La empresa de Puerto Montt que le da nueva vida al plástico
Good Wood nació de la necesidad de hacerse cargo de los tubos de polietileno que eran ocupados para la alimentación de los salmones y que instalaban en su otra empresa, Forza Chile. Los fundadores Paula Freijoo y Oliver Zampeze se las ingeniaron para transformar ese plástico y darle un nuevo uso. El proyecto creció y tomó fuerza propia: a partir del reciclaje de plástico y Tetrapak crean madera plástica, juegos infantiles o mesas.
Para alimentar a los salmones se utilizan, usualmente, líneas de alimentación hechas con tuberías de polietileno de alta densidad (HDPE, por sus siglas en inglés). A eso se dedican Oliver Zampeze y Paula Feijoo con su empresa Forza Chile desde principios de 2016: a instalar estos ductos, hacerles mantenimiento, y retirarlos cuando, producto del roce con el alimento y al final de cada ciclo de estos peces, se desgastaban. “¿Pero a dónde terminan estos plásticos?”, se cuestionaron luego de verlos repartidos por distintos lugares de Puerto Montt.
Fue entonces que la inquietud fue creciendo en ellos y decidieron generar una solución a un problema que pasaba frente a sus ojos constantemente. “Hoy estas tuberías están en ciclos de vida de 12 o 14 meses. La industria se ha ido optimizando y le ha puesto esfuerzo a volverse más sustentable”, enseña Feijoo.
El primer escalón era rescatar las tuberías y darles una segunda vida. Este plan, ejecutado a mediados de 2020, fue tomando forma con distintas pruebas, hasta que se dieron cuenta que para darle un valor agregado y conseguir un nuevo material necesitaban de otros plásticos. “Dejó de ser un proyecto de Forza y tomó vida propia, porque era más grande y complejo de lo que pensábamos. Y también concretarlo, poder traer las máquinas acá”, agrega la cofundadora.
Eso sí, sus primeros pasos fueron gracias a que Forza, que ya estaba consolidada en el rubro y en la región, sirvió como impulso económico para poner en marcha este plan.
Así nació Good Wood, una empresa que reutiliza una amplia variedad de plásticos y también envases de Tetra Pak para producir madera plástica y comercializar perfiles, pallets, maceteros, sillas, mesas y cercos. Un proceso que parte con los distintos recicladores, además de los tubos de HDPE, y que continúa en las instalaciones ubicadas en el kilómetro 3,5 de la ruta V-505, en Puerto Montt: allí se segregan los distintos tipos de plásticos, se pican y muelen, y luego entran en una máquina donde se junta todo y se mezcla a una temperatura cercana a los 200°C para producir una masa cliente que entra en unos moldes que luego se sumergen en agua para enfriarlos. Así salen los tablones de “madera”.
Paula Feijoo define esta madera plástica como un material perfecto para el sur, porque, además de desplazar la madera natural y con ello disminuir la tala de árboles y el consumo de agua, “se está poniendo a disposición de la comunidad un producto infinitamente más competitivo, porque dura por lo menos 50 años sin hacerle una mantención, tampoco se astilla, ni se quiebra, ni le salen hongos, ni pierde ni cambia su forma con el agua o la humedad”. Además, actúa como un aislante térmico y acústico, es retardante del fuego y no se corroe.
El desafío de innovar
El salto de los fundadores de Good Wood fue a ciegas. Aunque el proyecto original apuntaba a abordar todo el ciclo de las tuberías de alimentación acuífera, rápidamente pasaron a integrar nuevos materiales plásticos. Pero esa búsqueda no fue sencilla. “No sabíamos nada, fue puro instinto. Por suerte tenemos un equipo súper bien armado que nos colaboraron muchísimo, todos muy comprometidos”, dice Paula Feijoo.
No sabían mucho sobre los tipos de mezclas, los pesos, cómo hacerlas más eficientes. Por eso, tuvieron que leer, investigar, ver videos y aprender de todas las formas posibles cómo poder manipular los plásticos y cómo obtener el material que estaban buscando. “Hubo que aprender cómo estaban compuestos, de qué era cada plástico. Oliver hizo la inspección de las máquinas que nos servían y luego de esperar mucho, entremedio de la pandemia, llegó la máquina desde China, pero sin instrucciones ni nada”, agrega la cofundadora.
Ese fue otro reto. Sin un plano con el que orientarse, el equipo -una veintena de trabajadores- tuvo que apostar por el ingenio para instalar la máquina. Así, pusieron en marcha las primeras pruebas y fueron agregando los materiales. “Nos dimos cuenta de que los plásticos no son los mismos que se usan en Chile que afuera, la resistencia, por ejemplo, es distinta. Hoy lo único que tiene de extranjera la máquina es la cáscara, porque los muchachos la han desarmado mil veces y la han mejorado muchísimo”, relata Feijoo.
Otra de las innovaciones que les permitió distinguirse al equipo de Good Wood fue la integración de envases Tetra Pak. Paula Feijoo detalla que “era un material difícil de reciclar, y fue casi por azar, haciendo pruebas, viendo qué pasaba y cómo le aportaba. Luego de muchas pruebas lo incorporamos por completo y no por capas”.
Entremedio, han tenido otros desafíos en su ruta: en un principio, los envases de Tetra Pak que recibían venían sucios, con materia orgánica y eso arruinaba la mezcla; también cuando recibían eco botellas, algunas veces venían con piezas metálicas dentro y estropeaban las cuchillas de la máquina.
Aun así, el camino ha tenido más satisfacciones. Luego de pruebas, ensayos y errores, lograron certificar su producto en el Sistema Nacional de Declaración de Residuos (Sinader).
El impacto y las proyecciones
Para Paula Feijoo, el espíritu de Good Wood también tenía que desarrollar un espíritu colaborativo con los demás actores de la región para poder tener un impacto significativo. Eso, además, fue un punto de inflexión para ellos, que les permitió entender que su nuevo proyecto tendría un camino propio más allá de solo reciclar las tuberías.
“Nosotros sabemos que somos empresas que nos nutrimos de otras, entonces era importante para nosotros trabajar con la comunidad, y no solamente mostrando nuestros productos, sino relacionarnos con gestores pequeños, que trabajaran con plásticos domiciliarios, también con recolectores independientes. Trabajamos con gente de Chiloé, que está en el último ápice de la isla y que se dedican a esto”, narra.
Por eso, han generado alianzas con distintos recicladores y empresas pequeñas de la región con los que han podido potenciar su ecosistema. Pero no ha sido lo único, Feijoo agrega que también han generado lazos con talleres, con la municipalidad de Puerto Montt, el hospital y, por supuesto, distintas empresas privadas salmoneras con las que han generado convenios para hacerse cargo de los residuos plásticos que se generan.
Esas alianzas también han producido un impacto para estas empresas, pues como Good Wood fabrica pallets plásticos lograron solucionar un problema común en las salmoneras. “El pallet de madera cuadriplica su peso con la lluvia y la humedad, se quiebra, le salen hongos, se astillan, entonces como se usan mucho para trasladar el alimento de los salmones se rompían y se desparramaba”, señala Feijoo.
Sin embargo, el impacto que más satisfacción les ha generado a los fundadores de esta empresa que le da una nueva vida al plástico es el de la sustentabilidad. Feijoo subraya que “estamos logrando dejar algo importante. Es clave el cambio climático, la tala de árboles, el uso irracional del agua y estamos impactando en una industria con innovación y soluciones que importen. Estamos trabajando en generar verdadera energía circular desde la empresa que nosotros tenemos hasta esto que tomó vida propia, que es Good Wood”.
Es más, gracias a que en el camino se acercaron al Centro de Negocios de Puerto Varas, el que Feijoo apunta como un soporte clave para el desarrollo de la sustentabilidad y la economía circular, pudieron acercarse a Conaf y en diciembre de 2021 la empresa donó ocho toneladas de madera plástica para que se construyera una pasarela turística de 60 metros en el Parque Nacional Vicente Pérez Rosales, algo inédito en el país.
“Por eso nuestra meta es seguir creciendo, abarcar también otros rubros y seguir generando funcionalidades con esto, que es lo más importante. Hace poco nos ganamos un fondo de Corfo de innovación para poder generar un proyecto con los agricultores y eso nos va a dar otro impulso para otros mercados y otros productos que permitan contribuir a problemas que tienen los ganaderos, los agricultores”, remata.
Este evento, que reunió en el Teatro Municipal de esa ciudad a expositores de distintas soluciones tecnológicas -entre ellos, Kinesix VR, Zeus y Huawei, partners de Claro empresas- fue también el punto de partida para la nueva Corporación de Innovación y Desarrollo Sostenible de la Ciudad Jardín.
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