Por qué la educación técnico profesional es clave para la revolución tecnológica en Chile

técnico profesional
La educación técnico profesional demanda una renovación en los currículum, para ajustarse a las necesidades actuales de las industrias.

Valentina Quiroga, gerenta de Desarrollo Humano de Fundación Chile, reflexiona sobre la creciente demanda en ciberseguridad, IA y automatización, lo que exige un currículum adaptado al mercado laboral del futuro. La reconversión laboral y la incorporación de especialidades STEM, dice, se vuelven esenciales para formar a los profesionales que impulsarán la economía digital en el país.


La educación técnico-profesional (ETP) es parte fundamental para el desarrollo económico y social del país. Su relevancia se potencia particularmente en las industrias tecnológicas, donde la demanda de profesionales capacitados en áreas como ciberseguridad, programación, automatización, y en el uso de herramientas como la Inteligencia Artificial (IA), crece de manera exponencial.

A pesar de los avances, el sector enfrenta desafíos clave para actualizar sus currículos y ajustarse rápidamente a los cambios en el mercado laboral. Además, busca cómo ayudar a los potenciales talentos, así como a quienes necesitan reconvertirse dado que sus campos de trabajo lo exigen debido al imparable progreso tecnológico.

Valentina Quiroga, gerenta de Desarrollo Humano de Fundación Chile, afirma que el desarrollo del país pasa por el desarrollo de las personas y, en ese sentido, la ETP está llamada a desempeñar un papel relevante en esta ola transformadora. “Ha jugado un rol siempre importante en el desarrollo del país”, plantea. Para ella, este tipo de formación educativa es clave en la masificación de los empleos del futuro, impulsados por la digitalización, la automatización y la inteligencia artificial.

Fundación Chile
Valentina Quiroga, Gerenta de Desarrollo Humano de Fundación Chile, destaca la necesidad de más vinculación entre el sector público y privado.

Además, la ejecutiva destaca la penetración territorial que tiene este sistema educativo, con más de 300 sedes a lo largo del país, lo que permite una mayor conexión con el mundo del trabajo y con las comunidades locales. No solamente eso, sino que, pensando en las comunidades y zonas más remotas, el talento puede quedarse en esos lugares y traer consigo progreso.

“El nivel de penetración territorial que tiene es un elemento tremendamente importante”, subraya.

Un pilar estratégico

La ETP no solo se ha transformado en una vía alternativa a la formación universitaria, sino también en una herramienta estratégica para el desarrollo de Chile. Quiroga recalca algunas ventajas de este tipo de educación, ya que cuenta con ciclos más cortos y actualizaciones curriculares más rápidas, lo que la hace más ágil y pertinente frente a los desafíos del mercado laboral actual. A pesar de ello, señala que “el desafío es cómo hacemos más pertinente el currículum actual y cómo le damos mayor flexibilidad”.

Este modelo formativo permite a los estudiantes adquirir habilidades específicas en un menor tiempo, con un enfoque práctico que los prepara directamente para el mundo del trabajo.

Quiroga también destaca que la ETP no está diseñada exclusivamente para jóvenes recién egresados de la enseñanza media, sino que atiende también a una población adulta.

“La formación TP tiene una vinculación con el mundo del trabajo más estrecha, y al atender a adultos, es una herramienta clave para la reconversión laboral”, señala. Esta característica otorga una ventaja frente a otros modelos educativos, ya que permite mayor flexibilidad para adaptarse a las demandas del mercado laboral. “Puede además ofrecer trayectorias y cursos técnicos a una población más bien adulta y entregar las herramientas adecuadas”, añade.

Alfabetización Digital
La educación técnico-profesional acoge a parte de la población adulta que busca formarse en las nuevas tecnologías y reconvertirse laboralmente.

En cuanto a la reconversión, no se trata solo de insertar a la población adulta en las nuevas herramientas digitales, sino también de redirigir a aquellos que, habiendo cursado una carrera, optan por un cambio de trayectoria laboral. Así, abogados u odontólogos pueden emprender un camino en programación web en Python, mientras que periodistas o profesores migran hacia la ciberseguridad o el diseño UX/UI.

Junto a Fundación KODEA, Fundación Chile es coejecutora de Talento Digital, una iniciativa de reconversión laboral que invita a profesionales a reorientar su trayectoria hacia el ámbito digital. Para crear los programas y entender las necesidades de la industria, Quiroga explica que “hemos mirado experiencias relativamente similares en otros países e incluso, a veces, estas iniciativas hacen actualizaciones semestrales y le preguntan a la industria tecnológica qué es lo que están demandando”.

Además, bajo una alianza con el Consejo Minero, Fundación Chile realiza el estudio de “Fuerza Laboral”. En Talento Digital llevan a cabo un “pulso de demanda”, que es un estudio anual para identificar qué es lo que se requiere en el corto y mediano plazo. Este esfuerzo también busca proyectar la demanda a 10 años.

Aumento en la demanda

El avance tecnológico ha transformado por completo el panorama laboral en Chile y en el mundo. La IA, la automatización y la ciberseguridad han generado una necesidad urgente de nuevos perfiles profesionales, especialmente en áreas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas). Según un informe del Foro Económico Mundial, para 2025 se crearán 97 millones de empleos vinculados a la adopción de nuevas tecnologías, incluida la IA.

En Chile, esta tendencia es evidente en la creciente demanda de desarrolladores de software, especialistas en datos y profesionales en ciberseguridad, sectores que ya experimentan un déficit. En el caso de la ciberseguridad, se estima que el país necesitará cubrir una brecha de 28 mil profesionales para el año 2033. Además, Quiroga señala que en Chile “un 37% de los empleos se verían afectados por la IA generativa y el 3% podría ser automatizado”, lo que hace urgente la adaptación a estas herramientas.

Ciberseguridad
Ciberseguridad es una de las áreas más cotizadas y que requiere de mayor fuerza laboral capacitada.

Uno de los grandes retos de la ETP es la actualización de sus currículos para alinearse con las necesidades del mercado laboral. En muchas ocasiones, las carreras técnico-profesionales tardan tres años en actualizarse, lo que resulta insuficiente para enfrentar los rápidos cambios tecnológicos y las nuevas demandas de habilidades.

“Las habilidades STEM son cada vez más demandadas, con trayectorias donde los datos muestran que hay mejores probabilidades de tener rentas más altas y un mayor grado de estabilidad en la empleabilidad”, asegura Quiroga.

“La alta rotación de docentes, el déficit de dotación y la falta de formación en nuevas competencias atentan fuertemente contra la calidad de la formación de las y los jóvenes”, menciona respecto a otros desafíos que enfrenta la ETP. Otro reto clave es la velocidad a la que cambian los empleos debido a la automatización. Muchas carreras que antes parecían seguras, hoy están quedando obsoletas debido a la IA y la automatización, lo que obliga a repensar constantemente los currículos.

A pesar de estos desafíos, la ETP ha mostrado avances importantes en la incorporación de especialidades STEM en sus programas. Actualmente, Quiroga afirma que “el 40% de los estudiantes de la educación técnico-profesional elige una especialidad STEM”, lo que refleja una tendencia hacia carreras con alta proyección de empleabilidad y mejores salarios, en comparación con el 31% de 2007. Estas especialidades incluyen áreas como construcción, metalmecánica, electricidad y tecnología.

Sin embargo, persiste el desafío de género, ya que, como indica Quiroga, “en las especialidades STEM, cerca del 80% de los estudiantes son varones”.

Colaboración público-privada

Para que la ETP pueda cumplir con su rol estratégico en el desarrollo de las industrias tecnológicas, es fundamental estrechar la colaboración entre el sector público y privado. Quiroga subraya la necesidad de una “vinculación radical entre el mundo formativo y el productivo”.

“Si bien las instituciones de formación TP hacen esfuerzos en fortalecer y repensar la vinculación formación-trabajo, y hay iniciativas potentes en varias de ellas, en una mirada de comparación internacional, Chile aún tiene enormes desafíos donde no hemos logrado construir un acuerdo social respecto a lo estratégico de esta vinculación: qué tan radical debe ser y qué mecanismos o incentivos debemos generar para que esto ocurra”, afirma Valentina Quiroga.

En países desarrollados, las empresas no solo demandan habilidades, sino que también colaboran activamente en la formación de los profesionales que requieren. En Chile, algunas iniciativas, como la formación dual en ciertos liceos técnico-profesionales, han mostrado resultados prometedores, pero aún se necesita más institucionalización y escalabilidad para ampliar su impacto.

El panorama es claro: la educación técnico-profesional cumple actualmente un rol central en el desarrollo de las industrias tecnológicas y en la transformación digital de Chile. No obstante, para lograr su máximo potencial, es esencial que el sistema educativo acelere sus procesos de actualización curricular, incorpore de manera efectiva las nuevas tecnologías y fortalezca sus vínculos con el sector productivo.

El futuro de Chile está ligado al desarrollo de su capital humano. Con su flexibilidad y cercanía con el mundo del trabajo, la ETP tiene el potencial de convertirse en un motor clave de ese desarrollo. Sin embargo, será necesario un esfuerzo conjunto entre el Estado, las empresas y las instituciones educativas para garantizar que la formación técnico-profesional esté a la altura de los desafíos que presenta el siglo XXI.

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