El desafío de la sostenibilidad y la responsabilidad corporativa
La historia muestra un lento, pero constante avance, hacia un comportamiento más responsable en términos ambientales y sociales, impulsado por una mezcla de factores como la presión asociada a una mayor regulación o medidas fiscales; una oportunidad comercial y, finalmente, el liderazgo empresarial.
En 1962, Rachel Carson publicó su revolucionario libro "Primavera silenciosa", donde advertía acerca de los efectos negativos en los sistemas naturales derivados del uso de pesticidas. Fue esta obra la que inició el movimiento medioambientalista contemporáneo. Lo cierto es que cada nueva investigación revela más pruebas del impacto que han tenido éstos en el mundo natural. En los hechos, la evidencia disponible para quienes toman las decisiones confirma la hipótesis general de que la salud y la resiliencia de todos los sistemas naturales han sido degradados por el impacto del ser humano. Si bien en los últimos años se han introducido diferentes regulaciones medioambientales, éstas no han logrado revertir la tendencia global que continúa avanzando, lamentablemente, en la dirección adversa. Ahora bien, los datos sobre diferentes irregularidades climáticas en todo el mundo han finalmente fijado el cambio climático en la mente de la mayoría de las personas, como una realidad presente en lugar de una posibilidad futura. ¿Cuál ha sido la respuesta de la comunidad empresarial a estos temas? Varios estudios académicos han realizado un seguimiento de los esfuerzos de varias empresas a nivel individuales, y de la comunidad empresarial en su conjunto, durante los últimos 50 años. La historia muestra un lento, pero constante avance, hacia un comportamiento más responsable en términos ambientales y sociales, impulsado por una mezcla de factores externos tales como: la presión asociada a una mayor regulación o medidas fiscales; una oportunidad comercial, en respuesta a las diferentes demandas del mercado; y, finalmente, el liderazgo empresarial. Actualmente, la mayoría de las empresas líderes en el mundo informan de alguna manera acerca de sus responsabilidades sociales, medio-ambientales y éticas. Muchas de ellas, han ido más allá del cumplimiento mínimo exigido por la regulación al trabajar junto a otros actores de la sociedad en la búsqueda de reducir su huella medioambiental y en las comunidades locales. De esta búsqueda de colaboración han nacido acuerdos con ONGs y diversas agencias multilaterales. Finalmente, los resultados de las encuestas a los líderes de negocios dejan en evidencia la necesidad y la urgencia de que sean las empresas mismas quienes busquen soluciones a estos problemas. Un marco que puede ayudar a conceptualizar el desarrollo sostenible es el modelo conocido como "Five Capital Model", que busca alinear nuestra comprensión del estado del planeta y su gente con algunos de los principios básicos del capitalismo, definiendo la sostenibilidad en términos de una capacidad colectiva para mantener y mejorar las reservas de productos naturales, sociales, humanos, capital manufacturado y capital financiero. En términos de este modelo, la crisis de sostenibilidad surge como consecuencia de consumir las reservas de productos naturales, humanos y de capital social de manera más rápida de lo que éstas se producen. A menos que la tasa de consumo se controle de manera efectiva, las existencias vitales no podrán sostenerse a largo plazo. Por esto mismo, las empresas deben identificar e implementar prácticas que aumenten las existencias de este tipo de activos. Los cinco tipos de capital que necesitamos para mejorar la calidad de nuestras vidas son: el capital natural (que se refiere a los recursos naturales y procesos que producen y entregan bienes y servicios); el capital humano (que consiste en salud, conocimiento, habilidades, motivación y capacidad para relacionarse); el capital social (que concierne a las instituciones que nos ayudan a mantener y desarrollar el capital humano en asociación con otros); el capital manufacturero (que comprende bienes materiales, activos fijos que contribuyen al proceso de producción ola prestación de servicios) y finalmente el capital financiero, que juega un papel fundamental en nuestra economía. El "resultado final único o single bottom line" de las empresas, corresponde al capital financiero. Es por esto que en los últimos años hemos visto un tránsito hacia la medición de triple impacto de las empresas. Actualmente, no existen estándares universales para la presentación de informes comerciales ambientales y el análisis de impacto.Pero existen una serie de iniciativas en marcha para fomentar una mayor transparencia y brindar orientación, como por ejemplo: El Pacto Mundial de las Naciones Unidas, que promueve la adopción de un enfoque preventivo ante los desafíos ambientales, alienta a las empresas a promover activamente la responsabilidad medio-ambiental y está impulsando el desarrollo y la adopción de tecnologías respetuosas con el medio ambiente. También la Iniciativa de Reporte Global ha elaborado directrices para los informes de sostenibilidad y cuenta con 30 indicadores ambientales centrándose en energía, biodiversidad y las emisiones; el Carbon Disclosure Project también busca reducir el impacto ambiental negativo; y el programa Liderazgo en Energía y Diseño Ambiental, ofrece certificación para el desarrollo y funcionamiento de edificios más amigables con el medio ambiente. Lo cierto es que la mega investigación en materia de ESG elaborada por Friede, Busch y Bassen, que revisó los resultados de más de 2.200 estudios durante los años 1970– 2014, deja claro que la mayor parte del tiempo, el desempeño financiero corporativo está vinculado positivamente con factores ESG, tanto individualmente como tomados en conjunto. Estos autores dejan claro que "los resultados muestran que el caso de negocio para la inversión ESG está empíricamente muy bien fundamentado" y agregan que "aproximadamente el 90% de los estudios encuentran una relación ESG-DFC (desempeño financiero corporativo) no negativa. Más importante aún, la gran mayoría de los estudios reporta hallazgos positivos".
Este evento, que reunió en el Teatro Municipal de esa ciudad a expositores de distintas soluciones tecnológicas -entre ellos, Kinesix VR, Zeus y Huawei, partners de Claro empresas- fue también el punto de partida para la nueva Corporación de Innovación y Desarrollo Sostenible de la Ciudad Jardín.
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