obtener una cotización tras una serie de contactos. Pero fue él mismo quien descartó la idea. Tiempo después, con parte de su fortuna, puso la primera piedra de SpaceX en 2002.
Un año después vio la luz Tesla, pero en ese entonces sin Musk de por medio, y en 2004 el empresario invierte en la serie A de la empresa naciente. Tras haber hecho importantes apuestas por la firma automotriz, en 2006 impulsa SolarCity como una iniciativa de energía solar a través de paneles. Pero cuando todo parecía ir viento en popa, ocurre la crisis económica de 2008 -producto de la crisis subprime- y Musk logra, procurando cuidar lo invertido en Tesla, que los dos fundadores abandonen la compañía y se vuelve el CEO para lanzar al mercado su primer automóvil. El Tesla Roadster, un auto eléctrico y que apuntaba directamente a los millonarios de Estados Unidos, se lanzaría ese mismo año para poder generar ingresos rápidamente.
Su camino siguió en la misma tónica, pero el espacio continuó siendo su terreno favorito. Miles de pruebas con cohetes, cápsulas enviadas a la órbita, entre otras. Y SolarCity transformándose también en la segunda empresa en vender más paneles solares en Estados Unidos. Y en 2016 decide fusionar esta última con Tesla. Mismo año en que decidió crear la Boring Company, pensando en una máquina que fuese capaz de abrir hoyos en la tierra. Puede sonar extraño, pero la anécdouta dice que el empresario estaba en un embotellamiento y, hastiado del tiempo de espera, Twitteó que haría una máquina para abrir caminos bajo la superficie. Y así fue.
La sustentabilidad por sobre todo
Pero la vida de Musk es un eterno y constante camino de emprendimiento y creatividad. Pero hay algo que lo hace destacar por sobre otros. Por ejemplo, una de sus primeras inquietudes fue el cómo los automóviles o los distintos vehículos podían ser más sustentables en el uso de combustible. Y es ahí donde cayó con Tesla. Pero con SpaceX el camino es algo parecido. En este último caso, vale decir que con todos los miles de experimentos y lanzamientos que realizaron, por cada uno de esos cohetes, el empresario intentó recuperar lo más que pudiera. Y lo hizo, de hecho.
Para 2017, por ejemplo, destacó cuando hizo volar nuevamente uno de los tantos cohetes que había recuperado. ¿El motivo? Demostrar que los valores de prueba y por lanzamiento hacia la atmósfera podían ser reducidos. Aunque hubiesen millones de dólares de por medio, el reutilizar alguna de sus herramientas podía significar el ahorro en los costos y así continuó. Pero no es solo algo de materiales.
Con los vuelos de SpaceX y con los de Blue Origin, propiedad de Jeff Bezos (Amazon), uno de los comentarios más recurrentes era que los millonarios están lanzando con estas iniciativas cientos y cientos de dióxido de carbono a la atmósfera. De todas maneras, este último utilizó hidrógeno líquido y que no produce carbono, pero sí lo hace en la producción de este.
Por otro lado, Elon Musk confirmó que con SpaceX están iniciando un programa específico para poder combatir la contaminación producida por este tipo de trayectos o viajes. Específico que este consiste en extraer el CO2 presente en la atmósfera y directamente transformarlo en combustible para sus cohetes. Y no solo para su iniciativa, sino que hizo llamado general, planteando directamente “únanse si están interesados”.
Marte está en la mira de Musk, pero solo valdrá la pena cuando este viaje y la construcción de la primera colonia marciana sea sustentable. La idea de SpaceX es justamente esa, creando una civilización espacio con la primera colonia humana establecida en el planeta rojo de aquí a 2050. El nuevo cohete tendría unos 32 motores Raptor, que permitirían a los humanos en Marte sintetizar combustible a través de recursos en el mismo lugar, extrayendo CO2 de la atmósfera y buscar agua en el subsuelo para la fabricación de oxígeno y metano líquido.
Y la colonización no será solo humana. De aquí, a unos cuantos años más, el empresario pretende que el planeta rojo reciba también especímenes animales, y de las distintas especies para que Marte sea también habitada por otros seres vivos. Y que puedan adaptarse a su ecosistema una vez que la raza humana ponga su primer pie en ese lugar.
Pero Elon Musk también es alguien crítico, y que ha dejado clara su postura con respecto a temas medioambientales. Quizás no necesariamente predicando con respecto a cuánto hace el hombre por el calentamiento global, pero sí criticando algunas de sus implementaciones o creaciones. Por ejemplo, con el caso de BitCoin, Musk critica lo tremendamente nociva que es para el ecosistema la minería de criptomonedas. Se requieren miles y miles de equipos prendidos todo el día fabricando criptomonedas.
Cada palabra que diga Musk es una acción directa. Así como si en una película el chasquido de un villano pudiese hacer desaparecer a gran parte de la población en un segundo, basta con un solo tweet del sudafricano para que alguna acción en la Bolsa caiga o suba. Y lo mismo ha sucedido con algunas criptodivisas. Con Bitcoin hizo algo similar el año pasado, cuando efectivamente las criticó. Y recientemente sucedió con Dogecoin, cuando anunció que serían aceptadas por Tesla para comprar determinados artículos. Previo a su mensaje, la divisa tenía un valor de unos US$0,161, y para el martes de unos US$0,211. Actualmente está en US$0,18.
Algunos de los pasajes más destacados del artículo de la revista Time hacen alusión a las distintas facetas de Musk. Un hombre que aspira a salvar al planeta, dicen, y claro, buscando a uno nuevo para poder habitar. Pero también se refieren a cómo el empresario logró este año un acuerdo con la NASA para llevar nuevamente a los astronautas a la Luna. Y eso desde 1972. Pero también mencionan ciertas actitudes, y que hablan de su misterioso y llamativo carácter, como cuando vendió el 10% de sus acciones de Tesla luego de una encuesta que realizó en Twitter.
Este evento, que reunió en el Teatro Municipal de esa ciudad a expositores de distintas soluciones tecnológicas -entre ellos, Kinesix VR, Zeus y Huawei, partners de Claro empresas- fue también el punto de partida para la nueva Corporación de Innovación y Desarrollo Sostenible de la Ciudad Jardín.
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