Historias de terapias online a un año de la pandemia

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ILUSTRACIÓN: CÉSAR MEJÍAS.

En Chile, el 47% de las personas dice que su salud mental ha empeorado durante la pandemia, especialmente entre los más jóvenes. A un año desde el inicio de la crisis sanitaria por el coronavirus, tres estudiantes universitarios comparten sus experiencias con la terapia online, desde su dificultad para conectar a través de la pantalla, como los beneficios prácticos de las sesiones.


A los 17 años, Nicolás Sánchez (24) sufrió una crisis de pánico que lo llevó a tomar la decisión de buscar asistencia de salud mental. Le diagnosticaron un trastorno del ánimo, que lleva tratándose cerca de seis años con el apoyo de un psicólogo y una psiquiatra. “La confianza que tenía construida desde el colegio, debido al diagnóstico médico, se vio dañada. Por eso me tomó más tiempo del necesario elegir una carrera, por ejemplo. No estaba seguro de mis capacidades, de lo que podía hacer y no podía hacer, lo que me llevó tomarme un año y medio para trabajar, para capacitarme y prepararme para la PSU”, explica. Vive con sus papás y cuatro de sus hermanos -son seis en total- en la comuna de Graneros, en la VI región, donde pasó la cuarentena durante 2020. En un año normal, él estaría preparándose para viajar a Santiago por estos días marzo, donde realiza sus estudios universitarios. Sin embargo, desde su institución le informaron que el nuevo semestre será completamente en línea. “La pandemia me afectó, pues el año pasado tuve el objetivo de conocer a más gente, porque congelé un semestre de mi carrera. Lo segundo sería con mi familia, porque igual es estresante tratar con mis hermanos chicos todos los días”, reconoce. Nicolás Sánchez dice que desde el inicio de la pandemia comenzó a tener sesiones online con la misma psiquiatra que veía de forma presencial, que se le asignó a través del sistema GES y atiende en Rancagua. Sin embargo, debido a un cambio de objetivos en su tratamiento, comenzó a ver a una nueva psicóloga que vive en Santiago, y que hasta la fecha no ha podido conocer presencialmente. “Pienso que uno de los pros es claramente lo práctico, tener esa accesibilidad. Pero los contras diría que son que los psicólogos tienen un trato muy cercano. A esta psicóloga no la conozco físicamente, así es que no he tenido esa conexión persona a persona con ella”, explica el estudiante. Pese a esto, siente que, específicamente para los objetivos que él quiere lograr, ha logrado avanzar con su psicóloga, y prefiere seguir con el tratamiento online que no tratarse. “Me gusta el trabajo que estamos haciendo. Aunque sea un trabajo nuevo, determinado un poco por la pandemia y el estrés, sigue siendo un tratamiento que no tenía y que gracias a la modalidad online he podido tener”, cuenta.

Salud mental frágil

El distanciamiento, el encierro y la crisis económica son factores que han repercutido directamente en el estado de ánimo de las personas. Según el sexto informe del proyecto

: “Incertidumbre económica y crisis del estado de ánimo al vivir en pandemia”, desarrollado por la Universidad de Chile y que contó con la participación de dos mil personas, un 47% de los encuestados dijo que su bienestar o salud mental ha empeorado durante la crisis sanitaria, especialmente entre los más jóvenes, con un 49% entre las personas de 20 y 29 años. “La fragilidad e incertidumbre económicas repercuten en el estado de ánimo de las personas y dificulta una recuperación del bienestar mental. Esto no es novedoso, pues vemos que alrededor del mundo, la pandemia ha impuesto una carga importante a la salud mental de las personas”, concluye el informe. Un estudio

realizado por la misma institución y publicado en septiembre del año pasado, apuntó que las personas que trabajan desde la casa están significativamente más afectadas en su estado de ánimo que quienes asisten de forma presencial, y un 60% de los estudiantes entrevistados declaró estar "muy estresados" por estudiar desde la casa.

Un estudio arrojó que el 60% de los estudiantes declaró estar "muy estresados" por estudiar desde la casa.

Con un aumento del desánimo y la incapacidad de asistir a terapia de forma presencial, el formato a distancia surgió como una alternativa obligada que, según el psicólogo y fundador de la plataforma de terapia online

, Simón Michel (33), es un método exitoso en otros países. “En Chile es relativamente nuevo, pero por ejemplo en el norte de Estados Unidos hay compañías gigantescas como Better Help. En Londres también la terapia online está desde 2014”, ataja. Michel informa que, entre marzo y abril del año pasado, Terapi tuvo un incremento del 600% de sus usuarios, realizando más de 10 mil consultas durante 2020. “Las personas se mantienen más tiempo en terapia, y por otro lado la literatura también muestra que es más fácil ser más sistemático en la terapia, porque no tienes que moverte tres horas para llegar a hablar con alguien”, resume. No obstante, aclara que no es un método efectivo para todos los casos, especialmente en los niños muy pequeños o en los trastornos psiquiátricos más severos, como la esquizofrenia o la demencia senil. “La terapia online se vuelve mucho más efectiva en los trastornos ansiosos, depresivos, de estrés, también en el desarrollo personal, que también en el último trimestre del año pasado dictamos muchas de esas consultas”, dice Michel.

Terapias online: pro y contras

Para América Sánchez (22) fue difícil reemplazar la experiencia de la presencialidad con la terapia a distancia. Actualmente vive en Santiago con su hijo de dos años, y divide su tiempo en su cuidado, los estudios universitarios y su trabajo como voluntaria en la ONG La Comunidad de la Leche. Explica que, antes del nacimiento de su hijo, por motivos personales, decidió asistir a sesiones con una psicóloga, las que terminó durante su primer año de universidad. “Retomé porque efectivamente el encierro afecta la salud mental de muchas personas, especialmente a las madres, sobre todo con los conflictos tan machistas que se viven en pareja de familias heteronormadas. Viví una violencia un poco desatada por el incremento de posibilidades que trae la pandemia, con la convivencia constante, a nivel inhumano diría yo, al menos al principio. A raíz de ese motivo empecé con una psicóloga online, al igual que el papá de mi bebé”, cuenta América. Respecto a las sesiones, la estudiante explica que para ella es distinto conversar a través de una pantalla que estar en la misma habitación con una persona, donde, a su juicio, el lenguaje no verbal y la mirada también forman parte de la comunicación. “Si es por hablar y llegar a la conclusión, la teoría va a poder ser efectiva a través de cualquier plataforma”, afirma. “No se compara a estar físicamente, pero prefiero tenerlas. De que cumplo objetivos, los cumplo”, agrega.

"No se compara a estar físicamente (presente en una consulta), pero prefiero tenerlas. De que cumplo objetivos, los cumplo", dice una estudiante que ha estado en el último año con terapia online.

Karla González (22) se suma a la opinión de América Sánchez, y dice que para ella es difícil mostrarse vulnerable a través de una pantalla. Estudia psicología en la Universidad Adolfo Ibáñez y desde los 14 años asiste a terapia para tratarse la ansiedad y una depresión mayor. Explica que para ella siempre ha sido difícil ser constante con sus terapeutas, especialmente debido al trabajo de su papá, que la llevó a mudarse a Polonia a los diez años, donde no hablaba el idioma y le fue difícil encontrar un psicólogo que la entendiera: “Psiquiatra siempre tuve la misma, en Chile. Me miró desde que era muy chiquitita. Así que cada vez que regresábamos a Chile me llevaban a una cita con ella”. Regresó a Chile en 2017, donde suspendió su tratamiento por un tiempo. “Hace como siete meses retomé y cambié totalmente de psiquiatra y psicólogo, porque quería empezar de nuevo. Las conocí a ambas por formato Zoom. Igual ha sido súper difícil y la verdad no he podido ser completamente sincera con ninguna de las dos, porque me genera mucha incomodidad, siento que tengo una barrera”, expresa. Karla González explica que una de las principales dificultades al momento de hablar con sus terapeutas es realizar las sesiones desde su casa, pues lo considera un espacio hostil, e incluso decidió irse un par de meses, en los que vivió con su pareja. “En la casa de mi pololo me acostumbré más a la modalidad online, y sentí que igual era cómodo poder despertarse más tarde para las clases universitarias, o también no tener que movilizarme tanto para la terapia. Antes, cuando tenía terapia en persona, tenía que aplazarla como una hora y media después de mi última clase porque igual es un pique”, dice.

Desconfinamiento y terapia híbrida

Belén López (34), psicóloga del centro

, cuenta que la pandemia ha sido un desafío para los terapeutas, y a la vez ha ayudado a desarrollar nuevas estrategias y generar focos distintos. Por ejemplo, dice que ahora realiza énfasis en áreas específicas de la corporalidad de los pacientes, como el tono de voz o la expresión visual. “Al principio puede ser un poco distinto, pero también tiene que ver con la medida en que uno va trabajando más.  Fueron meses de trabajar en esa misma modalidad y eso te va entregando más herramientas como psicólogo y terapeuta en términos generales”, señala. Cuenta que uno de los grandes beneficios de la terapia a distancia es el poder atender a personas de región o incluso personas del extranjero, permitiendo así una mayor accesibilidad a los tratamientos. “Hay gente que en periodos de vacaciones siguió acudiendo a sesiones de terapia, cosa que no pasaba hace un año”, acota. Con el desconfinamiento y la llegada de las vacunas, surge la duda de la modalidad en la que se continuarán las terapias. López explica que, desde Lazos y Nexos, han vuelto a abrir las puertas de manera presencial en su centro ubicado en la comuna de Providencia, aunque no todos los pacientes quieren volver completamente a lo presencial. “Hay quienes se mantuvieron en línea, y otros que optaron por la modalidad mixta”, dice.

Con el desconfinamiento, algunas terapias online pasaron a la modalidad mixta: virtual y presencial. Pero algunos apuntan a que la alternativa remota es algo que llegó para quedarse.

Para Karla González, la modalidad mixta o híbrida, donde existe la posibilidad de asistir algunos días de manera presencial a la consulta y otros de forma online, es una alternativa que le gustaría probar en el futuro. “Definitivamente regresaría a lo presencial, pero puede ser que una sesión por medio, que se vaya intercalando. O cuando sea menos conveniente, como en etapa de exámenes, donde me cuesta demasiado moverme y me quita mucho tiempo”, ejemplifica. Nicolás Sánchez también cree que la modalidad mixta sería una buena idea incluso pasada la pandemia, pues siente que de esa manera podría conocer a su psicóloga de forma presencial y además ahorrarse grandes distancias de viaje. “Si conozco a un psicólogo por un par de meses, ya no tendría problemas para comunicarme con él o ella de forma online. Por ejemplo, con mi psicólogo de hace seis años he tenido sesiones online y no me genera ningún problema, porque ya lo conozco”, concluye. Simón Michel, en cambio, cree que la terapia online es algo que llegó para quedarse. Informa que desde Terapi han visto resultados positivos en las consultas, y sus usuarios han seguido creciendo en enero y febrero, incluso con los desconfinamientos. “Al principio la adaptación fue compleja, pero la práctica y experiencia de la red muestra lo contrario. Incluso para los terapeutas resulta más funcional por el tema de los recursos tecnológicos, la comodidad y el espacio te garantiza”, dice el psicólogo.

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