La reconversión de las startups orientadas al negocio inmobiliario

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Ha sido una de las áreas más golpeadas durante la pandemia y como el trabajo presencial es fundamental, por varios meses detuvieron gran parte de su actividad. Sin embargo, dos startup chilenas se las ingeniaron para continuar sus operaciones y funcionar en base a la digitalización de procesos.


Encontrar un nuevo hogar generalmente es complejo. Pero cuando la pandemia impide que las construcciones e inmobiliarias puedan actuar con normalidad, lo es aún más. OpenCasa e Ipsum son dos startups chilenas que, gracias a su temprana digitalización, han podido operar pese a las restricciones propias de la emergencia sanitaria. Aunque desde ambas manifiestan que en un primero momento la industria se paralizó y muy pocos eran los que construían o vendían, la situación ha repuntado durante los últimos meses, desde que las restricciones disminuyeron.

Vender un departamento puede sonar como un proceso engorroso. El papeleo con el corredor, recibir visitas y esperar a que se cumplan los plazos puede ser agobiante. El proceso podría tomar incluso meses en tiempos normales, y en pandemia es aún peor. Simplificar este proceso es la meta de la startup OpenCasa. Por su parte, la empresa Ipsum se ha propuesto reemplazar las viejas soluciones que usan las constructoras para levantar edificios, casas, galpones industriales, strip centers y túneles, tales como Excel o Microsoft Project, con un software especialmente diseñado para planificar proyectos de principio a fin.

Ambas startups tienen en común que son chilenas, no tienen más de cinco años y desde un principio han digitalizado sus procesos operacionales, para poder trabajar sin oficinas, en distintos países y sin la necesidad de moverse y reunirse. Aunque ambas nacieron de forma digital, la pandemia ha representado un desafío para aprovechar al máximo las herramientas que las digitalización les ofrece.

Aunque la demanda de propiedades entre marzo y julio estuvo paralizada a nivel nacional, el ingeniero civil industrial Álvaro Chávez, fundador de OpenCasa, asegura que desde agosto les ha ido bien. Durante la pandemia incluso pudieron comprar 10 propiedades más y lograron venderlas todas.

La empresa, fundada en 2018, tiene el objetivo de simplificar y acelerar el proceso de compraventa de departamentos. Se basa en la estrategia del instant buyer, que permite que una persona que quiera vender su propiedad ingrese los datos al sitio web de OpenCasa (opencasa.com) y pueda contar con una tasación inicial con precisión bancaria en menos de 30 segundos.

La plataforma permite coordinar la visita de un inspector certificado que revisa la propiedad y durante ese mismo día se puede firmar la promesa de compraventa. “Compramos propiedades lo más rápido posible, de forma simple, rápida y segura en el mercado, pagando al contado”, cuenta el fundador de OpenCasa. Según Chávez, el proceso hipotecario de la forma tradicional podría tomar entre seis y nueve meses. A través de OpenCasa, en 30 días ya se puede firmar la escritura de venta.

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Álvaro Chávez, cofundador de OpenCasa.

Gracias a que la empresa fue digital desde un comienzo, dejar las oficinas y trabajar desde la casa no ha sido complejo. Los procesos de transacciones siempre se han podido hacer de forma digital, mientras que los estudios de título se hacen con documentos escaneados. Chávez argumenta que han podido continuar con las ventas durante la pandemia debido a que los departamentos con que trabaja son de bajo costo -menores a 4.000 UF en general- y se procura que estén bien mantenidos.

Aunque la empresa fue digital desde un comienzo, durante la pandemia debió innovar para continuar con las inspecciones en los departamentos. “Antes todas las propiedades las visitábamos de forma física, para revisarlas antes de comprar. Hoy en día revisamos todas las propiedades primero con una visita virtual, donde se revisa y se conversa. Si se llega a algún acuerdo de precio y cerramos la compraventa, sí hacemos la visita física”. A través de una videollamada, el mismo inspector revisa todo, pide fotos y que muestren zonas específicas del departamento.

A pesar de los avances digitales de OpenCasa, aún deben realizar ciertos trámites de forma manual por temas regulatorios, como la firma de la escritura, que debe hacerse en notaría. Según Chávez, los conservadores de bienes raíces, aunque hay excepciones, están atrasados en ámbitos tecnológicos. OpenCasa ha tenido dificultades para trabajar con el conservador de San Miguel. “Su falta de tecnología ha hecho que las operaciones puedan tardar meses. Yo tengo operaciones que llevan más de seis meses metidas en el conservador y no avanzan, lo que hace que la gente no pueda recibir sus propiedades”, afirma. En comparación, por ejemplo, cuando trabajan con el conservador de Santiago, tienen las escrituras listas en 10 días.

Un factor que Chávez considera que se debe trabajar para avanzar en la digitalización de la industria inmobiliaria es la escritura pública con firma digital, pues haría más fácil operar durante la pandemia. “Como puedes firmar un contrato de arriendo con firma digital, se debería poder firmar las escrituras públicas. Eso haría que el proceso sea mucho más fluido”, dice. Hoy la escritura pública nace en un Word, pero después se imprime, se firma a mano y se vuelve a digitalizar.

Planificar de forma digital

Con el propósito de reducir el desorden de documentos que existen en las constructoras, en 2015 se fundó Ipsum, startup ganadora de un fondo de 60 millones de pesos en Corfo que permite controlar el desarrollo de una obra de forma digital en una misma plataforma y de forma ordenada. “En las construcciones es común tener un montón de documentos digitales desordenados, lo que genera que la empresa no tenga data corporativa”, cuenta el ingeniero comercial Franco Giaquinto, fundador de la startup.

La empresa emplea ProPlanner, una suite de soluciones que funciona a través de una app, y que permite optimizar el proceso de planificación, programación y control de una obra, como también la verificación del proyecto, la gestión de documentos, el check-in de calidad y las minutas de la obra.

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El equipo tras Ipsum.

Al igual que la venta de departamentos, durante la pandemia la industria de la construcción también ha sido duramente golpeada. “Ha estado malísimo. En casi toda Latinoamérica, que es nuestro mercado, estuvo parada desde abril prácticamente. En Chile la gran mayoría de las obras estaban congeladas y recién ahora, en septiembre, se viene una etapa de reactivación”, sostiene Giaquinto. Actualmente, con la industria de la construcción reactivada, trabajan con alrededor de 50 empresas y 150 proyectos.

En Ipsum trabajan con Zoom desde hace tres años, por lo que la pandemia no los obligó a transformarse mayormente. “Siempre fuimos full digitales, entonces estuvimos listos en caso de tener que cerrar las oficinas o si mutaba la ubicación del equipo”, asegura Giaquinto. Gran parte del equipo de Ipsum vive en Chile, pero también tienen oficinas en Estados Unidos, en donde Franco Giaquinto vive. Desde antes de la pandemia, Ipsum tenían clientes en 12 países.

Como estaban tan bien adaptados a funcionar de forma digital, las restricciones propias de la pandemia facilitaron algunos aspectos, como la eficiencia del proceso comercial a nivel de poder tener más reuniones en un día o no desperdiciar tiempo en viajes. Sin embargo, debieron adaptar el soporte a los clientes a un formato remoto, pues estaban acostumbrados a subirse a una camioneta, visitar las obras y hacerlo de forma presencial.

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