Las claves para ser un agente de cambio

En la actualidad, la industria en general está pasando por un momento complicado. El estallido social ha sido un punto de inflexión para todos los actores del mundo público y privado. En este escenario, las empresas tenemos un rol clave y debemos apostar por avanzar en el sentido correcto, aportando al bienestar y desarrollo de las personas desde nuestra vereda. Cada rubro es distinto, pero todos tenemos una responsabilidad frente a la gente, sus necesidades, preferencias y condiciones de vida. Y eso es algo que podemos abordar las empresas, tanto de forma interna como externa. Aquí es clave la innovación, en el sentido de buscar formas para aportar de forma positiva a la ciudadanía. He ahí la importancia del propósito de una empresa. Cuando se fundó La Fête Chocolat –hace 13 años– nuestro principal desafío era crear una marca con sentido y propósito definido. Una marca que se destacara por hacer las cosas bien, la búsqueda permanente de la excelencia, con productos, materias primas y atención de primer nivel. Una empresa enfocada en las personas y en la experiencia que genera nuestra oferta. Pero el interés por ser agentes de cambio también debe estar enfocado en el bienestar medioambiental y de las comunidades que forman parte del desarrollo de los productos. Es así como es importante establecer programas de sostenibilidad. Particularmente, para quienes formamos parte de la industria de la chocolatería de alta gama, poder asegurar el pago justo a agricultores; realizar un manejo responsable de fertilizantes y pesticidas; tener certeza de que no exista trabajo infantil detrás de la producción; evitar la deforestación y erosión. Son elementos que suman a la hora de presentarse frente a un cliente, sobre todo en un mercado que es cada vez más competitivo. En la actualidad, los consumidores están dispuestos a elegir una marca por sobre otra, según sus iniciativas en sostenibilidad y compromiso medioambiental. Según la última entrega del Estudio de Reputación Corporativa (ERC) de IPSOS e INC Inteligencia Emocional, realizado durante el periodo del estallido social, por primera vez los chilenos evaluaron el aspecto emocional como un factor clave en la construcción de una organización. Y luego, con una mayor valoración en los aspectos de calidad e innovación, consideraron relevante la dimensión de productos y servicios. Pero la innovación no debe entenderse solamente como avanzar a la digitalización o acelerar los procesos productivos: es cambio. Como bien dice Peter Drucker, "la innovación deliberada y sistemática comienza con el análisis de las fuentes de nuevas oportunidades", y estas pueden surgir a partir de cambios sociales, económicos, demográficos, de percepción, entre otros. Tal vez la situación país en la que estamos pueda ser efectivamente una oportunidad, un espacio para pensar "outside the box" y sorprender a las personas. Porque esa esa es nuestra labor como empresas, intervenir en el mercado para crear valor y cambiarle la vida a la gente, tanto a quienes trabajan con nosotros como a nuestros clientes. En este sentido, el timing es clave: puede que un emprendimiento que no haya funcionado hace años, resulte exitoso en este contexto social, todo depende del producto o servicio, a quién está enfocado y cuál es su propósito. Hoy, la forma en que se elabora un producto, el desarrollo de empaques amigables con el medioambiente y los nuevos procesos de compra, por dar algunos ejemplos, son aspectos que marcan la diferencia a la hora de presentarse en el mercado, y eso es innovación, es pensar en lo que contribuye a mejorar nuestro entorno. Tengo certeza de que al trabajar con ahínco y constancia para ser una empresa diferente, con propósitos claros y dispuesta a innovar, se puede llegar mejor al cliente final y tener una organización en la que todos los que trabajamos en ella, seamos más felices y tengamos más posibilidades de desarrollo y crecimiento en todo ámbito.