La app que digitaliza las gerencias de RR.HH. de las empresas

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Talana es un servicio que partió en 2016 y que hoy cuenta con 1.700 clientes en Chile (120 mil empleados). A corto plazo, la meta de la startup es dar el salto al extranjero.


Una mejor forma de hacer plataformas de Recursos Humanos fue la inquietud que no dejaba tranquilo a Pablo De la Barra, como gerente regional senior de Operaciones de Payroll. La compañía en que trabajaba no veía muy factible la idea, pero sí lo hizo el marido de una de las mejores amigas de la esposa de De la Barra, José Antonio Akel. Él tenía una empresa de software a medida y al darse cuenta que había una oportunidad de negocio, ambos socios dejaron sus trabajos para crear Talana. “Veíamos una necesidad de mercado con una herramienta muy buena para resolverla”, explica De la Barra, como una de las razones para lanzarse al mundo de las startups.

Con más canas de las que tienen habitualmente los emprendedores y con mensualidades de colegio por pagar, De la Barra y Akel comenzaron en 2016 a trabajar en una oficina prestada que ocupaba la mitad de una de las salas de reuniones que tienen actualmente. Allí se trazaron las primeras líneas de lo que hoy es la aplicación que permite a las gerencias de RR.HH. digitalizar sus procesos y mejorar la comunicación con sus colaboradores. El servicio, que hoy cuenta con 1.700 clientes en Chile (120 mil empleados), fue pensado primero para empresas pequeñas. Pero, tras lograr su primer cliente a finales del año en que habían comenzado su aventura, los buenos resultados llegaron en el corto plazo. En 2017, la aplicación salió al mercado y cerró ese año con una facturación de US$300 mil. Para este 2019, esperan alcanzar los US$3 millones.

El nombre de la empresa se debe a que José Antonio Akel se encontraba de viaje por Italia cuando estaban trabajando en el proyecto y llegó a la ciudad de Talana. No existía ningún dominio en internet con el título de la localidad de Cerdeña en Chile. Les gustó como sonó y decidieron designar así a su startup.

ero pese al éxito actual de la empresa, al principio, el círculo más cercano de Pablo y José Antonio no estaba muy convencido de que dejaran sus puestos habituales por emprender. Con algo de temor, sus esposas y los dos inversionistas ángeles (Juan de Dios Fernández y Francisco Gutiérrez) que aportaron con US$100 mil para el capital inicial, fueron los que les dieron el espaldarazo al servicio que hoy permite descargar liquidaciones, certificados de antigüedad y renta. Además de solicitar y aprobar vacaciones, entre otras características. Corfo también aportó con fondos cercanos a los $80 millones.

El buen rendimiento de Talana y la cautela con que ambos socios fundadores proyectaban crecer, hizo que el cambio de oficina sea un panorama habitual dentro de los trabajadores de esta startup. Están contratando cerca de tres a cuatro personas al mes, hoy cuentan con 47 trabajadores en su equipo y su nueva oficina (que ocupa medio piso en un edificio de Las Condes) ya comienza a quedarse corta.

En esa línea, una de las enseñanzas que ha dejado el paso de ambos socios por el mundo del emprendimiento es que “cuando estas cosas explotan hay que crecer y correr. No hay espacio para pensar en chico”, dice Pablo de la Barra.

Sobre su competencia, dice que existe tanto a nivel local como internacional, pero su diferencia sería que ellos no solo se limitan a pensar sus productos como una herramienta para el área de RR.HH., sino en generar un cambio en el día a día en la empresa.

Si bien comenzaron a generar ganancias en su segundo año de vida, todas las utilidades son reinvertidas para seguir perfeccionando su software. Hoy, el principal gasto de la empresa es en personal.

En el corto plazo, el futuro para Talana es dar el salto internacional en países de la región y en otros que tengan una cultura de trabajo similar a la chilena. Para esa nueva experiencia, dejarán la política de financiarse con recursos propios y piensan en una ronda de inversión con un monto aún no definido.

Crisis social

Si bien comentan que el panorama de los negocios no es el mismo que existía antes del estallido social y con el antecedente de las expectativas de menor crecimiento que tenía el país antes de las protestas, los socios de Talana dicen que entre las consecuencias para ellos solo se asoma que algunos hayan tenido que trabajar desde sus casas y la cancelación de ferias donde pretendían seguir expandiendo su cartera de clientes.

“Somos una parte importante de las empresas y no somos una alternativa cara”, explica José Antonio, como una de las causas que los mantiene, por ahora, al margen de las consecuencias negativas de las manifestaciones. Además, creen que esto es una oportunidad para que las empresas vean la importancia de tener una buena comunicación con sus trabajadores y vean en Talana la forma de estrechar ese vínculo.

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