Pandemia y revolución tecnológica

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El economista René Cortázar escribe sobre cómo este año de pandemia amplió la brecha digital, entre trabajadores que han podido hacer sus labores de modo remoto y los que obligatoriamente han sido presenciales.


Este año de pandemia ha hecho evidente un cambio que ya estaba ocurriendo en el mundo del trabajo, como consecuencia de la revolución tecnológica. Es así como, durante la pandemia, hemos visto cómo los empleos de mayor calificación, como los trabajos profesionales, se pudieron seguir realizando en forma virtual. Muy distinta fue la realidad de los trabajadores de la construcción o del comercio, o de las ferias, o de los servicios de aseo. Estas personas han tenido que seguir yendo a sus lugares de trabajo. Arriesgando su propia salud. Una situación que se ha repetido en todo el mundo. Pero, como en muchas otras áreas, la pandemia sólo acrecentó procesos que venían de antes. En los últimos años, se ha ido tomando conciencia que la revolución tecnológica, y en particular la digitalización - o sea la entrada en todos los ámbitos de internet-, se transformó en una amenaza para los empleos de menor calificación. Según las perspectivas económicas y de empleo, alrededor de un tercio de las actividades de dichos trabajadores, en el mundo, se podrían automatizar. Algo parecido debiera ocurrir en Chile. Con ello progresivamente habría un excedente de personas que realizan los empleos llamados de baja calificación, respecto de los puestos de trabajo. Sin duda, es una mala noticia para los trabajadores que tienen que laborar con sus manos, de modo presencial. ¿Qué hacer? Solo hay una salida. Más capacitación para que muchos trabajadores manuales pueden encontrar empleos que no requieran de su presencia física. A esto hay que agregar la necesidad que Chile salga del estancamiento económico en que ha estado en los últimos años y se ponga a crecer de nuevo. Así, existirán los empleos necesarios para recibir a esos trabajadores más calificados. Hay un lado bueno de este cambio: con la revolución tecnológica e internet, han ido apareciendo desde hace años nuevas actividades, en comercio y servicios de todo tipo, que han hecho posible el trabajo a la distancia a través de la digitalización. Esta transformación ha ofrecido concretamente posibilidades de empleo a personas que sólo pueden desarrollar actividades a tiempo parcial (mujeres y personas de la tercera edad, principalmente), abriendo oportunidades que no existían para ellos. Es común encontrarse con hombres y mujeres que trabajan algunas horas a la semana, vía internet, tanto en trabajo asalariado como por cuenta propia, principalmente en el comercio y los servicios, llevando un ingreso a su hogar que antes no podían hacerlo. En general, el progreso tecnológico si bien suprime empleos en algunas actividades, lleva a que la mayor productividad aumente el consumo y la producción, y da herramientas nuevas para muchas ocupaciones. El desafío principal es favorecer el ingreso de más personas al mundo del trabajo, y facilitar su traslado desde los antiguos empleos que desaparecen a los nuevos empleos que surgen. En lo concreto, ¿qué medidas se deben tomar? Hay que desarrollar instituciones orientadas a la re-calificación de las personas. Capacitación presencial y virtual. Para jóvenes y adultos. En distintas especialidades. Por otra parte, hay que volver a crecer más rápido, para crear más empleos, de modo de ofrecerles una oportunidad nueva a los trabajadores que los han perdido, en las distintas áreas del empleo.

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Este evento, que reunió en el Teatro Municipal de esa ciudad a expositores de distintas soluciones tecnológicas -entre ellos, Kinesix VR, Zeus y Huawei, partners de Claro empresas- fue también el punto de partida para la nueva Corporación de Innovación y Desarrollo Sostenible de la Ciudad Jardín.