FN Meka: La caída de un robot rapero inteligente

FN MEKA
Los 10.3 millones de seguidores en TikTok fueron expuestos como una de las principales razones de Capitol Music Group para contratar al músico virtual

Esta es la delirante historia de un rapero creado por Inteligencia Artificial despedido de un gran sello por estereotipado y ofensivo. ¿Tienen futuro los artistas virtuales? Expertos responden.


“Robot rapero no aceptado por este mundo”, se presenta -y se queja- FN Meka en sus cuentas de Instagram y TikTok. Los 10.3 millones de seguidores, en esta última red, fueron expuestos como una de las principales razones de Capitol Music Group para contratar al músico virtual, el pasado 12 de agosto. FN Meka, una especie de cyborg con rasgos afroamericanos diseñado por Inteligencia Artificial, figuró apenas once días en la misma discográfica de Paul McCartney y Katy Perry, hasta ser despedido por presiones y denuncias apuntando los estereotipos raciales del personaje.

FN Meka repite con frecuencia el despectivo término “nigger”, mientras en una escena de su vida virtual es apaleado por un policía blanco en una celda. “La vida en la cárcel es tan deprimente”, reclama el avatar. “Me gustaría poder salir para empezar a hacer música de nuevo”.

En el comunicado del 23 de agosto donde se deshacen de FN Meka, Capitol ofreció “profundas disculpas a la comunidad negra por nuestra insensibilidad”. El sello, perteneciente a Universal Group, reconoció haber fichado al cantante de IA “sin hacer suficientes preguntas”. “Agradecemos a los que se han puesto en contacto con nosotros con comentarios constructivos en los últimos días”, señaló la compañía. “Su aportación ha sido inestimable para tomar la decisión de poner fin a nuestra asociación con el proyecto”, añadieron.

La alusión de Capitol señala a Industry Blackout, un colectivo que se presenta en redes como “un cuerpo unificado de personas negras de la industria comprometidas con el cambio de la comunidad”. La entidad despachó una carta pública al sello reclamando por FN Meka, horas antes de la reacción de Capitol desvinculando al personaje.

“Es un insulto directo a la comunidad negra y a nuestra cultura”, acusa la misiva, “una amalgama de burdos estereotipos, manierismos apropiados que derivan de artistas negros (...)”.

El día que Capitol anunció el fichaje de FN Meka, se lanzó el single Florida Water con la participación de Gunna, un rapero de Atlanta que atraviesa serios problemas legales, y el astro de Fortnite, Clix.

“Esta efigie digital es una abominación descuidada y una falta de respeto a personas reales que se enfrentan a consecuencias reales en la vida real”, apuntó Industry Blackout en referencia a Gunna, “un artista negro que (...) está actualmente encarcelado por rapear el mismo tipo de letras que este robot imita”.

“La diferencia”, remató el colectivo, “es que su rapero artificial no será objeto de cargos federales por ello”.

FN Meka
El sello, perteneciente a Universal Group, reconoció haber fichado al cantante de IA “sin hacer suficientes preguntas”.

Personas o avatares

Las estrellas musicales virtuales de este milenio poseen un linaje con más de medio siglo. The Archies fue una sitcom animada con las aventuras de una banda que inscribió el hit Sugar sugar, ejemplo clásico de pop chicle y número uno de Billboard en 1969. Luego Gorillaz, el proyecto de Damon Albarn y Jamie Hewlett lanzado oficialmente en 2001, fue promocionado como una banda virtual.

FN Meka nació en 2019 en el sello Factory New, autodefinido como “la primera empresa musical de nueva generación, especializada en seres virtuales”.

En abril de 2021 Anthony Martin se presentaba en Music Business Worldwide como cofundador de la discográfica. En sus declaraciones promocionando las bondades de crear artistas con IA, puso en entredicho el arte como una actividad exclusiva de los humanos.

“No nos referimos a la capacidad de mostrar humanidad”, reflexionó, “nos referimos, literalmente, a si un artista necesita realmente ser humano para ser considerado un artista de verdad, que pueda interpretar y grabar música, generar streams, comercializar singles y álbumes, y crear una base de fans”.

Martini, con currículo desarrollando a raperos de carne y hueso como Tyga, argumentó que si los fanáticos suelen consumir a sus ídolos en pantallas, cuál es la diferencia entre que sean personas “o avatares”.

FN Meka ya tenía logros que confirmaban su potencial comercial. Había vendido una obra de arte digital -”Un súper inodoro”- por 6.500 dólares. “Estos son los tipos de modelos que rompen las reglas que estamos adoptando”, apuntó Martini.

El personaje fue descrito por el ejecutivo como una creación de Inteligencia Artificial, “a partir de miles de datos recopilados en videojuegos y redes sociales”.

La IA utilizada por Factory New analizaba canciones pop probadas para luego trazar material que siguiera esa arquitectura. “Por ahora, una voz humana interpreta la canción”, reveló Martini, “pero estamos trabajando para que un ordenador pueda inventar e interpretar sus propias palabras, e incluso colaborar con otros ordenadores como ‘coautores’”.

Tras el corte total de Capitol a FN Meka, el discurso de Anthony Martini cambió radicalmente. No sólo se desvinculó del rapero virtual, sino del sello. Hizo algunas precisiones también: jamás fundó Factory New, como reconoció que en este proyecto “debería haber actuado con más diligencia”.

En otro giro, Martini aseguró que sólo en la última semana de agosto conoció la identidad del artista tras la voz de FN Meka -Kyle The Hooligan-, quien además componía las letras. “Todo iba bien”, declaró el rapero. “Lo siguiente que sé es que (ellos) me dejaron tirado. Usar mi voz, usar mi sonido, usar la cultura, y literalmente me dejaron tirado”.

Anthony Martini desestima las acusaciones. “Mientras estuve involucrado”, se defendió, “los artistas del proyecto siempre fueron compensados de forma justa y participaron en los ingresos de su trabajo”.

Las últimas declaraciones de Anthony Martini reconocen que las diatribas sobre las ventajas de estas creaciones en computadores, el potencial comercial, y el desdén a la tradicional labor de búsqueda de artistas y repertorios de los sellos -conocida como A&R-, buscaban generar ambiente.

“Asumo toda la responsabilidad por la falta de transparencia y la confusión que hayan podido causar mis comentarios sobre los elementos de IA en la música de Meka”, reconoció. “Esas citas eran de una entrevista de 2021 y pretendían crear intriga y dar cobertura a unas canciones que en ese momento no estaban preparadas para el escrutinio. Las voces de FN Meka siempre han sido escritas e interpretadas por humanos, que en este caso, han sido voces negras, para ser claros”.

FN Meka
“El error de Capitol es más bien comunicacional y estético. Claramente, alguien no reparó en que esto podía dañar a los afroamericanos", dice Gonzalo "Chalo" González.

El factor humano

La escritora Jennifer Lepp, dedicada al “misterio paranormal acogedor”, demoró sólo 49 días en escribir una novela gracias a un programa de IA llamado Sudowrite, que requiere cierto entrenamiento del usuario para crear un feedback que permita desarrollar el texto.

Otro ejemplo de IA involucrado en creación artística se explica en este video, que relata la experiencia de procesar 1.000 horas de música hip hop en un programa, arrojando un impresionante resultado.

El reconocido productor e ingeniero de sonido chileno Gonzalo “Chalo” González (Mon Laferte, Los Prisioneros), cree que en el caso puntual de FN Meka el factor humano resultó clave en el fracaso del proyecto. “El error de Capitol es más bien comunicacional y estético. Claramente, alguien no reparó en que esto podía dañar a los afroamericanos. No es que la creación sea torpe, sino que la decisión editorial es torpe. Crean los humanos y se equivocan los humanos”.

Por lo mismo, el productor considera que a pesar de esta fallida experiencia, es cosa de tiempo la paulatina presencia de avatares artísticos, “ya sea por el metaverso, por todo lo que tenga que ver con la tecnología VR (Virtual Reality), y los videojuegos”.

“Al final son creaciones humanas, independientes de la tecnología”, advierte. “Son cerebros humanos los que están haciendo este producto”.

En la medida que estos personajes adquieran más características humanas, “más fácil va a ser para los mismos humanos consumirlos, y es muy probable que no nos demos ni cuenta”, vaticina “Chalo”.

Moustache, productor acostumbrado a trabajar con máquinas y sonidos programados para estrellas pop locales como Paloma Mami y Marcianeke, se inclina por la humanidad en el arte. “La inteligencia artificial viene a aportar al ser humano”, reflexiona. “Quizás es más certera y eficiente, con un mínimo margen de error. Pero el ser humano no (es así), y eso engrandece a un artista, sus caídas, errores y triunfos”, añade.

Para Moustache, esta clase de proyectos de IA carecen de sentimientos y resultan “muy predecibles, perfectos, y eso provoca rechazo en el ser humano”.

“La gente prefiere entregar su fidelidad a alguien que estuvo en la calle (...) y luego en el estrellato”, asegura. “Así es el ser humano, impredecible, sentimental e imperfecto. Y eso la inteligencia artificial no lo puede replicar”, zanja.

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