Las galletas chilenas que están cambiando la cara de los snacks para perros
En plena pandemia, la empresa nacional The Chilean Pet Kitchen apostó por iniciar la exportación de galletas horneadas con los mismos estándares de los alimentos humanos. Hoy ya está instalada con una sede en Canadá y sus productos se venden en Guatemala, Colombia y Uruguay, entre otros países. Para este trimestre figura en los planes iniciar ventas en México.
El ingeniero comercial Carlos Marchant, gerente general de The Chilean Pet Kitchen, lo cuenta hoy como una anécdota: las maquinarias, que iban a servir para iniciar una producción propia y a gran escala de galletas de exportación para perros, llegaron a Chile desde China en marzo de 2020. Es decir, la emergencia sanitaria mundial a causa del Covid-19 -literalmente- amenazó a las mismas puertas de la empresa.
Esa anécdota, que bien pudo afectar los planes, ya está en archivada en el cajón de los recuerdos. Es, no obstante, parte de la breve historia de un emprendimiento que, para la directora regional de Corfo Metropolitano, Gloria Moya, merece ser destacado: “Este es un proyecto que se materializó el año 2021 y desde el comienzo se desarrolló con una gran capacidad de innovar, en un contexto en el que la innovación no es una cosa obvia”.
Corfo es una de las dos entidades estatales que se han involucrado en la carrera de The Chilean Pet Kitchen por llegar con su línea de snacks horneados, que se llama Human Grade, a otros países. Moya destaca que el apoyo -a través de un fondo- cuajó básicamente porque se encontraron con una propuesta que tenía “un tremendo potencial de internacionalización”.
Lejos de ser un problema, lo cierto es que la pandemia proveyó a esta compañía local de la tormenta perfecta para sus planes exportadores. Porque si en algo -entre tantas otras cosas- cambiamos los seres humanos durante los encierros sanitarios fue en nuestra relación con los animales: “Hay una tendencia global en el uso y tenencia de mascotas. Era un momento propicio para lanzarse”, afirma Moya.
En efecto, indican los expertos, perros y gatos se transformaron en una parte integral y vital para las familias. Una dueña de perro lo define así: “No es mi mascota, sino que es como mi hijo. Vive conmigo, duerme conmigo, sale conmigo y se va de vacaciones conmigo”.
La médico veterinaria Yasna Carrizo trabaja para The Chilean Pet Kitchen y tiene una década de especialización en el rubro de alimentación y nutrición para mascotas. Indica que, en ese ámbito, hoy existe una clara apuesta por la mejor calidad que cada dueño pueda pagar: “He visto en estos años cambiar la relación de los dueños con sus mascotas. Sin duda se realzó en la pandemia, pero era una tendencia que venía desde antes”.
Según ella, hoy la familia se adapta al animal. La mascota entró a la casa y dejó de comer sobras. Añade que los factores de este cambio cultural están relacionados con el valor que los animales aportan: “Son incondicionales y encantadores, en especial los perros. Dan apoyo emocional y en muchos casos vienen a saciar la necesidad de compañía”.
Con estándares de comida humana
Datos de una encuesta realizada por la empresa Cadem el año pasado revelan que 8 de cada 10 chilenos viven al menos con una mascota y que los perros son los preferidos. Carrizo afirma: “Más de la mitad de los hogares en este país tiene perro y algunos tienen más de uno”. Esta encuesta indica que los ítems de alimentación y salud son los que generan más gasto entre las familias.
Otro sondeo, que fue realizado por Euromonitor, muestra que, si bien el consumo en el sector de productos premium o alta calidad aún es pequeño comparado con los de la zona media, entre 2013 y 2018 creció un 221%. En marzo de 2022, indica Cadem, los chilenos gastaban mensualmente 41 mil pesos en la alimentación de sus perros o “perrijos”. En este contexto, las galletas Human Grade, que son producidas en una planta propia en Pudahuel, tienen algo que decir: deben nombre a un concepto que apuesta por la calidad, el “grado humano”.
La AAFCO (Association of American Feed Control Officials), una corporación privada sin fines de lucro estadounidense y un referente mundial en nutrición animal, define los productos “grado humano” como aquellos en que “cada ingrediente y los productos resultantes se almacenan, manipulan, procesan y transportan de manera consistente y conforme con las regulaciones sanitarias para alimentos comestibles para humanos”.
Se trata, explica Carlos Marchant, de productos hechos con ingredientes que se usan en la industria de alimentación para personas y en plantas productivas aptas para elaborar productos para consumo humano. Human Grade, explica Yasna Carrizo, excluye colorantes, preservantes y antioxidantes artificiales e incluye ingredientes locales y naturales: “Se trata de evitar químicos. Que sea una galleta como hecha en la cocina de tu casa”.
El catálogo de galletas Human Grade es amplio y en él surge una serie de palabras que remiten a lo “natural”, como maqui, manzana, arándanos o frutilla. La marca ofrece en este momento dos tipos de snacks libres de grano: los clásicos y los rellenos, que son parecidos a las galletas Oreo. Son esos últimos los que el equipo de The Chilean Pet Kitchen más celebra: “Nosotros los comemos”, dice la veterinaria Yasna Carrizo. Y aunque aclara que la suyas son más duras que las galletas hechas solo para consumo humano, porque están hechas para perros, “igual son exquisitas”.
La confianza que las empresas depositan en productos con estos estándares es tal que marcas como la canadiense Acana, consistentemente elegida entre las mejores del mundo, afirman que sus pellets, hechos con ingredientes como pescados de mares fríos y pollos de corral, pueden ser perfectamente consumidos por los dueños de las mascotas.
En el caso de Human Grade, sus creadores relevan la certificación HACCP-9000 que les entregó el año pasado SGS (Société Générale de Surveillance), una entidad privada de origen suizo. HACCP se traduce como Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) la define como “un abordaje preventivo y sistemático” dirigido a la prevención y control de peligros biológicos, químicos y físicos en el procesamiento industrial de los alimentos. Su propósito es identificar los peligros potenciales para la inocuidad del alimento y las medidas para controlar esos peligros.
Con este foco en su producto, la marca Human Grade ya tiene una sede de distribución propia en Vancouver. Canadá es un país clave para The Chilean Pet Kitchen y allí está instalado uno de los fundadores de la compañía, Carlos Ferruz Klerman. “Canadá es un mercado tremendamente sofisticado en temas de consumo de snacks para perros”, afirma Carlos Marchant.
Desde Chile al mundo
Si todo sale acorde a lo planificado, a fines de este mes Human Grade debería estar ingresando a Amazon Canadá para abastecer ese país y también Estados Unidos. Se sumaría a países como Guatemala, Colombia, Uruguay, Perú, Ecuador y Paraguay. Un siguiente paso, que en principio se daría también este mes, es México.
“Estamos ad portas de salir junto a una cadena muy grande en ese país. Podríamos llegar a 120 tiendas”, añade Marchant. El mercado europeo, en tanto, podría comenzar a desarrollarse durante este primer trimestre y desde Alemania, gracias a contactos hechos en una feria europea.
Operar fuera de Chile desde cero es complejo. De ahí que el contacto con ProChile ha sido clave. Carlos Marchant lo resume así: “Nos acercamos a ellos diciendo que teníamos el sueño de poner un hombre en la luna”. ProChile -o Dirección General de Promoción de Exportaciones de la Cancillería de Chile- maneja una cartera de alrededor de 1.200 empresas a lo largo del país y tiene más de 50 oficinas comerciales en el exterior. Su tarea es promocionar exportaciones locales, linkeando la oferta exportable de las empresas con los mercados apropiados para ellas.
Mariela Díaz, directora de la Macrozona Centro Norte de esa entidad, cuenta que The Chilean Pet Kitchen tomó contacto con ellos en Canadá. Desde allí se coordinó todo -y de inmediato- hacia Santiago: “Tienen un producto muy innovador. En este momento estamos haciendo un trabajo para apoyarlos en la entrada a Brasil, que es un consumidor de alimentos para mascotas principal”.
Marchant explica que, en la operación canadiense, ProChile les proporcionó orientación en lo legal y lo contable, ambos ítems vitales. También los han apoyado, por la vía de los contactos, en el proceso de buscar fuerza de venta. Mariela Díaz destaca el foco “muy claro” que The Chilean Pet Kitchen tenía desde el primer momento: “Hay mucho por hacer, porque es una empresa tremendamente nueva y que ha escalado muy rápido”.
Tanto para ella como para Gloria Moya de Corfo, una de las grandes virtudes es el estándar internacional al que Human Grade aspira. Díaz expresa: “Si te fijas en el packaging y lo ves en un supermercado perfectamente puedes preguntarte si es o no chileno”. Moya complementa: “Sus productos están en perfectas condiciones para competir en los mercados externos”.
Según ella, Chile tiene “la fortuna de tener una muy buena educación” en el desarrollo de productos que puedan competir afuera. En muchos países -agrega- los niveles de exigencia y de estándares tienden a ser muy altos. Emprendimientos locales e innovadores, como NotCo por ejemplo, se instalan “muy de igual a igual” y The Chilean Pet Kitchen -asegura- es uno de ellos.
Todos los productos Human Grade llevan en sus envases la marca país. Eso, dice Carlos Marchant, fue una sugerencia de Corfo y de ProChile que ellos tomaron de inmediato, porque otorga identidad: “Es muy importante hacer desarrollo con producto local. Nosotros tratamos permanentemente de destacar a Chile como una potencia alimentaria”.
Este evento, que reunió en el Teatro Municipal de esa ciudad a expositores de distintas soluciones tecnológicas -entre ellos, Kinesix VR, Zeus y Huawei, partners de Claro empresas- fue también el punto de partida para la nueva Corporación de Innovación y Desarrollo Sostenible de la Ciudad Jardín.
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