Columna de Katia Trusich: Apertura gradual y segura

FOTO: VICENTE LOPEZ / LA TERCERA

La exsubsecretaria de Economía y actual presidenta de la Cámara de Centros Comerciales, Katia Trusich, hace su Relato Personal de la pandemia y cuenta cómo se planea la reapertura de los centros comerciales.


Ha llegado el tiempo de ir avanzando hacia una apertura gradual y segura de los centros comerciales, proceso para que tanto locatarios como trabajadores y visitantes puedan acudir con la confianza de que están asistiendo a lugares seguros, higienizados y aplicando la experiencia acumulada de los últimos cuatro meses operando servicios esenciales bajo condiciones sanitarias muy resguardadas. La ciudadanía le ha dado un voto de confianza a los supermercados y servicios esenciales emplazados en centros comerciales, que se han mantenido abiertos durante la pandemia. Los consumidores concurren sabiendo que son lugares resguardados sanitariamente. Esas mismas medidas, y otras adicionales, se extenderán hacia el centro comercial en su totalidad. Existe la percepción errada de que la apertura de los centros comerciales es una dicotomía entre "abierto y cerrado", pero la realidad es que se han mantenido funcionando parcialmente a lo largo de todo el país. Hoy tenemos 111 establecimientos parcialmente abiertos, operando de Arica a Magallanes, en los cuales se ha ganado una importante experiencia en la implementación de medidas sanitarias establecidas en los instructivos de los ministerios de Salud y Economía. No hay, por tanto, un antes y un después, y en la medida que se levante la cuarentena en la Región Metropolitana se podrá retomar, de manera paulatina, la actividad de esta industria relevante para el país y para el empleo. Hay algunos locatarios que han visto disminuidas las ventas y eso ha sido un fenómeno generalizado en todo el comercio. En ese sentido, los centros comerciales han mostrado flexibilidad, buscando adaptarse a las condiciones particulares de cada locatario, para que puedan abrir o no, de acuerdo a su realidad particular.  Este es un período donde la cautela debe primar por sobre cualquier otro factor, pues es un período difícil que exige recordar que locatarios y operadores son socios que necesitan trabajar en conjunto para enfrentar y superar la crisis. Estamos viviendo una situación compleja para todo el comercio y para el país. Los centros comerciales generan más de 400 mil empleos directos, detrás de los cuales hay personas que hoy necesitan urgentemente volver a trabajar para recuperar sus ingresos. Actualmente, con las condiciones sanitarias mejorando, podemos retomar la actividad de forma gradual y segura, en beneficio de esos trabajadores, de sus familias y de la importante cadena de valor y de suministros que se activa con el comercio. Se tiende a asociar a los centros comerciales solo con grandes tiendas, pero existe mucha diversidad bajo este formato. Hay medianos y pequeños empresarios, emprendedores que tienen uno o dos locales, hay esfuerzo y sueños detrás de cada establecimiento. La pandemia ha planteado múltiples lecciones y desafíos. Uno de ellos es el crecimiento del comercio electrónico, porque si bien se venía trabajando e incorporando varios años, la crisis ha detonado un incremento significativo, equivalente a cinco años en tiempos normales, según indican estudios. Lo anterior, refuerza la necesidad de avanzar hacia la omnicanalidad, además de ratificar la complementariedad entre el comercio electrónico y el físico. La compra física es irreemplazable pero conversa en muchos aspectos con la practicidad online, pueden conjugarse cada vez mejor. Por otra parte, más a largo plazo, la mayor flexibilidad laboral para muchos, a raíz de nuevos hábitos laborales en pandemia, dejará más tiempo para que la gente organice su vida y constituye una oportunidad también para el centro comercial se reconfigure como un espacio de encuentro no solo social sino también laboral en cafés y lugares de coworking. Para todos, el hecho de tener que vivir en cuarentena, sin las dinámicas laborales normales ha sido difícil, pero también lleno de aprendizajes. En lo personal, resulta desafiante acostumbrarse a las reuniones través del computador, y combinar los mil roles que significan estar en la casa como el apoyo a la educación de los niños y las tareas domésticas. Son tres trabajos a la vez. Sé que comparto esta visión con los miles en el país y en el mundo que estamos viviendo el confinamiento y sé que hay gente que lo está pasando muy mal. Lo positivo de este período de encierro es que ha permitido reflexionar sobre las cosas que realmente importan: la familia, los afectos, la crianza, junto a la incertidumbre de cómo va a cambiar el mundo y las relaciones una vez que podamos volver a salir nuevamente.

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