Equipo chileno conformado por mujeres lidera torneo mundial de robótica
A dos semanas del fin del First Global Challenge -competencia de ciencias que reúne a más de 160 países- la selección nacional va primera. Este año, el mundial se ha realizado de modo online y no solo construyendo robots, sino también “challenges” técnicos y otros con tinte social. Aquí, ellas cuentan cómo ha sido el desafío.
La primera experiencia de Paula Carrión (16) con la robótica fue cuando tenía 11 años. Participaba en un taller de robots autónomos, y siendo la más pequeña del equipo, logró con facilidad programar las máquinas, destacándose a partir de ahí en diversas competencias nacionales. Camila Acuña (18) partió a los 15 años, cuando el profesor de física de su colegio, en Puente Alto, la seleccionó para el equipo de robótica, siendo la única mujer del grupo. Al principio no la convencía, pero desde hace semanas que adaptó su rutina para aprender un poco más sobre ciencias y tecnología. Paula y Camila jamás se han reunido y sólo se han visto por Google Meet o redes sociales, pero ambas forman parte del equipo de robótica 100% femenino que representa a Chile en una competencia anual de robótica llamada
. El grupo, compuesto por ocho jóvenes de entre 15 y 18 años, desde el 27 de Junio asumió el desafío de representar al país en el torneo internacional, que reúne a un centenar de equipos adolescentes repartidos por los cinco continentes, que busca promover la educación del mundo STEM -acrónimo en inglés de Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas- en jóvenes de todo el mundo. Usualmente, las olimpiadas de robótica se hacen un país diferente cada año, pero este 2020 debió ser online. Un punto no menor para un grupo que, pese a las dificultades de reunirse, ha logrado formar una fraternidad que las mantiene en los primeros lugares de la competencia. “Una parte del equipo venía del año pasado, viajamos juntas a Dubai, pero de las nuevas integrantes no teníamos idea. Antes nos juntábamos donde armaban el robot, los mentores compraban pizza, nos enseñaban instalaciones, pero acá no. Nos vimos por primera vez en una reunión de Google Meet”, cuenta Paula Carrión, quien desde el año pasado pertenece a la selección. Una modalidad que las ha llevado en estos tres meses a trabajar en conjunto para superar diversas pruebas, que este año ya no están dedicadas solo a la construcción de un robot, sino que comparten “challenges” técnicos y otros con tinte social, con parámetros que cada semana los organizadores les van informando. Parte de las tareas que se reparten son el uso de programas de codificación y programación, modelado en 3-D, hasta la construcción de máquinas y otras oportunidades de aprendizaje, con herramientas específicas que la organización les facilita. A su vez, las integrantes van respondiendo desafíos por redes sociales, donde ponen a prueba sus habilidades blandas, creando videos, contactándose con autoridades y personalidades científicas, o creando campañas de concientización de la ciencia, donde la imaginación y los conocimientos se mezclan. Una de esas tareas fue la formación de un taller de alfabetización digital, donde ayudaron a personas que no saben cómo realizar trámites por internet o utilizar sus dispositivos tecnológicos. “Más allá de construir un robot, hemos llevado a cabo las actividades para generar un impacto en las comunidades”, cuenta Valentina Flores (18), integrante de la selección proveniente de Viña del Mar. Camila Acuña, quien en su primera experiencia en el torneo no pudo viajar, está comprometida con vincular el conocimiento adquirido con su comunidad. “De qué sirve armar un robot sin el conocimiento de la ciencia o ingeniería para poder ayudar a los demás”, especifica Acuña, a quien también le ha tocado superar también tareas complejas, como diseñar en 3D en aplicaciones usadas por profesionales.
Liderando el campeonato
La selección chilena de robótica 2020 ha formado sus propios métodos para generar amistad: se comunican usualmente por tres plataformas distintas. Una es Slack, herramienta de comunicación en equipo, donde organizan fechas y definen temas técnicos; otra es por Google Meet semanalmente, para ver el avance del proyecto; y todos los días se escriben al grupo de WhatsApp para compartir experiencias, invitar a ver películas o ayudar a alguna de las integrantes de cuarto medio que preparan su PSU. Una barrera importante es que toda la competencia se realiza en inglés. De las ocho integrantes, tres hablan fluidamente el idioma, pero entre ellas han creado una comunidad de apoyo a la hora de cumplir sus tareas. “Puedo entender, pero no responder. Pero estas instancias me ayudan a aprender, y mis compañeras me van guiando para saber qué sinónimo usar o cómo interactuar”, explica Paula Carrión. Para Valentina Flores es su último año como integrante de la selección, y frente a las dificultades de una versión particular, ha encontrado un lugar donde sentirse segura: “Nuestro grupo no solo sirve para aprender robótica, porque nos apoyamos mucho en los estudios. Estoy en cuarto medio y la competencia ha sido dura para equilibrar los tiempos. Es buenísimo tener este apoyo porque están ahí para seguir adelante en el proyecto”. Este es el segundo año consecutivo que el equipo de robótica nacional está compuesto sólo por mujeres y las integrantes del grupo aprovechan esta instancia para avanzar en la inclusión en las áreas STEM. Sus mismas integrantes coinciden en que es un paso importante para borrar prejuicios y demostrar que no existen diferencias a la hora de dedicarse a las ciencias. La fraternidad y trabajo en equipo ha logrado los objetivos propuestos. Desde el inicio en la competencia, el equipo chileno se ha mantenido en los principales puestos, y a dos semanas del final, se mantienen en el primer lugar con 64 puntos, a solo un punto de diferencia con su par de Bangladesh y a cuatro de Serbia, que ocupa el tercer lugar. De mantenerse en el podio, sería la primera vez que Chile gane esta competencia, superando a selecciones de México o Rumania, que ganaron las dos últimas ediciones. El premio por la medalla de oro les permitiría al equipo viajar gratis a la próxima edición presencial, evitando la inscripción de US$10.000 por cada integrante, que en otras versiones han debido conseguir a través de auspicios y ayuda gubernamental. Por ahora, el team Chile está concentrado en lograr la hazaña, en la cual puedes ayudar siguiéndolos en
del equipo. Una competencia digital que ha permitido a estudiantes chilenos profundizar su conocimiento en el mundo de la tecnología.
Este evento, que reunió en el Teatro Municipal de esa ciudad a expositores de distintas soluciones tecnológicas -entre ellos, Kinesix VR, Zeus y Huawei, partners de Claro empresas- fue también el punto de partida para la nueva Corporación de Innovación y Desarrollo Sostenible de la Ciudad Jardín.
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