La inteligencia artificial que busca trabajo para universitarios

Universitarios computador

Creada al alero de la Universidad de los Andes, UWork nació para ayudar a becados a complementar sus entradas económicas. Partió con ocho alumnos y a poco andar eran 200. Hoy ya hay 1.200 estudiantes de distintas instituciones de educación superior que ofrecen sus servicios por hora a 61 entidades entre empresas y pymes. Un sistema automatizado busca al mejor candidato para las ofertas laborales disponibles.


Luciana Núñez tiene 22 años y ya está en la segunda mitad de su carrera, pedagogía básica, en la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación. Igual que les pasa a miles de estudiantes a lo largo de Chile, a Luciana la billetera de alumna universitaria no le llegaba a fin de mes. Necesitaba financiar gastos extra que su familia no podía cubrir. Plata para libros, plata para actividades académicas, plata para actividades recreativas. Algo de plata que fuera propia y extra.

Luciana tuvo suerte. Conocía a una profesional brasileña, también profesora de educación básica y -entre otras cosas- máster en gestión de empresas, llamada Paula Lopes de Oliveira: “Ella me comentó en 2017 de este proyecto en el que reclutaban a estudiantes para trabajar por horas. Lo encontré perfecto. Uno muchas veces no puede cumplir con un trabajo de tiempo completo y ni siquiera part-time. Me servía mucho”.

El proyecto del que Luciana Núñez habla se llama UWork y hace rato que dejó de ser un proyecto. Paula Lopes de Oliveira es su creadora. Se trata de una plataforma automatizada para ofrecer intercambio de servicios. Les da a los universitarios -por ahora de la Región Metropolitana- la posibilidad de ofrecer sus horas libres a empleadores eventuales, o también fijos, que deban cubrir necesidades puntuales, urgencias, tareas específicas o incluso misiones esporádicas.

En este universo virtual hay tres fases clave. Los alumnos se inscriben para ofrecer sus tiempos disponibles y entregan datos sobre su localización, competencias y aptitudes. Los empleadores detallan sus requerimientos. Los algoritmos hacen la búsqueda. Lopes de Oliveira explica que la lógica del sistema es similar a la que tienen aplicaciones como Uber. En ellas, hay un intermediario que favorece un intercambio para solventar una necesidad.

La idea nació al alero de la Universidad de Los Andes, en la Dirección de Alumni, y en el origen se llamaba “Contrata tu Patrulla”. Lopes de Oliveira, quien llegó a ser jefa de proyectos de Inserción Laboral Temprana en esa casa de estudios, empezó a pilotear la propuesta usando un celular y una planilla de Excel en la que sólo había ocho alumnos: “Se fue corriendo la voz y de repente ya teníamos 200″.

Paula Lopes de Oliveira, creadora de UWORK
“Las necesidades de esos estudiantes son infinitas. Los alumnos en áreas de la salud, por ejemplo, requieren muchos implementos. Están siempre necesitando recursos extra”, dice Paula Lopes de Oliveira sobre su inspiración para desarrollar UWORK.

Originalmente, los esfuerzos se orientaron sólo a estudiantes de la UAndes. Pronto se vio que era posible extenderse a otras casas de estudio y a todo tipo de alumnos, no sólo los becados con quienes se inició el programa. El propósito inicial fue ayudar a complementar el apoyo que los becados recibían de la universidad: “Las necesidades de esos estudiantes son infinitas. Los alumnos en áreas de la salud, por ejemplo, requieren muchos implementos. Están siempre necesitando recursos extra”, dice Lopes de Oliveira.

Un elemento clave para un proyecto de este tipo funcione es el perfilamiento de los usuarios. En este caso, el que se hace a los estudiantes que ofrecen sus servicios, para que el algoritmo elija siempre a la persona más apta para cubrir cada puesto de trabajo. Luciana Núñez, por ejemplo, encontró un espacio laboral en plena crisis pandémica en la Clínica de la Universidad de Los Andes.

Allí -cuenta- tomaba la temperatura a las personas al ingresar y movilizaba muestras: “Hacía todo lo que se necesitara y que pudiera hacer un estudiante de cualquier carrera”. Para ella, ésa fue una etapa importante: “Yo, como profesora, estaba muy lejos de pensar en trabajar en un lugar así. Fue una experiencia nueva, me sacó de mi área. No hacíamos nada de gran riesgo, pero estábamos con restricciones. Creo que enriquece mi experiencia como futura profesional”.

La Clínica UAndes es, por cierto, una de las mayores y más antiguas entidades “socias” de UWork. El psicólogo Rodrigo Avendaño es desde hace 12 años su director de Personas y dice: “Nosotros tenemos servicios que no pueden parar, que son 24-7, y debemos hacer frente a los imponderables que nos generan las licencias médicas o en este caso una pandemia”.

Agrega que, en esa etapa, los alumnos que llegaban desde UWork reforzaban zonas no especializadas, pero indispensables, como la recepción a los pacientes. El objetivo era cubrir plazas de personas con licencia médica y aligerar la inesperada carga extra del personal: “Para nosotros sostener actividades administrativas de orientación a pacientes durante ese período era dar continuidad al servicio”.

Haciendo cuentas, calcula que actualmente en un mes cualquiera la clínica puede llegar a contar con más de 3 mil horas de trabajo de personas bajo la modalidad UWork. Muchas de ellas, aunque van rotando de puesto de acuerdo a las necesidades, repiten en la clínica, van conociendo el modelo de trabajo. Eso hace que su inserción sea cada vez más rápida y fácil.

Algunos prestadores, como Clínica Universidad de Los Andes, cuentan con un módulo de toma de muestra al auto.
Durante la pandemia, los servicios de los "Uwokers" fueron muy importantes en la Clínica UAndes: "Reforzaban zonas no especializadas, pero indispensables, como la recepción a los pacientes", cuenta Rodrigo Avendaño, director de Personas.

Uno de los factores que Avendaño destaca es la flexibilidad y la tranquilidad que la plataforma le ofrece. Explica que los “Uworkers” con los que la clínica cuenta son personas altamente calificadas, que tienen disponibilidad para trabajar en horarios no necesariamente tradicionales y que funcionan como un pool de colaboradores que actúa con gran rapidez: “Uno puede atender requerimientos urgentes o incluso apremiantes, sin la necesidad de hacer un proceso más largo como podría ocurrir con otro tipo de servicio”.

Para él, existe un círculo virtuoso e involucra “varios puntos de interés”. Uno es ayudar a alumnos a financiar parte o totalmente sus carreras o los gastos extra que se les van generando. Otro es ofrecerle a la universidad la posibilidad de entregar a sus estudiantes opciones de un trabajo formal en una institución como la clínica UAndes. Y un tercero es que la clínica mantiene asegurada la continuidad en servicio con personas confiables y “bajo el amparo de una figura que permite cumplir la ley laboral y hacer las cosas de manera correcta y ordenada”.

Un modelo al estilo Cornershop

En esta etapa, UWork ofrece sus servicios a grandes instituciones, como la Sofofa o el Banco Santander, pero también a pymes. Son 61 clientes, entre unidades de la propia Universidad de los Andes y empresas externas. Una de ellas es Paulamar, una tienda de ropa que crea sus prendas con patrones cero residuos en Santiago.

Su fundadora, la arquitecta Paula Cortés, cuenta que una amiga le recomendó probar: “Me explicó que los alumnos ocupaban sus ventanitas dentro de la universidad para poder asistir emprendedoras como yo”. Hasta ahora ha contado con el apoyo de dos chicas. Primero fue Antonia, que estudiaba periodismo, y ahora la acompaña Francisca, que es nutrióloga y que cada miércoles en la tarde se dedica al etiquetado de prendas.

Cortés dice que es una labor no especializada, pero fundamental: “Las dos han venido a alivianarme la pega. Era un trabajo delegable, pero no tenía en quién delegarlo. A mí me quitaba un tiempo muy importante. Ahora me puedo enfocar en tareas operativas, como los envíos, que son vitales”.

Paulamar, línea de ropa zero waste
Paulamar, línea de ropa zero waste creada por la arquitecta Paula Cortés, es uno de los emprendimientos que utiliza los servicios de Uwork. "Ahora me puedo enfocar en tareas operativas, como los envíos, que son vitales”, dice su creadora.

Para ella un factor relevante en esta modalidad de colaboración laboral es la relación calidad-precio: “Está bastante dentro del mercado”, dice. Como las otras entidades, Paulamar paga por hora trabajada. Cortés considera a UWork “un partner logístico” y lo explica así: “Yo tengo una necesidad y ellos me la resuelven. Buscan a la persona por mí. Sé que si, por ejemplo, algún día Fran me dice ‘no puedo seguir’, al tiro ellos van a venir con un reemplazante”.

Paula Lopes de Oliveira afirma que en el crecimiento desde el modesto Excel a la gran inteligencia artificial ha sido esencial contar con un soporte tecnológico robusto. A cargo está una empresa estadounidense de software basado en la nube llamada Salesforce. Su foco es la gestión de relaciones con el cliente y el acento -ente otros- figura en la automatización.

Con sede en San Francisco (California), Salesforce fue fundada por el filántropo Marc Benioff, quien desde 2018 también es dueño de la revista Time. Su vicepresidente para Latinoamérica, el ingeniero electrónico peruano Carlos Romero, afirma: “Esta plataforma es como un juego de legos que vas ensamblando para que responda a una necesidad o a un problema que tú quieres resolver. Detrás está el concepto del relacionamiento con personas. En este caso, pueden ser el gerente o gestor de algún equipo y un estudiante de segundo año que necesita tener un espacio de trabajo para ayudarse con los estudios”.

Romero explica que la plataforma usa y vuelve a usar muchas veces la información de los usuarios, quienes pueden ir consultando qué oportunidades van abriéndose para ellos: “Toda la información de la oportunidad laboral y toda la información de la disponibilidad del estudiante están en el sistema y la plataforma ayuda a hacer el match perfecto”.

Paula Lopes de Oliveira cuenta que para llegar a ese “match perfecto” hay detrás horas y horas de códigos en lo que se ha trabajado durante cinco años: “No es menor”, afirma. Y pone un ejemplo en torno a la precisión: “Si en el área de salud alguien pide algo, algún tipo de apoyo, la inteligencia artificial nos permite buscar a los alumnos que tengan ya experiencia o que ya trabajen en el área de salud. Eso perfecciona la búsqueda”. Añade que también aporta la georreferenciación, si una de las necesidades es que “todo se haga muy rápido”.

Como sucedió con tantos otros emprendimientos, la pandemia le permitió a UWork consolidar el modelo. “Hubo mucha posibilidad de trabajar conectados y pudimos hacer muchas pruebas. Fuimos viendo, por la vía del ensayo y el error qué necesitábamos”, explica Lopes de Oliveira.

Datos entregados por la propia plataforma señalan que, desde 2017 hasta ahora, 3.040 estudiantes han realizado algún tipo de trabajo en esta modalidad. Cada uno -se afirma- recibe su pago quincenalmente y en su cuenta bancaria. A los estudiantes les paga UWork y el mínimo es de $3.500 por hora realizada. La tarifa final dependerá, no obstante, de si el horario es hábil o inhábil o de si se necesita a alguien con competencias especiales, como una secretaria bilingüe o alguien que tenga computador propio.

CORNERSHOP (7015051)
“Como pensamos en el mismo esquema de Cabify o Cornershop, es un sistema de trabajo colaborativo. Cobramos sólo un fee por servicio y por el uso de la plataforma. Creemos que eso facilita la vida de las empresas”, cuenta Paula Lopes de Oliveira.

La plataforma -explica Lopes de Oliveira- no tiene costo: “Como pensamos en el mismo esquema de Cabify o Cornershop, es un sistema de trabajo colaborativo. Nosotros cobramos sólo un fee por servicio y por el uso de la plataforma. Creemos que eso facilita la vida de las empresas”. Este año, 1.201 alumnos de la Universidad de los Andes están inscritos y con trabajos asignados. Pero como la expansión es parte de las metas ya hay 202 alumnos que provienen de otras 16 universidades, centros de formación técnica e institutos profesionales.

Una de las metas del año es extender este servicio hacia las personas, con actividades como paseo de mascotas, cuidado de adultos mayores, traslado de documentos y otro tipo de actividades cotidianas y caseras que exijan confiabilidad: “Estamos haciendo un piloto con un grupo”, dice Lopes de Oliveira. Articular ese crecimiento exigirá, de todos modos, mejorar el perfilamiento y los filtros.

Asimismo, se desarrollará la Academia UWork, que implica articular un ranking de satisfacción de clientes y poner así a prueba el estándar del servicio. La idea -dice Lopes de Oliveira- es certificar a los alumnos, entregándoles herramientas transversales que aseguren la formación profesional y la inserción laboral tempranas: “Es como generar un sello que les asegure a los clientes la calidad, que para nosotros es tan importante”.

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