No se permiten hombres: el gimnasio pensado solo para mujeres
El Secreto, ubicado en Vitacura, surgió de la necesidad de su creadora de hacer ejercicios sin la incomodidad de sentirse observada. Hoy funciona como un exitoso negocio con matriculas al tope.
“¿Qué es ‘El Secreto’? ¿Por qué salen tan felices?”, se preguntan los hombres, según cuenta su fundadora, Bernardita de la Cruz. El Secreto, ubicado en calle La Cortada, Vitacura, se ve por fuera como una casa más del sector. Sin embargo, se trata de un gimnasio solo para mujeres.
”Siempre pasa que cuando vas al gimnasio, te puedes sentir observada. Eso, a su vez, deriva en una incomodidad que no te deja hacer bien los distintos ejercicios. Te preocupa tu físico, tus movimientos, y es porque crees que siempre hay alguien mirándote. Esa dinámica se rompe cuando quienes están a tu lado son compañeras del mismo sexo”, plantea De la Cruz, una relacionadora pública devota del gimnasio de su edificio y quien luce muy buen estado físico.
Hace un año, y tras quedar cesante, su hija y amigas de ella le pidieron que las ayudara con rutinas de ejercicio y se convirtiera en una especie de personal trainer. Ella aceptó, mientras buscaba trabajo, pero empezaron a llegar cada vez más niñas. “Nos preparábamos en el gimnasio de mi edificio, pero un día me dijeron que ese lugar era solo para residentes y todas nos pusimos muy tristes”, recuerda.
Entonces pensó dónde continuar y arrendó una casa. “A mis 52 años, quería una pega tranquila que me apasionara y arrendé esta casa”, relata sobre cómo se fue convirtiendo en un negocio. “Partimos con súper poco, mi amiga (Magdalena Jara, kinesióloga y esteticista) se arriesgó a emprender conmigo y luego comenzamos un proceso de reclutamiento, pero todas las personas que llegaron lo hicieron por recomendación, el boca a boca”.
Gigen Bonilla González es una de las profesoras y, entre sus cualidades, está ser trainer de algunas miss Reef. Otra trainer es Romina Nuñez, experta en pilates neurokinésico, quien se enfoca en alumnas lesionadas que practican con ella una rutina en base a sus necesidades. Las clases de Romina Núñez no tienen más de cuatro alumnas al mismo tiempo, cada una tiene un trato especial y asegura que si el curso fuese más grande, “sería más lucrativo, pero no útil. Sabemos el nombre de las 160 alumnas”, dice Bernardita de la Cruz.
Cada alumna tiene una ficha donde se anotan sus necesidades, medidas y objetivos y otros. A todas se les celebra el cumpleaños y se les contiene cuando necesitan apoyo, en un concepto que se asemeja a un club. “Siempre pasa que una chica trae a su mamá, luego a sus primas y todas a sus amigas, entonces así esto se fue llenando”, cuenta De la Cruz, con un gimnasio que también tiene tratamientos de belleza. “Este es un espacio donde pueden ser ellas, ocupar la piscina, tomar sol, fumarse un pucho después de hacer deporte. Aquí nadie te va a mirar feo”, añade.
”Sube la colita”, “shao shaito” y “fuera los jamones” son algunos nombres de las rutinas de entrenamiento que ofrece el gimnasio, donde no se permiten hombres. Es común verlos afuera, mientras sus pololas están dentro de la casa. Dentro del concepto también hay artículos a la venta, trajes de baño, carteras, joyas y otros productos que se exhiben en una vitrina.
Este evento, que reunió en el Teatro Municipal de esa ciudad a expositores de distintas soluciones tecnológicas -entre ellos, Kinesix VR, Zeus y Huawei, partners de Claro empresas- fue también el punto de partida para la nueva Corporación de Innovación y Desarrollo Sostenible de la Ciudad Jardín.
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