El factor humano de una startup
Trabajaban en grandes corporaciones, pero la idea de desarrollar tecnología bajo un modelo diferente los hizo volcarse a un emprendiemiento. Invirtieron US$300.000 y partieron en 2016. A mediados de este año, Biwiser logró su equilibrio y proyecta facturar este año US$2,2 millones.
Recién titulado como ingeniero industrial de la Universidad Federico Santa María, con 25 años, David Ávila consiguió su primer trabajo en el grupo Falabella, así como su primer desafío laboral: participar de un gran proyecto para implementar analítica de datos en el holding. Pasó varios días de muchas horas programando, hasta lograr el producto final. “Lo que más me llamó la atención es cómo, gracias a ese desarrollo, Falabella comenzó a cambiar su forma de tomar decisiones”, dice, mucho antes de lanzarse con una startup tecnológica.
Pero le daba vueltas a una idea. Cómo lograr que las pymes pudieran acceder a una tecnología similar, pero a bajo costo. Llegó un poco cansado ese día a casa y durante la cena, sus padres le contaron que estaban muy complicados. Tenían una empresa en el área de la manufactura y el aumento de las importaciones chinas era una amenaza al negocio. Pero extrañamente, David Ávila levantó la cabeza y sonrió hacia el futuro. ¡Ahí estaba el laboratorio que necesitaba!
De a poco, fue armando una solución para la pyme de sus padres. Un modelo de servicio de analítica. “Hice las primeras pruebas exitosas con ellos y vi un cambio cultural radical en cómo manejaban ahora su pyme, logrando modificar sus estrategias y adaptarse a los desafíos del mercado. Eso me inspiró muchísimo para seguir potenciando este servicio sin entender mucho que producto saldría de esto”, dice Ávila.
Ese sería el primer eslabón para -10 años después- crear la startup Biwiser, una Analytics Platform as a Service (PaaS), que transforma los datos de las empresas en información valiosa para la toma de decisiones, mezclando Big Data, Inteligencia Artificial y -algo que destaca su CEO durante toda la entrevista- “el factor humano, que siempre será clave”.
Pero volvamos a Falabella. David Ávila estuvo varios años ahí y luego se fue a Grupo Patio. Paralelamente, seguía con su proyecto personal. En esos tiempos conoció a Andrés Erlandsen, gerente general de la cadena de tiendas de ropa y artículos deportivos 7veinte. Estaba justo en planes de crecimiento y había invertido en tecnología, “pero no lograba que esta le diera una visibilidad del negocio. Entonces encontré la ‘prueba ácida’ de mi modelo inicial”, dice David Ávila, y agrega que luego de implementar un servicio de datos, analítica y reportería, “Andrés vibraba como niño con juguete nuevo”. 7veinte creció de tener cuatro tiendas a más de 15 en menos de tres años. Fue cuando Forus le ofreció la adquisición por el 100%.La dupla estaba lista para partir, pero les faltaba el tercer mosquetero. Una noche de primavera de 2015, David Ávila invitó a comer al Ox de Nueva Costanera a Andrés Erlandsen y a Pablo Palavecino (exgerente general de Gama). Desde afuera del restaurante, se veía a través de las ventanas cómo los convencía de que estaba todo para armar Biwiser. En enero de 2016 los tres socios iniciales concretaron la empresa con un capital de US$300 mil. Arrendaron una oficina de Regus y reclutaron a Mauricio Alcaíno y Francisco Calderón. Ya había manos.
Pero David Ávila no podía dedicarse 100% a su emprendimiento. Aún estaba en Grupo Patio y, si bien su empleador no le había puesto problema en tener una startup, tenía muchos proyectos y cinco gerencias a su cargo. Se necesitaba alguien full time en la gestión. Según él, había sólo una persona en Chile que podía hacerlo: Patricio Martínez, su antiguo compañero de puesto en Falabella.
No hablaba con él hace años, pero se consiguió su teléfono y lo llamó. Tenía un alto cargo en la cadena de retail de los Solari. Luego de ponerse al día, Patricio Martínez le dijo: “Bueno, me imagino que me llamas porque quieres volver a Falabella…”. “En realidad no”, contestó David Ávila. “Quiero ofrecerte un trabajo con más proyección que el que estás ahora, pero con solo dos empleados”. Luego de un par de reuniones, Patricio Ávila aceptó. Implementó la estructura operacional de lo que hoy es Biwiser y actualmente es socio y director. Al poco tiempo Andrés Erlandsen se fue también de lleno a la startup.
Hoy Biwiser cuenta con casi 70 clientes de distintos rubros y tamaños, como estudios de abogados, hasta constructoras. El modelo de negocio se basa en una suscripción por módulo (financiero, comercial, operacional, optimización de inventario y advanced analytics) con un fee mensual, sin costo de implementación.
A mediados de este año lograron superar su punto de equilibrio, con una facturación proyectada de US$2,2 millones en 2019 y más de 35 personas en el equipo. Ya tienen clientes en Perú, Colombia y Uruguay y esperan crecer 81% solo en Chile en 2020. Ya están organizando el levantamiento de una ronda de inversión por US$700.000 en los próximos meses. “Pero siempre el hub tecnológico estará en Chile. Nos sentimos orgullosos que desde nuestro país podamos exportar tecnología”, concluye David Ávila.
Este evento, que reunió en el Teatro Municipal de esa ciudad a expositores de distintas soluciones tecnológicas -entre ellos, Kinesix VR, Zeus y Huawei, partners de Claro empresas- fue también el punto de partida para la nueva Corporación de Innovación y Desarrollo Sostenible de la Ciudad Jardín.