Columna de Rocío Fonseca: Innovación en tiempos de cambio

En el último tiempo hemos vivido más de lo que hubiéramos podido imaginar. Hemos vivido conflictos sociales, políticos, económicos y ambientales, pero también hemos despertado más de un día impulsados por una motivación que nos lleva a pensar que es posible crear y re-diseñarlo todo. Mirando el vaso medio lleno, cada vez vemos más personas, grandes empresas y pymes generando sinergias y valor agregado de manera conjunta. Sólo el año pasado, el 76% de las pymes que entraron a InnovaChile fueron nuevas beneficiarias del sistema. Frente a eso, las ayudamos para que crearan nuevos productos o servicios a través de la colaboración. Está forma de innovar la estamos viendo más seguido y en todo el país.  Por ejemplo, es admirable como Cabify se asoció con los taxistas, un tipo de relación que era impensable hace un año y en donde hoy también se sumaron Didi, Beat y Uber. ¿Volverán atrás después de la crisis sanitaria? Este es un ejemplo de cambio de paradigma que nos permite construir nuevas realidades. Las crisis gatillan pensar diferente y con ello nos damos cuenta que las respuestas o las formas de trabajo que dábamos por sentado ya no funcionan. Por eso no es de sorprender que grandes innovaciones hayan nacido durante períodos de cambio. Un ejemplo sencillo que está en nuestra vida cotidiana es el de los alimentos enlatados, que nacen por la necesidad generada en época de guerra y la vida en barco, de contar con comida por largos periodos de tiempo. Esta necesidad llevó al gobierno Francés a llamar a un concurso para buscar soluciones al problema. Así es como Nicolas-François Appert, en 1795, crea un método que deriva en el enlatado. Esta gran revolución alimentaria nació por una necesidad resuelta de manera colaborativa entre el Estado y el sector privado. En tiempos de crisis, la capacidad de innovación es la ventaja competitiva que permite sobrevivir. Estamos aprendiendo a que el cambio es una oportunidad y que las ideas son el motor para vivir, evolucionar y crear nuevos caminos. Hoy es destacable el empuje que muchas pymes han sacado a relucir. Aquí se han visto marcadamente tres estilos de innovación: innovar para sobrevivir, innovar para reconvertirse e innovar para dinamizarse. La primera tiene relación con cómo las pymes se las ingenian para hacer sobrevivir su negocio, parar la olla y apagar el incendio. La segunda está relacionada con cómo mantener competitiva la empresa siendo capaces de reconvertirse para generar valor agregado. Y finalmente la tercera hace referencia a aquellos a los que ya le está yendo bien (porque hay empresas que les ha ido bien en crisis) les vaya mucho mejor, hagan crecer su negocio y generen más empleo. Un ejemplo de innovar para sobrevivir son las pymes que trabajan en conjunto para generar ahorros, como lo hace un restaurante que se asocia con otros para usar una sola cocina y minimizar gastos en arriendo, luz, agua, como para también vender multiproductos utilizando un canal de ventas digital.  Para el caso de reconversión, una muestra es aquella empresa científica que pasó de hacer kits de ensayos para niños en el colegio a crear kits de detección de Covid-19. En CORFO estamos trabajando de manera colaborativa y de forma paralela en hacer frente a las cuatro olas que afectan nuestro presente y futuro: crisis social, sanitaria, económica y cambio climático. No podemos trabajar solo en una, debemos trabajar estos múltiples desafíos al mismo tiempo y en equipo. Somos conscientes de la complejidad y sabemos que la innovación es la mejor herramienta para reactivar y dinamizar a Chile. Hoy ya estamos viendo cómo desaparecen actores que no pueden reinventarse y mantenerse vigentes, pero también vemos que hay múltiples organizaciones que se están adaptando a las necesidades actuales y más allá aún, no solo sobreviviendo sino que saliendo fortalecidos. En este periodo hay un espacio gigante para apoyar la innovación y sumarse al desafío. Juntos podemos contribuir con herramientas que permitan generar capacidades, potenciar el talento y crear redes de colaboración. Si bien hoy no lo estamos pasando bien, tenemos una oportunidad única y la tenemos que aprovechar. Cambiemos juntos las reglas del juego y potenciemos de manera sostenible la productividad y competitividad de Chile. Si no podemos creer que tras todo esto saldremos fortalecidos, nadie más lo hará por nosotros. La clave es atreverse a hacer las cosas de manera diferente para generar resultados que nunca antes habríamos podido lograr. Entre todos podemos ayudar a reactivar nuestro país.