La otra vida de las araucarias

Bonsai 08

Hace tres años se identificó una infección que amenaza la vida de este emblemático árbol del bosque nativo. Aunque nadie sabe qué enfermedad es la que está matando a las araucarias, hoy en un vivero del sur de Chile crecen más de 65 mil plantas que esperan conservar esta especie milenaria.


Pasó en 2016. El color verde de las ramas inferiores de algunas araucarias ya no era verde. Del verde pasaron al café y del café al ocre. De la vida a la muerte. Era la necrosis de las hojas y ramas de algunos árboles. Había pasado en ejemplares de la cordillera de Nahuelbuta. También en varias plantaciones de localidades a lo largo de la cordillera de Los Andes. Era la muerte de las araucarias.

Una enfermedad misteriosa

Lo que comienza con una decoloración intensa de las primeras ramas asciende hasta llegar a las ramas superiores de este árbol. En la mayoría de los casos, la araucaria “infectada” comienza a secarse de a poco. En los peores, esta especie que puede vivir más de mil años, muere. A pesar de que se han examinado muestras de raíces, suelo, ramas, hojas, la causa principal de esta enfermedad que afecta a las araucarias aún no se da podido determinar. Algunos expertos dicen que el problema es un hongo. Otros, que el protagonista es el cambio climático y que serían las altas temperaturas o la falta de precipitaciones. Finalmente, la respuesta a lo que provoca el daño y a veces hasta la muerte de las araucarias es que no hay respuesta. Sea lo que sea, lo que termina secando a este emblemático árbol no discrimina. La enfermedad ha dañado a araucarias de todas las edades, sin importar las condiciones de suelo o clima en donde se encuentran.

Existen 19 especies de araucarias. La más reconocida en Chile, y en Argentina, es la araucaria araucana que alcanza hasta 50 metros de altura. A lo largo del país hay, aproximadamente, 250 mil hectáreas de araucarias. Este árbol es tan emblemático que es una de las especies protegidas en Chile. En 1990 fue declarada monumento nacional. Incluso para cortar o trasladar un ejemplar vivo para fines científicos se requiere de una autorización especial. “Gente del pehuén”. Ese es el significado de la palabra “pehuenche”. El pehuén, que es un fruto de la araucaria araucana, no solo está asociado a prácticas ancestrales de este pueblo originario. También es una de las bases de su dieta tradicional. El valor de las araucarias araucanas que hoy están peligro es tanto natural como patrimonial.

El vivero

Las elegidas fueron 418 ejemplares de esta especie, luego de recorrer toda la distribución de la araucaria en Chile. Durante 2017, expertos del Instituto Forestal y comunidades indígenas recolectaron la semilla de los árboles. Las semillas de esas 418 araucarias llegaron a la comuna de Yumbel, en la región de Biobío. Es en el vivero Carlos Douglas –iniciativa perteneciente a CMPC– donde se trabaja con ellas, luego de que en 2018 la empresa, Instituto Forestal y Conaf firmaran un acuerdo con el objetivo de salvar y conservar la especie. ¿Cómo se “produce” una araucaria? La semilla llega al vivero y ahí comienza la germinación. Todo bajo invernaderos techados, para controlar y proteger el proceso. Se ocupan bandejas plásticas, a las que también se añade corteza de pino compostada, que termina convirtiéndose en materia orgánica. Es allí donde la semilla pasará de semilla a planta. Se coloca en remojo y se espera que germine.

El proceso para que esta “mini araucaria” sea plantada en otro lugar dura alrededor de 18 meses. La planta debe alcanzar, al menos, 20 centímetros de altura para poder ser llevada a terreno. Gracias a los 418 árboles “madre” se están produciendo plantas para, en el futuro, colocarlas en distintos lugares. La prioridad son aquellos donde la araucaria crece naturalmente. Pero, además, están contemplados otros sitios donde el clima les brinde mayores posibilidades de sobrevivencia, considerando el cambio climático y que la distribución de estas especies se trasladaría más al sur. La identificación de estos lugares se realiza en conjunto con la Universidad de Chile. En la producción de estas nuevas araucarias participa CMPC, que anteriormente había trabajado en la recuperación y producción de especies como el roble y el raulí. El Instituto Forestal es el que realiza el trabajo técnico y Conaf ofrece la superficie.

Hoy son 65 mil plantas de araucaria las que se han producido en el vivero Carlos Douglas. El lugar, que tiene 165 hectáreas de superficie, tiene capacidad para producir hasta 100 mil araucarias al año. La idea es que gracias al convenio entre Conaf, el Instituto Forestal y la CMPC, además de trabajar con la araucaria araucana, se puedan salvaguardar otras especies nativas amenazadas.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.

Este evento, que reunió en el Teatro Municipal de esa ciudad a expositores de distintas soluciones tecnológicas -entre ellos, Kinesix VR, Zeus y Huawei, partners de Claro empresas- fue también el punto de partida para la nueva Corporación de Innovación y Desarrollo Sostenible de la Ciudad Jardín.